Alimentación infantil/Uso adecuado de las fórmulas lácteas especiales


Todas las fórmulas citadas a continuación comercializadas en nuestro medio cumplen con los requisitos de composición y calidad establecidos por los organismos científicos y reguladores competentes para las fórmulas de inicio o continuación.

A continuación se detallan muy brevemente algunas características de estos productos:[1]

  • Fórmulas antirregurgitación.
  • Fórmulas antiestreñimiento.
  • Fórmulas anticólico.
  • Fórmulas sin lactosa.
  • Fórmulas con proteínas de soja.

Fórmulas antirregurgitación

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Definiciones

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  • Regurgitación: expulsión por la boca de pequeñas cantidades de alimento ya deglutido, sin esfuerzo aparente y que ocurre en general tras las tomas.
  • Vómito: suele contener mayor cantidad de alimento, que es expulsado con esfuerzo y con o sin relación con la tomas de alimento.
  • Reflujo gastroesofágico (RGE): es el paso retrógrado (vuelta hacia atrás) del contenido del estómago al esófago, causado por una disminución de la presión del paso del esófago al estómago.

Tanto las regurgitaciones como los vómitos pueden ser acontecimientos sin importancia clínica o deberse a algún trastorno. Para valorar esto, su pediatra evaluará la frecuencia, la intensidad y los demás síntomas asociados.

Las regurgitaciones por RGE leve son frecuentes en los primeros meses de vida, y tienden a desaparecer en los meses siguientes; en la mayoría de los casos no va a suponer ningún problema relevante para el lactante.

El espesamiento de los alimentos para aumentar su viscosidad y favorecer su retención en el estómago, se ha utilizado en los niños regurgitadores. Las modificaciones realizadas en las fórmulas lácteas adaptadas con este fín son: la adicción de un espesante (harina de semilla de algarrobo, almidón de maíz o arroz), aumentar la cantidad de caseína como fuente de proteínas, y disminuir el contenido de grasas:

  • La harina de semilla de algarrobo, al fermentar en el colon, puede producir heces más blandas y tránsito intestinal más rápido, pero también alguna molestia y dolor abdominal ocasional. Los almidones tienen mejor digestibilidad, pero aumentan el valor calórico de la fórmula.
  • Una cantidad mayor de caseína favorece, al precipitar en el estómago, la viscosidad y enlentecimiento del vaciado gástrico, pero reduce el reflujo ácido por su efecto tampón.
  • Una menor cantidad de grasas con ácidos grasos de cadena larga acelera el vaciado gástrico, pero disminuye el aporte calórico.

Las fórmulas antirregurgitación no mejoran la esofagitis (inflamación del esófago) por reflujo. Las fórmulas antirregurgitación son solo moderadamente eficaces en el control de las regurgitaciones. Por otro lado, no se conocen bien los efectos a largo plazo de los espesantes sobre la biodisponibilidad de otros nutrientes de la dieta. No deben usarse como única medida terapéutica en el tratamiento del reflujo gastroesofágico o esofagitis por reflujo.

Recomendación

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La única posible indicación de este tipo de fórmulas lácteas son los niños regurgitadores que no crecen adecuadamente. Los lactantes sanos regurgitadores que muestran una ganancia de peso adecuada no deben usar este tipo de fórmula láctea.


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Fórmulas antiestreñimiento

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Definición

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  • Estreñimiento: emisión de heces duras, poco frecuentes y/o eliminadas con dificultad o de forma incompleta.

Sin embargo, debe destacarse que un tránsito intestinal normal no exige de forma obligada hacer una deposición cada día. El proceso de eliminación de las heces necesita aprendizaje, coordinación y cierta maduración, va cambiando según crece el lactante, y no todos los lactantes son iguales. Es recomendable evitar la estimulación directa y reiterada sobre el ano. Si su lactante hace menos de 2-3 deposiciones a la semana, las heces son duras y su eliminación dificultosa o dolorosa consulte con su pediatra o enfermera pediátrica.

Para intentar mejorar el estreñimiento de los lactantes se han llevado a cabo y probado algunas modificaciones en la composición de las fórmulas adaptadas, como:

  • Modificación de los triglicéridos para obtener ácido palmítico en posición beta (imitando a la leche materna), escapando de la acción de la lipasa intestinal, lo que a su vez disminuiría la cantidad de jabones cálcicos, responsables de la dureza de las heces.
  • Mayor contenido en magnesio, que tiene cierto efecto laxante estimulando la motilidad intestinal.
  • Modificación de la relación calcio/fósforo y uso de la lactosa como único carbohidrato, también con el objetivo de disminuir la formación de jabones cálcicos.
  • Adicción de oligosacáridos (galactooligosacáridos -GOS-, fructooligosacáridos -FOS-) con la finalidad de favorecer la flora intestinal bifidógena produciendo heces más blandas y frecuentes.


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Fórmulas anticólico

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Lactante con cólico, llorando

Se han probado ciertas modificaciones de las fórmulas lácteas para aliviar los cólicos del lactante, actuando sobre algunos de los factores desencadenantes de los mismos.

Estás modificaciones son: proteínas parcialmente hidrolizadas (para facilitar su digestión), menor cantidad de lactosa sustituyéndola por dextrinomaltosa (para reducir el gas intestinal por la fermentación de la lactosa en el colon), adicción de FOS (buscando un efecto prebiótico), menor cantidad de ácido palmítico en posición beta. Ninguna de estas medidas ha demostrado ser eficaz en la disminución de los cólicos, más allá de un posible efecto placebo. Recuerde que los cólicos disminuyen y desaparecen generalmente de forma espontánea al cabo de unas semanas o pocos meses.

Recomendación

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En el manejo de los lactantes con cólicos graves su pediatra puede plantearle otras opciones de tratamiento de prueba.


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Fórmulas sin lactosa

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La lactosa es el carbohidrato principal de la leche materna; y es importante en la alimentación, sea cual sea la modalidad, por su efecto sobre la absorción del calcio, funcionamiento del intestino y la formación de galactocerebrósidos. Por la acción de la enzima lactasa, la lactosa se desdobla en glucosa y galactosa, que son los carbohidratos elementales que el intestino absorbe. Excluir la lactosa de la alimentación por un periodo prolongado no es una opción recomendable a menos que haya razones médicas fundamentadas. En las fórmulas sin lactosa comercializadas se sustituye la lactosa por dextrinomaltosa o polímeros de glucosa, que tienen buena digestibilidad y absorción.

La intolerancia a la lactosa no tiene nada que ver con la alergia a la leche, son situaciones muy distintas que no deben confundirse.

Hay personas que no toleran la lactosa (intolerancia primaria), aunque no tantas como se cree al menos en nuestro medio:

  • En la región mediterránea se estima que aproximadamente un 15% de la población es intolerante a la lactosa. Esta tasa aumenta con la edad, es más baja en niños y más elevada en adultos.[2]
  • En otras regiones del mundo, la tasa de intolerancia a la lactosa puede ser muy elevada (60-95%): indios americanos, negros africanos y asiáticos, por ejemplo.[3]

Aparte de estas personas que tienen una intolerancia a la lactosa de base genética, y que es permanente a lo largo de toda la vida, algunas otras personas, en particular niños, pueden presentar una menor tolerancia o incluso intolerancia a la lactosa de duración limitada, de unos días a unas semanas, (intolerancia secundaria) causada, en general, por infecciones del tipo de la gastroenteritis aguda.[4][5]

Recomendación

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Solo en caso de intolerancia real a la lactosa debe plantearse reducir o eliminar la lactosa de la dieta:

  • Intolerancia secundaria (y temporal) a la lactosa. Las fórmulas sin lactosa no deben utilizarse en los niños con gastroenteritis aguda de entrada, aunque algún estudio reciente indica que su uso podría ayudar a limitar la duración de la enfermedad.[6] De forma excepcional, algunos niños con diarrea prolongada (más de 7-10 días) y otros síntomas determinados pueden beneficiarse de la exclusión temporal (1-2 semanas) de la lactosa, pero este es un tratamiento que debe realizarse bajo la supervisión de su pediatra.
  • Intolerancia primaria (y permanente) a la lactosa. Hay otras dos situaciones en las que, por el contrario, sí debe usarse una fórmula sin lactosa, que son la galactosemia (enfermedad metabólica congénita) si se garantiza la ausencia de trazas de lactosa, y el déficit primario de lactasa que puede manifestarse a edades más avanzadas y tiene una importante carga genética.


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Fórmulas con proteínas de soja

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La soja es una leguminosa, y su proteína es nutricionalmente inferior a la de la leche de vaca; menor biodisponibilidad de nutrientes como el hierro, zinc y calcio. También es deficitaria en metionina y prolina. Tiene un alto contenido en fitatos, aluminio, manganeso e isoflavonas.

Las fórmulas de soja contienen como única proteína la de soja (en cantidad un poco mayor que la leche de vaca), están suplementadas en algunos aminoácidos, no contienen lactosa (incluyen dextrinomaltosa, glucosa o sacarosa), pueden contener almidón, aceites vegetales de maíz, soja o coco; están suplementadas con calcio y fósforo, y algunas también con aceite MCT. El aporte calórico es similar al de la leche de vaca.

Recomendación

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Las indicaciones médicas comúnmente aceptadas para el uso de las fórmulas de soja son: intolerancia comprobada (primaria o secundaria) a la lactosa, galactosemia, y en la alergia a las proteínas de leche de vaca, en mayores de 6 meses de edad, como una alternativa a las fórmulas (hidrolizadas) específicamente desarrolladas para esta situación. No deben usarse en niños normales para prevenir las enfermedades alérgicas, ni para tratar los cólicos del lactante.

También pueden ser una opción para las familias vegetarianas que no pueden usar leche materna y no desean usar una fórmula a base de proteínas de origen animal.


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Para saber más

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Referencias

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Enlaces externos

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Información general (pediatría, puericultura):

Blogs sobre alimentación y nutrición:

Otros:

Estas direcciones se ofrecen a título informativo. No debe entenderse que las entidades citadas comparten alguna o ninguna de las recomendaciones de este texto.