Historia de México/La Guerra de Independencia

La Revolución de Independencia. Antecedentes I

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El Siglo de las Luces

En el siglo XVIII, para estudiar, trabajar y organizarse, muchos hombres y mujeres empezaron a confiar más en la razón que en la autoridad. Se atrevieron a revisar y a rectificar lo que habían dicho los sabios del pasado. Sintieron que la razón era una luz poderosa que acababa con las tinieblas de la ignorancia, el atraso y la pobreza. Por eso llamamos a ese tiempo el Siglo de las Luces o de la Ilustración.

Al principio sucedió en Inglaterra y en Francia; después en el resto de Europa y en América.

Los pensadores ilustrados estaban en favor de la libertad y de la igualdad ante la ley de todos los hombres, y en contra de los privilegios de los reyes, los nobles y la Iglesia católica. En los dominios españoles de América, esas ideas contribuyeron a que algunas personas comenzarán a creer que era posible luchar contra los gobiernos injustos y en favor de la independencia.

Durante el Siglo de las Luces la Nueva España tuvo un gran crecimiento económico, basado sobre todo en la minería. Pero esas riquezas beneficiaron sólo a los españoles y a unos pocos criollos.

Los reyes españoles mandaban en sus territorios sin tomar en cuenta la opinión de los habitantes. La mayoría de los puestos importantes en el gobierno, la Iglesia católica y el Ejército de la Nueva España se le daban a españoles peninsulares, que habían nacido en España, en la península ibérica. Los criollos hijos de españoles que habían nacido en el Virreinato, tenían muchas menos oportunidades.

Los criollos sentían que la Nueva España era su patria y que debían participar en su gobierno, pero no eran tomados en cuenta por las autoridades españolas. Su descontento, junto con las diferencias entre los ricos, que eran pocos, y los pobres, que eran muchísimos, causaron un malestar social cada vez mayor.


Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, págs. 7 y 8.

Antecedentes II

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Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, págs. 8 y 9.

La conspiración de Querétaro

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Antecedentes de la independencia


Mientras tanto, al igual que sucedía en otros países de Hispanoamérica, algunos criollos comenzaron a reunirse en secreto para planear la forma de cambiar el gobierno del Virreinato. En 1809, una de esas conspiraciones fue descubierta en la ciudad de Valladolid, que ahora se llama Morelia.

El año siguiente, Miguel Domínguez que era el corregidor (una clase de juez) de Querétaro, y su esposa Josefa Ortíz de Domínguez, empezaron a reunirse con algunos militares, como Ignacio Allende y Juan Aldama. A esas juntas también asistía el párroco de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla.

La conspiración fue descubierta, pero antes de que las autoridades pudieran apresar a los participantes, doña Josefa lo supo y consiguió avisarle a Allende. Este cabalgó toda la noche para ir de Querétaro a Dolores sin que lo vieran y prevenir a Hidalgo: sus planes habían sido delatados.


Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, pág.10.

El Grito de Dolores

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Hidalgo y Allende adelantaron la fecha en que debían levantarse en armas. De inmediato, en la madrugada del domingo 16 de septiembre, Hidalgo mandó tocar las campanas de la iglesia para reunir a la gente. Les recordó las injusticias que sufrían y los animó a luchar contra el mal gobierno.

Sus palabras inflamaron los corazones de los habitantes de Dolores y los convirtieron en insurgentes. Lo primero que hicieron fue sacar a los presos de la cárcel y poner dentro a las autoridades españolas.

Los hombres y las mujeres que siguieron a Hidalgo no eran un ejército organizado. Era un pueblo que quería un gobierno justo, en el que pudiera participar. No tenían armas suficientes, pero tomaron palos, hondas, machetes e instrumentos de labranza. Hidalgo comenzó su marcha con seiscientos hombres, que en pocos días llegaron a casi ochenta mil. Indios, mestizos, criollos y algunos españoles; militares, peones, mineros y sacerdotes iban mezclados.

En México, el sentimiento secesionista respecto de España fue abonado, entre otras causas, por el descontento de los criollos, la prohibición de comerciar con otros pueblos, las precarias condiciones sociales y el ejemplo de la independencia de los Estados Unidos. El 15 de septiembre de 1810, se produjo el llamado "Grito de Dolores"., en la ciudad de este nombre, a renglón seguido del levantamiento instigado por el cura Miguel Hidalgo (1753-1811), Ignacio José Allende (1779-1811) y los hermanos Aldama. Como en otras ocasiones y en otro países, la superioridad militar de los realistas acabó por desnivelar la balanza a su favor, lo que dio, como resultado, entre otras cosas, el fusilamiento de Hidalgo (que en diciembre de 1810 había decretado la libertad de los esclavos) y de Allende.

Tomó el relevo en el encabezamiento de la lucha contra la metrópoli el cura José María Morelos (1765-1815), a quien se debe la declaración de independencia en Chilpancingo, el 6 de noviembre de 1813, así como un cierto tinte de social agrarismo contenido en los documentos independentistas. Sentimientos de la nación y Medidas políticas. Murió fusilado en San Cristóbal Ecatépec, el 22 de diciembre de 1815, al derrotarle en Valladolid, hoy Morelia, Agustín de Iturbide (1783-1824). La guerra se hizo de guerrillas, en la que brillaron Vicente Guerrero (1783-1831), Manuel Mier y Terán (1789-1832), Guadalupe Victoria (1786-1843) y Nicolás Bravo (1784-1854), y en la que participó el español Francisco Javier Mina (1789-1817).

Se entró en un período de enorme confusión, en el que al "Plan de la Profesa", apoyado por el virrey Juan Ruiz de Apodaca (1754-1835), sucedió el "Plan de Iguala", formulado primero por Agustín de Iturbide y defendido después por el nuevo virrey Juan O'Donojú (1762-1821). Según el "Plan de la Profesa", México era declarado reino independiente cuya corona se ofrecería a Alfonso VII. Antes era necesario pacificar el país, lo que se encomendó a Iturbide, quién lanzó el "Plan de Iguala"", ....

Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.

Don Miguel Hidalgo y Costilla

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(1753-1811)

Nació en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753.

Fue enviado a Valladolid (hoy Morelia) a estudiar al Colegio de San Nicolás Obispo, del cual llegó a ser catedrático de teología, filosofía y moral y finalmente, rector. En 1792 se ordenó como sacerdote, ejerciendo su ministerio en el Curato de Dolores, después de haberlo hecho en varios otros curatos. De ideas liberales, se unió al grupo de patriotas que en el año de 1810 conspiraban en Querétaro a favor de la independencia de México.

El movimiento armado debería iniciarse en el mes de octubre de ese mismo año, pero descubierta la conspiración y detenidos varios de los complicados, Hidalgo, en unión de Aldama, Allende, Abasolo y otros, en atención a un aviso que, con riesgo de su vida les fue enviado por la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez decidió efectuar el levantamiento en el acto, y así, al amanecer del 16 de septiembre de 1810, los vecinos del pueblo de Dolores, alfareros, carpinteros, herreros y campesinos, acudieron al llamado del padre Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar la lucha por la independencia.

En poco menos de dos semanas, el ejército insurgente obtuvo una serie de rápidos y fáciles triunfos. De Dolores pasaron a Atotonilco, San Miguel el Grande (hoy Allende), Chamucuero, Celaya (en este lugar se le dio a Miguel Hidalgo el grado de capitán general y a Ignacio Allende el de teniente general), Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato.

Ante la proximidad del ejército insurgente, los españoles, junto con sus familias y sus caudales, se refugiaron en la "Alhóndiga de Granaditas", en la ciudad de Guanajuato. El 28 de septiembre, después de una sangrienta lucha en la que la multitud enfurecida aniquiló a sus defensores, fue tomada al fin la fortaleza. De Guanajuato, don Miguel Hidalgo se dirigió a Valladolid, ciudad que fue tomada por los insurgentes el 17 de octubre de 1810, sin que sus defensores opusieran resistencia. En ese lugar permaneció varios días organizando su tropa para salir a tomar la capital del virreinato: la ciudad de México.

En el Monte de las Cruces, a las afueras de México, obtuvo Hidalgo una formidable victoria el 30 de agosto, derrotando a Trujillo (Coronel Realista), victoria que desaprovechó lamentablemente, pues en lugar de lanzar sus tropas sobre la ciudad de México para apoderarse de ella, aprovechando el desconcierto que su victoria había ocasionado en las filas españolas, ordenó la retirada de sus tropas hacia Ixtlahuaca, por el camino de Toluca. En Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, se enfrentaron insurgentes y realistas, estos últimos al mando del general Félix Calleja, en una batalla, que resultó ser desastrosa para Hidalgo y su gente, obligándolo a replegarse hacia el norte.

El 21 de mayo de 1811, al llegar a Acatita de Baján, Hidalgo, Allende y 27 compañeros más, fueron víctimas de una traidora emboscada que les tendió Ignacio Elizondo y fueron hechos prisioneros. Conducidos a Chihuahua, Allende, Aldama y Jiménez fueron fusilados el 16 de junio de 1811 y un mes después, el 30 de julio de ese mismo año, Hidalgo fue fusilado también.

El gobierno virreinal estaba convencido de que con la muerte de los caudillos, fusilados en Chihuahua, acabaría el movimiento insurgente. Pero no fue así.

Ignacio López Rayón, quien se había quedado en Saltillo, realizó la proeza de escapar del enemigo y marchar desde esa ciudad hasta la provincia de Michoacán, donde podían contar él y su tropa con la ayuda del pueblo. Y, para desgracia de los realistas, en las montañas del sur ya estaban luchando el genio militar José María Morelos, apoyando en sus campañas victoriosas por los Galeana, los Bravos, Mariano Matamoros y otros muchos.

Para 1821, el ideal por el que había luchado Miguel Hidalgo y Costilla y tantos otros mexicanos a lo largo de once años, al fin se había logrado: la patria era libre e independiente.


Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.

La campaña de Hidalgo

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La campaña de Hidalgo comenzó en Atotonilco. Allí, Hidalgo tomó un estandarte con la Virgen de Guadalupe. Cuando los insurgentes llegaron a Guanajuato, el intendente quiso defender la ciudad y se encerró, junto con los españoles ricos, en la Alhóndiga de Granaditas. Según se cuenta, un minero apodado el Pípila, se echó a la espalda una losa de piedra, llegó a la puerta de la alhóndiga y le prendió fuego.

La tropa tomó el edificio, mató a sus ocupantes y saqueó la ciudad, hecho que Hidalgo y Allende no pudieron evitar. Días después siguieron a Valladolid, que se rindió sin luchar pues sus habitantes estaban atemorizados por lo que había sucedido en Guanajuato.

Cerca de Valladolid, José María Morelos, fue a hablar con Hidalgo, que había sido su maestro. Este le encargó que levantara en armas el sur de la Nueva España y se apoderara de Acapulco, el puerto más activo en el Pacífico. Dominar un puerto era importante para comunicarse con el exterior.

Hidalgo tomó Zitácuaro y Toluca, y avanzó hacia la ciudad de México. En las cercanías de la capital, en la batalla del Monte de las Cruces, logró una victoria total contra el ejército realista, el de los españoles.

Tras ese triunfo, Allende propuso que fueran sobre la capital, pero Hidalgo se opuso. Tal vez consideró que no tenía hombres y armas suficientes, o temió que la ciudad fuera saqueada como Guanajuato. El caso es que prefirió regresar a Valladolid; desalentados por esa decisión, muchos de sus seguidores abandonaron el ejército.

Poco después los insurgentes fueron atacados por Félix María Calleja en Aculco, en el hoy Estado de México, y sufrieron una terrible derrota. Quedaron casi aniquilados y perdieron muchas armas y provisiones. Hidalgo se retiró a Guadalajara, donde se suprimió la esclavitud y los tributos (impuestos debidos en productos) que pagaban los indios. Mientras tanto, en otras partes del país habían estallado revueltas que seguían su ejemplo.

Finalmente, el 16 de enero de 1811, los insurgentes fueron vencidos de nuevo, de manera definitiva, por Calleja, en Puente de Calderón, cerca de Guadalajara.

Con unos cuantos soldados, Hidalgo y Allende marcharon al norte para comprar armas en la frontera. En Coahuila, fueron traicionados y apresados, junto con Aldama y José Mariano Jiménez. En la ciudad de Chihuahua se les sometió a juicio y se les condenó a muerte. Hidalgo fue ejecutado el 30 de julio de 1811. Su cabeza, y las de Allende, Aldama y Jiménez, fueron puestas en jaulas de hierro, en las esquinas de la alhóndiga, en Guanajuato, como advertencia a la población.

José María Morelos y Pavón

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(1765-1815)

Nació Morelos en la ciudad de Valladolid, (hoy Morelia), en 1765. Durante su juventud, fue discípulo de Don Miguel Hidalgo y Costilla en el Colegio de San Nicolás, del cual Hidalgo era rector, en él realizó sus estudios, al término de los cuales se ordenó como sacerdote, desempeñando el curato de Curácuaro, primero y el de Nicupétaro después, ambos en Guanajuato.

Cuando las tropas insurgentes de Hidalgo marchaban incontenibles sobre Valladolid, después de tomar Guanajuato, hicieron un alto en el pueblecito de Charo, durante el cual, Morelos se presentó a su antiguo maestro, ofreciéndole sus servicios y su vida en la lucha por la independencia.

Hidalgo lo puso al frente de un ejército; lo nombró coronel y le encargó la tarea de extender la revolución hacia el sur. Muy pronto, el nuevo caudillo demostró sus grandes dotes de guerrillero y su claro talento militar, no superado por ninguno de los demás jefes de la rebelión.

Durante los combates de Tixtla, Valedero, Chautla de la Sal e Izúcar, demostró sus dotes de estrategia, derrotando a los españoles y obteniendo el grado de "Generalísimo".

El 13 de septiembre de 1813, reunió el primer Congreso en Chilpancingo, en donde se redactó la famosa Acta de independencia, en la cual fue proclamada la República Mexicana.

Pero la hora de la liberación estaba aún lejana. Cuando se dirigía a Valladolid, Morelos fue derrotado por Iturbide que en aquel entonces era un oficial al servicio de España. Durante la primavera de 1814, Calleja lo tuvo sitiado en Cuautla durante dos meses, en condiciones desventajosas, pero Morelos, mediante una hazaña militar sin precedentes, logró burlar el sitio y evacuar la plaza con un mínimo de pérdidas, siendo muy elogiado por su temeraria hazaña. Reorganizando sus tropas, atacó Oaxaca y después Acapulco, ciudades que logró ocupar militarmente.

Hacia fines de 1815, la estrella militar de Morelos fue declinando, y el 5 de noviembre de ese año fue derrotado decisivamente en Temazcala, en donde fue aprehendido.

Fue llevado a México, en donde lo degradaron públicamente de sus investiduras sacerdotales y lo sentenciaron a la pena de muerte. El 22 de diciembre fue conducido a San Cristóbal Ecatepec, en donde fue fusilado. En 1828 su ciudad natal, Valladolid, recibió el nombre de Morelia y en 1869 Benito Juárez decretó la creación del estado que lleva su nombre.


Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.


La campaña de Morelos

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Mientras tanto, José María Morelos había levantado un ejército no muy numeroso pero bien organizado y animado de fervor patriótico, que iba sumando triunfos.

La campaña de Morelos comenzó bien organizada. Morelos se apoderó de Cuautla en febrero de 1812. Calleja no pudo arrebatarle la ciudad y entonces la sitió. Sin embargo, los habitantes de Cuautla la defendieron con heroísmo. Después de unos meses Morelos logró salir de esa ciudad. Después reorganizó su ejército y tomó Orizaba, Oaxaca y Acapulco. Morelos llegó a la conclusión de que hacía falta un gobierno que unificara el movimiento de independencia, y decidió organizar un Congreso para que redactara una constitución. El Congreso de Anáhuac se reunió durante cuatro meses en Chilpancingo.

Ante el Congreso, Morelos presentó un documento titulado Sentimientos de la Nación. Allí declaró que el país debía ser independiente, y propuso la abolición de la esclavitud y la igualdad de todos los hombres ante la ley. El Congreso le concedió el título de Alteza, pero Morelos lo rechazó y adoptó el de Siervo de la Nación.

En 1814, el Congreso elaboró la Constitución de Apatzingán, el primer conjunto de leyes mexicanas. Nunca entró en vigor, porque los insurgentes comenzaron a sufrir una derrota tras otra. Morelos fue hecho prisionero cuando escoltaba al Congreso camino a Tehuacán. Fue fusilado en San Cristobal Ecatepec, en el ahora Estado de México, el 22 de diciembre de 1815.

El gobierno virreinal intentó tranquilizar al país, pero el descontento continuaba. Habían muerto los primeros caudillos de la independencia, pero nuevos jefes insurgentes continuaron en pie de guerra. Entre otros, Nicolás Bravo, Pedro Moreno y Guadalupe Victoria. Vicente Guerrero mantuvo viva la llama de la rebelión en las montañas del sur.


Guadalupe Victoria

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Nació en Tamazula, Durango, y murió en Perote, Veracruz. Originalmente, su nombre era José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix. Estudió en el seminario de Durango. Se unió a la lucha independentista iniciada por Miguel Hidalgo y adoptó el nombre de Guadalupe Victoria (1811). Fue miembro del ejército de José María Morelos, donde ascendió a general (1814); combatió al ejército realista en diversos lugares, entre éstos Oaxaca, Nautla y el Puerto de Veracruz..


En el Plan de Iguala (1821), Agustín de Iturbide declaraba que era necesario pacificar al país mediante la unión de todos los habitantes: americanos y europeos, tal unión se basaba en la religión católica, el ejército y un gobierno monárquico regido por Fernando VII, "para hallarnos con una monarca ya hecho".

Sin embargo, Victoria propuso modificar dicho plan para llamar al gobierno mexicano a un excombatiente insurgente y no a un extranjero. Después de que Iturbide se autonombró emperador, traicionando el mismo plan, Victoria manifestó sus ideas republicanas, por lo que la administración imperial lo encarceló. Pudo escapar y partió nuevamente a Veracruz donde firmó el Acta de Casa Mata (1823), en que se pedía la reinstalación del Congreso Constituyente de 1822, que había sido disuelto por Iturbide. Esta acta fue firmada también por Vicente Guerrero y Santa Anna, entre otros. Victoria cedió el mando de las tropas veracruzanas a este último.

Al triunfo de los republicanos, facilitó la salida de Iturbide del país. Fue miembro del triunvirato ejecutivo (1823-1824), con Pedro Celestino Negrete y Nicolás Bravo, que gobernó después del Imperio. Sin embargo, no ocupó su puesto el primer año, pues debió enfrentar un bombardeo en el puerto de Veracruz por españoles atrincherados en San Juan de Ulúa. Ahí negoció un armisticio para que los extranjeros salieran del lugar.

Ese mismo año, el Congreso lo nombró primer Presidente de la República, y con ese cargo centralizó la haciendapública; estableció relaciones diplomáticas con diversos países, entre estos Gran Bretaña y Colombia; y constituyó la marina de guerra que liberó a San Juan de Ulúa de los últimos españoles en el país (1825). Asimismo, intentó aplicar una política para atraer a los diferentes bandos independentistas; para ello integró su primer gabinete con miembros destacados de los mismos. Afrontó la contradicción entre la libertad de expresión y prensa (garantizada por la Constitución y que respetó escrupulosamente ) y la intolerancia religiosa.

Joaquín Arena, español, organizó una rebelión para reinstalar el gobierno hispano que fue financiada por otros peninsulares. Victoria la sofocó y firmó el decreto de expulsión de los peninsulares (1827). Al término de su mandato. Dejó la presidencia a Vicente Guerrero en 1829, designado a ese puesto por el Congreso tras el triunfo del Plan de Perote. Murió en el hospital del Castillo de Perote.


Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.

Vicente Guerrero

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(1783 - 1831)

Vicente Guerrero nació en Tixtla en 1783, pueblo situado en el actual estado de Guerrero. Sus padres fueron Pedro Guerrero y María Guadalupe Saldaña. La familia no era rica; don Pedro trabajaba en las faenas del campo y en la arriería para sostener a la familia. Vicente, desde muy chico, siguió el camino de su padre. Su infancia, como la de muchos de Tixtla, fue marcada por la pobreza. No tuvo oportunidad de aprender a leer y a escribir; debido a la necesidad de trabajar no pudo asistir a la escuela.

Los viajes que Vicente Guerrero hizo como arriero, el contemplar otros lugares y conocer otra gente, cambiaron su forma de pensar. Se sentía insatisfecho, tenía deseos de cambiar su vida.

En 1810, el padre Hidalgo inició la lucha por la independencia del país. En el sur, los Galeana se unieron al movimiento libertador cuando Morelos y sus hombres pasaron por Tecpan en noviembre de ese año. Vicente fue convencido por ellos para que se les uniera.

En los primeros meses que Guerrero estuvo con las fuerzas insurgentes, participó en varios combates en lo que demostró su valentía. Además, sus méritos en el terreno militar, así como su tenacidad y su lealtad a la causa, le valieron el ascenso a coronel.

Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.


La consumación de la independencia

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Mientras Hidalgo y Morelos combatían por la independencia, en España el pueblo luchaba para expulsar a los franceses, que los había invadido en 1808. El gobierno provisional que habían formado los españoles convocó a una junta de representantes de todo el imperio, incluyendo las colonias, que se reuniría en el puerto de Cádiz.

En los dominios españoles de América hubo gran interés, pues era la primera vez que se tomaba en cuenta a los criollos. A las Cortes de Cádiz (nombre que se dio al congreso de representantes de todo el imperio español) acudieron diecisiete representantes de la Nueva España. Estos diputados exigieron que los españoles y los hispanoamericanos fueran iguales ante la ley; que se suprimieran las castas (la discriminación a quienes eran hijos de las mezclas entre españoles, indios y negros); se abrieran más caminos, escuelas e industrias; que los habitantes de la Nueva España pudieran participar en su gobierno; que hubiera libertad de imprenta y se declarara que la soberanía (el derecho a mandar, la autoridad para gobernar) reside en el pueblo.

La Constitución Política de la Monarquía Española, como se llamó el documento que produjeron las Cortes, se promulgó en marzo de 1812. El documento limitó los poderes del rey y estableció que todos los habitantes del imperio, nacidos en España o en América, eran iguales; también eliminó el tributo (impuesto debido en productos) que pagaban los indígenas.

Muchos diputados americanos y españoles estaban de acuerdo con que la situación cambiara; querían libertad y un gobierno apegado a las leyes. Eran liberales. Muchos otros no querían que las cosas cambiaran; pensaban que era mejor conservarlas como estaban. Eran conservadores.

Con la Constitución de Cádiz en vigor, los territorios de América tenían derecho a enviar representantes a España para defender sus intereses. Sin embargo, cuando las tropas de Napoleón fueron expulsadas de España, en 1814, subió al trono Fernando VII y se negó a gobernar conforme a la Constitución.

En España muchos liberales fueron perseguidos y encarcelados por el gobierno del rey Fernando VII. En 1820 lograron el apoyo de una parte del ejército y obligaron a Fernando VII a que gobernara de acuerdo con la Constitución de Cádiz. Aunque el rey no tardó en deshacerse de ella y volvió a mandar como déspota, ese breve tiempo en que se vio obligado a aceptar la Constitución tuvo consecuencias muy importantes en la Nueva España.


Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, págs. 18 -21.

La Nueva España hacia 1820.La consumación de la independencia

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En abril de 1817, el liberal español Francisco Javier Mina llegó a la Nueva España para luchar del lado de los insurgentes. Lo acompañaba el sacerdote mexicano Fray Servando Teresa de Mier.

Cuando Napoleón invadió España, Mina dejó sus estudios para combatir a los franceses pero fue capturado y estuvo prisionero en Francia hasta que Fernando VII recuperó su trono. Mina regresó a España, y al saber que el monarca traicionaba la Constitución se levantó en armas. Derrotado, huyó a Inglatera, donde conoció a ray Servando, quien lo convenció de que peleando por la independencia de México cabatiría mejor contra el rey español.

Mina llegó a Soto la Marina, en el Golfo de México, con tres barcos y poco más de trescientos hombres, con el apoyo económico de Inglaterra y de los Estados Unidos de América, ya que a estos países les interesaba debilitar a España. Mina ganó algunas batallas, ayudó al insurgente Pedro Moreno, recorrió el Bajío e intentó tomar Guanajuato.

Seis meses después de su llegada, Mina fue hecho prisionero y unos días después, fusilado. Al llegar 1820, muchos de los insurgentes habían sido derrotados, pero algunos se mantenían en pie de lucha. Los dirigían, entre otros Juan Alvarez, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero.

Los españoles y los criollos ricos habían estado en contra de Hidalgo y de Morelos, y en contra de las Cortes de Cádiz. Sin embargo, en 1820 también ellos creyeron llegado el momento de que la Nueva España se independizara. No estaban de acuerdo con las ideas de igualdad y de soberanía popular, ni les interesaba mucho mejorar las condiciones en que vivía la gente. Pero no querían obedecer la Constitución de Cádiz, que en España acababa de ser puesta nuevamente en vigor, así que decidieron apoyar la independencia. Si la Nueva España se hacía independiente, ellos podrían controlar la situación y mantener sus privilegios.

Ahora fueron los criollos ricos y los españoles quienes empezaron a conspirar, en la iglesia de La Profesa, en la ciudad de México. En esas reuniones se decidieron por la independencia; pero antes necesitaban pacificar el Virreinato. Para conseguirlo, lograron que el virrey enviara al coronel criollo Agustín de Iturbide a combatir contra Vicente Guerrero.

Iturbide intentó derrotar a Guerrero, pero el insurgente conocía tan bien las serranías del sur que no hubo manera de vencerlo. El virrey convenció al padre de Guerrero de que le ofreciera el perdón a su hijo y le pidiera que dejase la lucha; el caudillo contestó: "La patria es primero". Iturbide


Entonces, en enero de 1821 Iturbide le escribió a Guerrero pidiéndole que se reunieran para hablar sobre la independencia. Lo hicieron primero en Acatempan y después en Iguala, donde Guerrero aceptó apoyar a Iturbide, pues con eso ya no habría obstáculos para alcanzar la libertad de la nación.

A los dos les interesaba completar la independencia. Guerrero era el continuador del movimiento iniciado por Hidalgo y por Morelos; Iturbide representaba los intereses de los criollos ricos y de los propios españoles que vivían en América y no querían ya depender de España.


Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, págs. 21 - 23.


Fray Servando Teresa de Mier

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(1765-1827)

Fray Servando Teresa de Mier nació en Monterrey, Nuevo León, en 1765. Tomó el hábito de la orden de Santo Domingo y, en la ciudad de México, obtuvo el grado de doctor en teología.

Fray Servando aprovechaba todas las oportunidades para hablar contra el gobierno virreinal, y lo hacía con imaginación. En 1794, pronunció un sermón sobre la Virgen de Guadalupe, según el cual los antiguos mexicanos ya habían recibido la enseñanza cristiana antes de que llegaran los españoles, (según fray Servando, Quetzalcóatl era en realidad el apóstol Santo Tomás, que había cruzado el Atlántico para predicar la palabra de Cristo). Con eso, ya no había justificación para la conquista y la ocupación del Nuevo Mundo por los españoles. El sermón resultó demasiado revolucionario y fray Servando fue encarcelado y desterrado a España.

A partir de entonces llevó una vida aventurera, conspirando y luchando por la independencia. Sufrió encierros en cárceles y en conventos de España, Francia, Italia y Portugal. En total, se llegó a fugar siete veces de diferentes prisiones.

Cuando comenzó la revolución de independencia, fray Servando comenzó a trabajar en Londres por esta causa, a través de los artículos que escribía en los periódicos. Convenció a Francisco Javier Mina de que viniera a México a pelear contra el gobierno español y lo acompañó en 1817. Aquí fue nuevamente aprehendido y juzgado por la Inquisición.

Después de nuevas aventuras, obtuvo su libertad definitiva y llegó a ser diputado por Nuevo León en el segundo Congreso Constituyente. Fray Servando fue uno de los diputados que firmaron la Constitución de 1824. Murió tres años después, en la ciudad de México.


Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías, Personajes en la historia de México.


== Agustín de Iturbide == (1783-1824)

Nació en Valladolid (en lo que actualmente es la ciudad de Morelia), Michoacán, el 27 de septiembre de 1783. Su padre fue un rico español llamado Joaquín de Iturbide, y de la michoacana María Josefa de Arámburu, lo que le permitió tener una vida disipada y de privilegios. Estudió en el seminario de su ciudad natal y posteriormente ingresó al ejército virreinal como alférez del regimiento provincial. Al estallar el movimiento armado de 1810, el caudillo Miguel Hidalgo y Costilla lo invitó a unirse a la causa con el cargo de teniente coronel, sin embargo Iturbide optó por ponerse a las órdenes del virrey. Desde la posición de las fuerzas realistas, combatió a los instigadores del movimiento insurgente, muy especialmente a José María Morelos y a Vicente Guerrero.


Al ver que la causa declinaba en favor de la insurgencia, invitó al mismo Guerrero a declarar la Independencia de México en una reunión que se conoce como "El abrazo de Acatempan". En 1821 ambos firmaron el Plan de Iguala y el día 27 de septiembre de ese mismo año el Ejército Trigarante entró triunfante en la ciudad de México, con lo que de declaró la consumación de la Independencia. Un día después de este acontecimiento se integró la Junta Provisional Gubernativa que eligió por unanimidad a Agustín de Iturbide como su presidente.

Acto seguido y por acuerdo de Iturbide y del virrey Juan O'Donojú el organismo constituyó la Regencia de México integrada por cinco personas: Iturbide como presidente, además del mismo O'Donojú, Manuel de la Bárcena, José Isidro Yáñez y Manuel Velázquez de León. Como resultado de una revuelta callejera ocurrida el 18 de mayo de 1822, el sargento Pío Marcha y el coronel Epitacio Sánchez, al frente de Regimiento de Celaya, proclamaron a Iturbide como emperador de México.

El Congreso ratificó la proclamación un día después y el emperador y su esposa fueron coronados el 21 de julio de 1822. Sin embargo, republicanos y liberales seguían en pie de lucha con sus ideales fijos y no aceptaron la imposición. Combatieron sin tregua al recién coronado emperador y consiguieron su abdicación el 19 de marzo de 1823. Antes de salir del país reinstaló el Congreso que había sido disuelto y luego partió rumbo a Europa con su familia, donde se estableció primero en Florencia y más tarde en Inglaterra.

La historia no obstante, no estaba concluida aún. Los partidarios de Agustín de Iturbide y del imperio siguieron, y no cejaron en su empeño hasta que lograron su regreso. Desembarcó el 14 de julio en Soto la Marina, donde fue aprehendido y conducido a Padilla, Tamaulipas. Fue juzgado, sentenciado a la pena de muerte y fusilado el 19 de julio de 1824.

Triunfo de la independencia

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La consumación de la independencia


El 24 de febrero de 1821, con el respaldo de Guerrero, Iturbide firmó un documento en que invitaba a todos los habitantes de la Nueva España a olvidar sus divisiones y a unirse para alcanzar la independencia. A este documento se le llamó Plan de Iguala o de las Tres Garantías.

Las tres garantías eran los motivos que los unían: religión única (la católica), unión de todos los grupos sociales, e independencia de México, que sería una monarquía constitucional.

A mediados de 1821 llegó a la Nueva España Juan O´Donojú, el último español enviado para gobernarla. O´Donojú se dio cuenta de que los mexicanos querían la independencia. Convencido de que no podría gobernar y de que era imposible cambiar lo que se había avanzado para la liberación del país, O´ Donojú firmó con Iturbide los Tratados de Córdoba, mediante los cuales reconoció la Independencia de México.

El 27 de septiembre de 1821, al frente del Ejército Trigarante, o de las Tres Garantías, Iturbide entró triunfante a la ciudad de México. Todo el país celebró la consumación de la independencia.

La rebelión que había comenzado en 1810 terminaba por fin. La nueva nación comenzaba su propia vida. Todos insistían en las riquezas de México y le profetizaban una vida esplendorosa. Pocos se daban cuenta de que la guerra lo había empobrecido; faltaban caminos y había grandes territorios deshabitados. La sociedad había quedado desorganizada y el desorden político era abrumador, se tenía que organizar un gobierno propio de México.



Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, pág. 23.

Guerra de Independencia

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(1808-1821)


Luego de permanecer casi tres siglos bajo el sistema colonial español, los habitantes del Virreinato de la Nueva España comenzaron a exigir la independencia de su nación por diferencias políticas y religiosas con la corona. A comienzos del siglo XIX el sentimiento cobró fuerza entre la élite de la ciudad de México y, tras algunos intentos fallidos, la guerra fue decretada la madrugada del 16 de septiembre de 1810 por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en la parroquia de Dolores Hidalgo, Guanajuato. El conflicto duró once años y distaba mucho de ser un movimiento homogéneo. Comenzó con fuertes tintes de guerra religiosa y siendo encabezada por sacerdotes. Al poco tiempo adquirió matices republicanos y en un par de años fue sofocada casi en su totalidad por el ejército realista. La lucha pasó a ser una guerra de guerrillas confinada a las montañas del sur hasta que un hábil ex coronel realista de nombre Agustín de Iturbide pactó alianzas con casi todas las facciones incluyendo al gobierno virreinal y consumó la independencia de una manera relativamente pacífica el 27 de septiembre de 1821, aunque España no la reconoció formalmente hasta el 28 de abril de 1836.

La ex colonia española pasó a ser una efímera monarquía constitucional católica llamada Imperio Mexicano que, tras la independencia de las provincias de Centroamérica y algunos conflictos internos, se convirtió en una república federal.

Tras las revueltas independentistas iniciadas a principios del siglo XIX hasta culminar en el año de 1821, la Nueva España se separó del control de España para pasar el control administrativo y material a los españoles americanos (o "criollos"), evento que se logró a partir de la guerra independentista de 1810 hasta 1821, movimiento que fue iniciado por Miguel Hidalgo y Costilla y continuado por otros insurgentes. Durante el transcurso del siglo XIX el país fue sujeto de constantes revueltas y levantamientos destinados a obtener el control y el poder administrativo. Facciones que disputaban intereses eclesiásticos, conflictos territoriales, nuevas formas de gobierno, e invasiones de países extranjeros dejaron agotados los recursos con los que contaba el país haciendo que la nueva nación emergente tardara en perfilarse.

INDICE GENERAL, HISTORIA DE MEXICO

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