Pisología Social de la Comunicación/N5a

1. INTRODUCCIÓN

La subjetividad no es esencial o permanente, es producida y significada dentro de una cultura. Vivimos en un mundo de significados, donde todo tiene algo que decirnos. Los significados organizan nuestro mundo, de este modo, yo sé quien soy porqué el mundo exterior así me lo dice. Y en todo este proceso es donde entra la comunicación.

La comunicación puede entenderse como la interacción mediante la que gran parte de los seres vivios acoplan sus respectivas conductas frente al entorno mediante la transmisión de mensajes.

Hablar de comunicación en las relaciones humanas supone hablar de toda aquella interacción activa o pasiva que se da en un sistema social, es decir en una cultura que, sin comunicación, no existiría.

De este modo, lugares como la ciudad, pueden definir nuestra identidad mediante una interacción de significados, lo que hace pensar que una persona al estar en contacto siempre con los mismos significados tendrá una identidad, mientras que al emigrar, esos lugares comunicativos y simbólicos cambiaran, por lo tanto su identidad se supone que también lo hará.

2. COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN SOCIAL

Cuando hablamos de comunicación vamos más allá de los medios de difusión masivos, por encima de todo hablamos de una relación interpersonal. La comunicación es un sistema mediante el cual se van organizando las relaciones comunicativas dentro de los colectivos humanos y entre estos y su entorno, creándose así la vida social, creando así la sociedad.

Podríamos entender la comunicación como un sistema de transmisión de mensajes o informaciones, entre personas físicas o sociales, mediante un código de signos convenido o fijado de forma arbitraria; pero nos quedaríamos cortos al no contemplar toda su amplia dimensión. Vivimos en un mundo lleno de significados, hay incluso diferencias entre lo que queremos decir y lo que realmente decimos.

Por lo tanto, entendemos que además del lenguaje, están los significados que están detrás de las palabras, y es gracias a la interacción de los dos elementos con el mundo exterior lo que hace posible la interacción comunicativa.

El lenguaje no es una descripción de la realidad, sino que la construye. Este carácter constructor hace que tenga gran importancia la forma como las personas definen un hecho, una acción, incluso un lugar. El habla supone la existencia de “otro”, un lugar desde donde uno es escuchado y reconocido. No existe conocimiento de nosotros fuera del lenguaje, ya que el lenguaje, mediante su amplio campo simbólico, produce la realidad.

El ser humano no actúa tanto en relación a las supuestas características objetivas de los objetos con los cuales se relaciona, como sí por la base del significado que se atribuye a esos objetos. Así, el significado de esos objetos no los tienen los objetos por si mismos, sino que surgen del intercambio de las relaciones con las otras personas. Es en la interacción con los otros donde se crea nuestra forma de interpretar la realidad.

Es importante el carácter activo que ejerce la persona en este proceso. Cuando decimos que los significados se crean mediante nuestra relación con los demás, no decimos que son los otros quienes nos indican esos significados, sino que somos nosotros mismos quien los elabora, aunque para ello sea necesaria la interacción con los demás.

La persona ejerce un papel activo, seleccionando, transformando, negociando los significados adecuados en función de las acciones que pretenden desarrollar en cada situación. Muchas veces no sabemos exactamente muchos de los significados de muchas acciones y es que se definen dentro de su campo simbólico y luego se incorporan. La realidad social se construye mediante las prácticas sociales concretas que desarrollan las personas en la vida cotidiana.

La subjetividad se crea a partir de las interacciones con el mundo físico, los otros y sus significados, una persona se reconoce a si misma como unidad a partir de su reflejo en el mundo exterior. La subjetividad es un producto cultural en tanto que resultado de la interacción comunicativa, en resultado de dinámicas de poder-saber.

Según Foucault: “La subjetividad es el modo en que el sujeto hace la experiencia de sí mismo, pero esa experiencia no es igual para todos, es la experiencia del particular mundo en el que se vive. Por tanto, en cada momento histórico los individuos van construyendo diferentes formas de subjetividad”.

Quien crea esa subjetividad es el poder, el cual permite hacer sustituir la coacción por normalidad. Las subjetividades son escritas y reguladas por discursos institucionales que definen la normalidad y la desviación. No hay esencias humanas; somos producto de construcciones históricas y estrategias de poder. El ser humano es corpóreo, sexual, social, dividido, histórico y descentrado, es efecto del lenguaje, de la sociedad, la cultura y la historia, del poder.

En otras palabras, el poder es una relación social e implica una manera de ver los procesos sociales, el poder no está localizado, no tiene un solo origen, es múltiple, atraviesa todas las relaciones sociales. Según Foucault “lo que hace que el poder se acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice ‘no', sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que una instancia negativa que tiene como función reprimir”, y todo ello se coordina en el sujeto en forma de subjetividad.

Las dinámicas de poder-saber producen la dominación y especialmente la subjetivación: la clasificación y formación de seres humanos en diferentes tipos de categorías. El poder se ejerce no tanto por el engaño o el secreto como por la producción de saber, de verdad y la organización de los discursos en cuanto que instancias que organizan la sociedad. En definitiva, toda acción social, se desarrolla en una trama de relaciones interpersonales pero a su vez se nutre de acción subjetiva de cada uno de los sujetos participantes. Esto hace que se cree un sistema dinámico de producción de la sociedad, en que la interacción comunicativa es creadora de identidad y a la vez de realidad.

3. SALTO MIGRATOTRIO Y COMUNICACIÓN El salto migratorio condiciona la redefinición de la identidad en las formas de auto-presentación individual a partir del contacto con el entorno urbano, las prácticas culturales que emergen de dicho contacto y la comunicación con la sociedad receptora. Saber cómo tiene lugar la redefinición identitaria de los inmigrantes en un contexto como una nueva ciudad y cómo se puede explicar desde la comunicación es el objetivo del siguiente apartado.

Se intenta hacer visible la construcción de la identidad como percepción de uno mismo frente al otro; el sentido de pertenencia como principio básico para la formación de la identidad; la ciudad como escenario básico de la diversidad e interacción, etcétera.

3.1. CIUDAD Las prácticas urbanas determinan en buen medida el ser individual y colectivo. Más que un espacio habitado, la ciudad es hoy símbolo, presencia viva de la complejidad de la vida contemporánea (aportación de Esther Flores). Desde la comunicación, la ciudad es un conjunto de espacios de comunicación donde se dan lugar a distintas formas de agregación social y se producen todo tipo de interacciones promoviendo lo que viene a ser la cultura.

Según Marc Augé (1993 citado en Rizo M., 2004), hay dos tipos de espacios de comunicación de las ciudades, los “no lugares”, que son aquellos espacios anónimos en los que por exceso de la faz comunicativa urbana se ha pasado en las épocas “sobremodernas” a la constitución de lugares de ocupación provisoria; y los “ lugares antropológicos”, que son aquellos lugares en que la identidad es compartida, es común a todos los que lo habitan y además los que no lo habitan ven a esos sujetos identificables con de ese lugar.

De los primeros, se podría decir que son espacios de los que no se puede asignar nada en relación a una forma de identidad, por lo que la gente no los tendría en cuenta a la hora de definirse. Los transportes públicos o lugares de paso son ejemplos comunes de los “no lugares”. Mientras que de los segundos, se desprende la idea de que son espacios de los cuales se adquiere identidad. De este tipo de lugares el individuo toma como propias unas características y cualidades.


Fotografía 1

Las Fotografías número 1 y 2, son un claro ejemplo de lo que se entiende con esta idea. La fotografía número 1 se trata del metro de Barcelona, se trata pues de un “no lugar” donde no se toma como propios unos símbolos para identificarse. No suelen suceder acciones características en ese lugar que identifiquen a quien las haga. Cualquier persona toma el metro para desplazarse y poco más, nadie queda en el metro para hacer unas risas ni para pasar la tarde con los amigos, se trata tan solo de un lugar de ocupación momentánea, de paso. Lo más normal es que sean denominados “no lugares” aquellos sitios más bien de transporte público o de paso.

 Fotografía 2

Por otro lado tenemos un “lugar antropológico”, en este caso la fotografía número 2 muestra una plaza dónde se reúne un grupo de amigos para realizar actividades conjuntas, se trata de un botellón, pero se puede extrapolar a cualquier lugar y a cualquier práctica, donde siempre se reúnen los amigos al salir de clase o de donde sea para pasar el rato. Podría ser simplemente que no tienen dónde ir para pasar el rato, pero aún así, fuera el lugar que fuera tendría una simbología para aquel grupo. Puede ser que en un principio los miembros de un grupo de amigos quedasen explícitamente en ir a ese lugar para pasar el rato, pero con el paso del tiempo, no es necesario, si uno de ellos quiere ver al resto sabe que por allí estarán. Ese lugar significa algo para ese grupo, si preguntas sobre cambiar de lugar, la respuesta sería negativa, ya que ese lugar es icono de la amistad de ese grupo; ¿quién pues no queda para charlar con sus amigos siempre en los mismos lugares?

Hay incluso veces, sobretodo en grupos jóvenes, en que ese grupo de amigos se acaba poniendo un apodo con un nombre relacionado con ese “lugar antropológico”. Un ejemplo muy claro se da en mi ciudad, en que un grupo (en este caso neonazi) de amigos siempre frecuentaba una plaza llamada vulgarmente “la plaza de los agujeros”. El nombre de esa plaza ya provenía de muchos años a tras, pero lo que nos interesa es que ese grupo de chavales adolescentes fueron llamados “los agujeros” durante mucho tiempo cuando ya ni siquiera se recuerda que el nombre proviene de la plaza y no del grupo .

Otro ejemplo de “lugar antropológico” es el que nos muestra la aportación de Lucía Callerino. Se trata de los casales de cada país, en este caso del Casal Argentino en Badalona es “un lugar con identidad propia, de concentración de ideas, de homogeneidad, en donde se comparten la lengua, actividades, bailes, bebidas, comidas y hasta se puede hacer psicoterapia”; con todo representa un sitio en que los argentinos emigrados de su país se pueden representar ya no como Argentinos, sino como Argentinos que viven en Barcelona.

De todos modos esta distinción es muy dicotómica, cada “lugar” y “no lugar” depende de cada persona o grupo a que se haga referencia. El siguiente ejemplo extraído de la Puede resultar bastante descriptivo en relación a la relatividad de los lugares, en este caso de una autopista, supuestamente un “no lugar” (Aportación Juan Espiau):

“Un señor M. Circula con su Opel Corsa por la autopista. Se dirige a casa de su madre y no tiene prisa por lo que circula tranquilamente por el carril derecho. Un deportivo pasa por su lado a toda velocidad y M piensa “ este tío se va a matar”, “ yo no voy como él”. Más tarde adelanta a una furgoneta hippie que circula aún mas lento que M. Se da cuenta de que su vida nada tiene que ver con esos hippies, y pese a considerarse una persona tranquila, cree que no le gustaría la vida tan ingrávida que supone deben llevar los de la furgoneta. Uno tras otro van apareciendo coches en la autopista, que de alguna manera ayudan a forjar la identidad de M. En las interacciones relatadas, M. No se identifica con ninguna de esas personas, pero si se percata de que no es como ninguna de ellas, es decir, es capaz de definirse a si mismo al diferenciarse de los demás.”

Personalmente considero que cualquier lugar puede ser un “lugar antropológico”, seguramente se debe tratar más bien de un continuo más que de pertenecer a una u otra categoría.

Como hemos visto, la ciudad (y los lugares que residen en ella) es proveedora de identidades, o lo que es lo mismo, la ciudad agrupa identidades múltiples dentro de sus límites. Los barrios seria un claro ejemplo de ello, en que no es lo mismo un bario tradicionalmente obrero que un barrio tan solo residencial y de clase medio alta a la hora de formar una identidad en el individuo.


No es lo mismo vivir en una urbanización de clase media-baja, en que te puedes identificar más como un tipo de gente trabajadora que vivir en una casa alejada de la urbe en que tienes más privilegios, posibilidades etc. Hay autores que destacan los tipos de discursos que circulan por el espacio urbano, los cuales dan lugar a distintas formas de socialización. Puede ser el caso de las asociaciones de vecinos o de las relaciones que se dan con los vecinos de tu mismo edificio. Según Gaggiotti (2001 citado en Rizo M., 2004), en la ciudad pueden producirse dos tipos de discursos:

· Los que entienden la ciudad como estructuras permanentes; el pueblo, el vecindario, la ciudad · los que incluyen las percepciones de los grupos sobre acciones propias a la vida urbana y por lo tanto acciones que los grupos advierten indivisibles a la urbano.

De estos discursos se reconocen tres formas posibles de la percepción de la ciudad, dependiendo de estas percepciones, la subjetivación será sustancialmente distinta.

1. Ciudad idealizadora del pasado.

Esta percepción de la ciudad sirve para explicar el origen y así justificar y tratar de entender su presente. Se constituye a partir de la invención de elementos simbólicos, lugares y personajes, que se ligan muy especialmente a un momento.


Un ejemplo muy claro lo tenemos con la Barcelona del 92, fue el centro del mundo durante un periodo de tiempo, fue la capital del mundo, representó la innovación con respecto otras olimpiadas, fue en definitiva un símbolo del cual mucha gente se identifica para identificarse como diferente de la gente de otra ciudad.






Por otro lado tenemos las Ramblas, es un icono de ciudad cosmopolita, de integración de culturas, un posible discurso es el siguiente: “ a mi me gusta ir por las ramblas, porqué soy muy abierto a otras culturas y ahí te encuentras gente de todo tipo”.

2. Ciudad idealizada en el futuro.

Ayuda a los grupos a organizar su proyecto de ciudad, la cual se compara y liga a otras ciudades. Aquí se busca además una identidad colectiva en que tu al formar parte de esa ciudad tienes esa identidad, como es el ejemplo de la fotografía número 4, donde dice “barcelona batega” indicando que todos los ciudadano de Barcelona son activos y por lo tanto quieren hacer cosas y son partícipes de las actividades del ayuntamiento.

Fotografía 4.

Por otro lado, haciendo un poco de memoria, todos recordamos que antes de que sucediera el forum, se tenía una idea idealizada de Barcelona como innovadora, integradora, y por eso en un futuro (ahora pasado) se hacia el forum, ya que representaba esa identidad propia de Barcelona (Fotografía número 5), aún así tan solo hace falta ir a la web del ayuntamiento de Barcelona para ver una definición tanto de la ciudad como de la gente que reside, buscando así una identidad colectiva: “Mediterrània. Dos mil anys d'història. Oberta a totes les innovacions. Acollidora, plural, diversa. Una ciutat per viure i compartir”.





Fotografía 5

3. Ciudad idealizada en transición.

Percepción de la ciudad que cohesiona a los grupos en torno a un discurso polarizador, o bien a favor de la ruptura con el pasado o bien a favor de la continuidad como condición indispensable de la ciudad. Como ejemplo tenemos aquellos planes que crea el ayuntamiento para fomentar una innovación ya bien de infraestructuras y así romper con un pasado menos próspero pero también son aquellos movimientos más bien sociales que intentan mantener una continuidad como el caso de las asociaciones de vecinos cerca de la sagrada familia que no quieren el AVE, un supuesto avance, cerca de ellos.



3.2.IDENTIDAD

Nuestra vida cotidiana transcurre en interacción continua con otras personas y cosas, necesitamos identificarnos con los demás y lugares para saber de ese modo quien somos y también de ese modo diferenciarnos para poder sentirnos nosotros mismos. Todo aquello que podamos asociaron nosotros mismos lo hacemos servir como un indicador palpable de nuestra individualidad. La identidad social y la identidad individual no son realidades separables, sino que se constituyen conjuntamente; y lo hace mediante la interacción comunicativa.

La construcción de las identidades se fundamenta en sistemas de clasificaciones de los sujetos sociales, establecedores de un “nosotros” frente a un “ellos” (Rizo, M., 2004). La experiencia de la identidad no existe desde siempre sino que está ligada al mundo que nos envuelve y en que medida nosotros formamos parte de él.

La interacción simbólica define la situación y el lugar., resulta ser un medio por el cual se realiza la socialización, de este modo, el sentido del yo y el sentido del otro generalizado, a través de este tipo de interacciones se van manteniendo y reforzando, permitiendo a las personas reconocerse y dotar de sentido sus vivencias (Rizo M., 2004).

Actuamos frente las cosas en relación a las significaciones que estas tienen para nosotros, estas significaciones surgen de la mencionada interacción social-individuo y se utilizan para interpretar el mundo y su subjetividad.

3.3. IMMIGRACIÓN

No cabe duda que las personas pertenecientes a la comunidad autóctona, que poseen su cultura delimitada en su espacio concreto, necesitan en menor medida modificar sus esquemas culturales, es más, muchas personas de este grupo se resiste a modificarlos. Las personas que emigran experimentan una “hibridación” de sus esquemas culturales como resultado de una doble necesidad: la de adaptarse a la nueva situación y la de no perder sus raíces culturales (aportación Valeria Santoro).

Hay que plantearse la situación desde un hipotético principio (ya que en esto no hay un principio y un fin). Una persona emigra de su país en dirección hacia otro, hay muchos factores que entren en juego; este sujeto ha nacido y crecido con un entorno y un grupo muy distinto al que se va a encontrar más adelante. Ha crecido en un faz de iteración comunicativa en que hay una gran cantidad de significados.

A todo esto se añade el desarraigo que comporta, a nivel individual, tres grandes pérdidas o transformaciones, la perdida de la identidad personal y familiar, de identidad cultural y de ubicación socio-económica. Los inmigrantes se encuentran en una situación de reaprendizaje personal en que deben modificar sus significados frente al mundo externo y hacer propio unos espacios urbanos en los que se sienta subjetivo.

Esto puede hacer que un inmigrante que llega a Barcelona se vaya a vivir a zonas como El Raval, en lugar de Gracia por ejemplo, ya que allí viven más inmigrantes de los cuales se siente más identificado con sus prácticas, sus espacios que no en Gracia dónde los significados que se extraen de ese espacio urbano son muy distintos a los suyos. De todos modos, puede que más adelante, mediante una realimentación de sus significados con el espacio urbano se acabe desplazando de lugar, ya que ya no será un inmigrante que ha llegado para alojarse en Barcelona, sino un barcelonés con orígenes de fuera y por lo tanto, sintiéndose barcelonés y acorde con sus practicas comunicativas se identifique con otros lugares de la urbe.

Un ejemplo quizá mas claro seria el típico caso que sale en las películas de un actor que vive en Los Estados Uunidos, y que para sentirse como verdadero actor se deslaza a vivir a Hollywood; espacio subjetivo y lleno de caracterizaciones acorde con los que él cree que es y lo que el lugar le puede dar a su identidad.

Los flujos de población que se desplazan a diario de un extremo a otro de la ciudad puede considerarse como otro tipo de migración dentro de la misma. Esto afecta a los espacios pues les otorga significados diferentes según su funcionalidad (Aportación de Maria Emilia Cruz Beltrán).

Los sujetos inmigrantes se comunican con su núcleo más cercano, con inmigrantes procedentes de otros países y ciudadanos autóctonos (en que se da el juego de la autoidentificación y la heteroidentificación), y con el entorno. En este sentido, las calles, los itinerarios urbanos, los objetos culturales, los espacios privados y las relaciones con los demás, marcan la identidad del inmigrante con su nuevo espacio, en que el inmigrante adopta como propia pero modificándola a su espacio y modificando sus propias prácticas culturales de origen.

Un ejemplo gracias a la aportación de Valeria Santoro, presenta como los inmigrantes dejan su espacio y adquieren particularidades dinámicas adaptándolas al nuevo espacio:

En los países musulmanes, las familias sacrifican un cordero, que luego consumen con familiares, vecinos y amigos. La legislación europea sólo permite sacrificar a los animales en el matadero, así a pesar que el sacrificio se realiza en el matadero, se sigue el protocolo que permite que los alimentos sean considerados Halal (de acuerdo con los preceptos coránicos).

Tal como dice Rizo, M. “en este juego de vínculos de negociaciones comunicativas, los inmigrantes –así como cualquier otro individuo- ponen en escena su “yo” de modo que la interacción entre ellos y los otros genera nuevas formas de percepción de uno mismo”.






4. CONCLUSIONES

El lenguaje no es una descripción de la realidad, sino que la construye. El habla supone la existencia de “otro”, un lugar desde donde uno es escuchado y reconocido. No existe conocimiento de nosotros fuera del lenguaje, ya que el lenguaje, mediante su amplio campo simbólico, produce la realidad.

Lugares como la ciudad, pueden definir nuestra identidad mediante una interacción de significados, lo que hace pensar que una persona al estar en contacto siempre con los mismos significados tendrá una identidad, mientras que al emigrar, esos lugares comunicativos y simbólicos cambiaran, por lo tanto su identidad se supone que también lo hará.

La subjetividad se crea a partir de las interacciones con el mundo físico, los otros y sus significados, una persona se reconoce a si misma como unidad a partir de su reflejo en el mundo exterior. La subjetividad es un producto cultural en tanto que resultado de la interacción comunicativa y es mediante la migración donde se subraya el cambio, ya que siempre está cambiando en tanto la interacción comunicativa nunca se para.

Así, es tan solo cuando las significaciones simbólicas de la realidad difieren de modo sustancial, cuando es necesaria una reinterpretación de las señales comunicativas, en otras palabras, de la realidad.


5. VALORACIÓN PERSONAL

Es importante conocer qué afecta en la formación del yo. Este trabajo da que pensar, ya que si todo lo que me ha envuelto desde niño de golpe y porrazo cambia, es posible que al estar en otro lugar, con gente distinta, haciendo actividades distintas quiera decir que soy otra persona.

Personalmente he vivido unos meses en otro país con su correspondiente cambio de realidad, el hecho de volver,, aunque fuera poco tiempo, me ha mostrado que yo he cambiado y que ahora veo mi mundo con otros ojos.


BIBLIOGRAFIA

· Marocco, Beatriz (2002) Prostitutas, jugadores, pobres y vagos en los discursos periodísticos. Porto Alegre siglo XIX. Barcelona: UAB, http://www.tdx.cbuc.es/TDX0123104162826/index.html, pàgines 3768. · Rizo García, Marta (2004) Prácticas culturales y redefinición de las identidades de los inmigrantes en El Raval (Barcelona): aportaciones desde la comunicación. Barcelona: · http://bcnweb13.bcn.es:81/NASApp/STNBCNETA/ca/html/base.jsp?seccion=b_1.jsp&menu=2&submenu=0 · http://www.bcn.es/catala/laciutat/barcelona/ · www.avepellitoral.info · Aportaciones del Campus Virtual