Psicología Social de la Comunicación/Chueca como espacio liminal
Las usuarias de Chueca, desde un mundo orgánico, acceden a unas realidades de información digitalizada, en un simultáneo proceso de descorporeización física y de recorporeización semiótica. Podemos hablar así, de un rito de paso entre realidades (Turner 1973, Van Gennep1986), una realidad del yo propiamente orgánica y una realidad del yo des-re-corporeizado, donde el usuario se significa semiótico-materialmente en una hibridación sociotécnica.. Entrar en chueca pasa por el ritual de acceder a la página web, crear un nick, como puntos de paso obligado, y participar en el conjunto de interacciones de la comunidad.
Entrar en Chueca constituye un rito de paso hacia un zona ‘liminal’, donde se da la eliminación de un estatus formal para nacer en otro. La naturaleza intersticial de la liminalidad representa una liberación de las prácticas normativas y códigos performativos de la vida cotidiana. Chueca, al igual que los festivales, las discotecas o los parques de atracciones funciona como un espacio de escape de lo cotidiano.
Funciona como un lugar de resistencia y de apoyo mutuo de sus miembros, ya que permite a mujeres autoidentificadas como lesbianas acceder a un espacio donde desarrollar su identidad, afectividad y, en ocasiones, sexualidad. Chueca se convierte de este modo en lo que Bajtin llama lo carnavalesco, una inversión social y subversión contrahegemónica del poder establecido (Folch-Serra, 1990, Shields, 1990, Stam, 1988). Sin embargo, la fuga permanece aislada en este espacio marginal, como un ghetto en los márgenes de la sociedad. Y al cerrar la conexión, las participantes vuelven a su vida cotidiana, a ‘lo real’, dejando atrás este espacio alternativo de apoyo mutuo.
Así, en este espacio virtual, que permite dicha inversión carnavalesca del orden social, se suspenden liminalmente las normas sociales habituales, creándose otras a través del travestimiento de la cotidianedad. Genera, de este modo, espacios alternativos que actualizan cierta forma de virtualidad a través de ciertas performaciones. Las relaciones sociales que se establecen en Chueca cambian las formas de interactuar y de conocer al otro, se pasa de la proximidad geográfica a los intereses comunes como nuevo vínculo social. Asimismo, se da un cambio en los filtros o condicionantes comunicativos que son diferentes a los que se dan en la interacción / comunicación cara a cara. En el anonimato del medio no condicionan el status social, la identidad étnica o social, la imagen física y estética,... sino que los condicionantes de la comunicación serian los intereses comunes, el nivel cultural y educativo, la capacidad de expresión, y la invención de una misma. El espacio Chueca permite una disolución de sus usuarias, ya que cualquier símbolo de distinción social o corporal debe ser reconstruido según el deseo de la participante. Esto conecta con la noción Bajtiniana de la disolución del estatus y relaciones sociales durante el carnaval.
Resumiendo, Chueca es un espacio liminal al suspender, reinventar y transvestir las reglas cara-a-cara de la cotidianeidad. Se sitúa entre espacios geográficos, en un no- lugar (Augé 1993), con participantes bautizados de nuevo, involucrados en actividades relacionales que de otro modo no harían. Chueca permite experimentar con nuevos modos de ser y nuevas prácticas de devenir, las zonas liminales proporcionan el potencial para asumir nuevas identidades. En Chueca todo es representado, una ficción en la que las participantes se encuentran figuramente, e interactúan simbólicamente, pero no físicamente.