Historia de los Estados Unidos de América/El descubrimiento
Alrededor del año 1000
editarAlrededor del año 1000, un grupo de vikingos islandeses bajo el mando de Leif Ericson navegaron hacia la costa oriental de América del Norte. Arribaron a un lugar que llamaron Vinlandia. En la provincia canadiense de Terranova se han encontrado vestigios de una colonia vikinga.
Es probable que los vikingos también visitasen Nueva Escocia y Nueva Inglaterra. Sin embargo, no lograron fundar colonias permanentes y pronto perdieron contacto con el nuevo continente.
Quinientos años más tarde
editarQuinientos años más tarde, la necesidad de incrementar el comercio y un error de navegación propiciaron un nuevo encuentro con el continente americano. A finales del siglo XV había en Europa una gran demanda de especias, textiles y tinturas de Asia.
Cristóbal Colón, marino italiano, financiado por los reyes católicos españoles, creyó erróneamente que podría llegar al Lejano Oriente navegando 6.400 kilómetros hacia el oeste partiendo de Europa.
En 1492, persuadió a los reyes de España para que le financiaran el viaje. Colón navegó hacia occidente pero no llegó a Asia sino a una de las islas Bahamas en el Caribe.
Colón llegó a explorar la mayor parte del área caribeña. Jamás alcanzó el Lejano Oriente; pero en cambio regresó a Europa con oro, y en el lapso de 40 años los atrevidos aventureros españoles habían conquistado un enorme imperio en Centro y Suramérica. Los españoles también fundaron algunas de las primeras colonias norteamericanas: San Agustín en Florida (1565), Santa Fé en Nuevo México (1609), y San Diego en California (1769).
Cuando Colón y más tarde los exploradores españoles regresaron a Europa con relatos del abundante oro que había en América, cada soberano europeo se apresuró a reclamar para sí la mayor parte posible del territorio del Nuevo Mundo, junto con las riquezas que pudieran extraerse de él.
La única forma de hacer valer estos reclamos era mediante el establecimiento de colonias de europeos en el territorio. Este requerimiento combinado con el celo de los sacerdotes españoles por convertir a los habitantes indígenas de América al cristianismo, la necesidad de los disidentes religiosos y políticos europeos de escapar de la persecución en sus respectivas patrias, y la sed de aventura de algunos individuos dio impulso a la fundación de colonias.
Durante los siguientes 100 años, exploradores ingleses, españoles, holandeses, portugueses y franceses se hicieron a la vela "en busca de nuevos mundos, de oro, de fama, de gloria" como dijera Sir Walter Raleigh. Pero, al no encontrar tesoros fabulosos en las boscosas riberas de Norteamérica a donde por fin llegaron, no se quedaron en ellas.