La tierra es el tercer planeta de nuestro sistema solar y gira alrededor del sol. El sol es una estrella perteneciente a la galaxia vía láctea y gira alrededor del núcleo junto a otras miles de millones de estrellas. Nuestra galaxia es una de las miles de millones de galaxias que pueblan el universo.

Este universo surgió hace unos quince mil millones de años mientras que nuestro sistema solar (incluyendo la Tierra) tiene unos cuatro mil quinientos millones de años. Esto nos da una idea de que la Tierra es solo una pequeña mota de polvo en el universo y además es joven.

Para los hombres, sin embargo, la Tierra es muy antigua (han vivido ya 182 millones de generaciones), es enormemente grande y no se transforma (es sólida como una roca). Esto último es falso: la Tierra se va transformando poco a poco pero sin parar y ahora, por ejemplo, no es como era hace un millón de años. En realidad la tierra esta formada casi en su totalidad por magma (roca fundida) excepto por la superficie exterior que es sólida. Precisamente es por el continuo movimiento del magma por lo que se produce la deriva continental.

La Tierra es elíptica o sea, casi redonda, pero no del todo. Es como una cebolla, porque tiene varias capas. En el centro está el núcleo, que principalmente es de metal: hierro y níquel. Alrededor del núcleo está el manto, formado por varias rocas, de solo unas pocas clases. Y en la superficie hay una capa muy fina, la corteza; aquí están todas las rocas que conocemos, como por ejemplo el yeso, el mármol o el granito.

En la superficie, la presión es de un bar y la temperatura de entre cero y veinte grados centígrados de media; en el núcleo interior, la presión aumenta hasta unos cinco millones de bares, y la temperatura hasta unos cinco mil grados.

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