Usuario:Tlilectic~eswikibooks/Egipto/Creación y evolución del Imperio Antiguo

El llamado Imperio Antiguo abarca las dinastías III-VI (2700-2181 adC, aproximádamente), siendo el momento en el que se consigue cierta homogeneidad en el desarrollo técnico, cultural y administrativo de Egipto. Destaca la consolidación de la estructura estatal basada en la figura del rey-dios, en la que el faraón es hijo de la deidad correspondiente (en este periodo, Re). Comienza a ser evidente la influencia de los sacerdotes de Re en las decisiones políticas de Egipto. Sus templos recibieron por parte del estado numerosas donaciones de tierras, ofrendas y privilegios fiscales, configurándose este culto como una de las principales fuerzas políticas y económicas de Egipto.

La superación de las estructuras sociales preestatales se muestra sobre todo en la construcción de las pirámides, empresa que requería una gran masa de trabajadores organizados de forma centralizada en torno a un poder, tanto mediante la coacción como mediante el concenso. Para erigir estas estructuras, la sociedad debía de haber aceptado el culto al faraón como divinidad y el alto grado de centralización del estado egipcio. Se evidencia una reorganización de la administración egipcia en aras de una mayor centralidad del poder, delegado por el faraón en los nomarcas o en los visires, y la aparición de una clase de trabajadores dependientes diréctamente del soberano para la construcción de obras públicas. Parece que la propiedad privada estaba, en última instancia, bajo control directo de la administración.

Durante este periodo se desarrollaría una importante red burocrática en torno al faraón. Los dos territorios egipcios, el norte y el sur, estaban administrados cada uno por un visir ubicado bien en Tebas, bien en Heliópolis, al tiempo que se aumentaba el control central sobre los nomos a través de estos funcionarios. Estos visires tenían a su cargo la administración de la justicia, con el cometido principal de castigar los excesos cometidos por las administraciones locales en manos de los monarcas, así como la recaudación de los impuestos. Estos visires desarrollarían una amplia red de clientelas que configurarían una clase privilegiada de funcionarios, entre los que destacaban especialmente los escribas a los que se representa como la clase más rica de la sociedad egipcia. Los visires conseguirían igualmente un alto grado de poder, solo por debajo de los faraones (además solían ser sacerdotes de algunos de los cultos principales), destacando personajes como Imhotep, visir de Zoser durante la III dinastía.