Pisología Social de la Comunicación/D4a

Tema 4: Ideología La guerrilla de la comunicación Trabajo final



Marisol Expósito Camprubí Elena Cogolludo Medina Módulo 10

Con este trabajo intentaremos introducir al lector al tema de “ideología” a través de un movimiento concreto “la guerrilla de la comunicación” . Nosotros nos hemos adentrado en este tema gracias la lectura de su manual ( Manual de la Guerrilla de la Comunicación. Grupo autónomo A.F.R.I.K.A. Virus editorial 2000). Concretamente, nuestro grupo se centró en la parte más teórica que define dicho movimiento, con lo cual es la que conocemos en mayor profundidad (tal y como se puede apreciar en nuestras reflexiones posteriores). Sin embargo, hemos decidido destacar puntos recogidos en la totalidad del manual para que el lector pueda tener una visión más amplia y acertada. También con dicha finalidad hemos introducido algunos ejemplos para ayudar a hacer más comprensible el contenido.

En la segunda parte de este trabajo hemos tomado en consideración los comentarios recibidos en torno a esta temática y hemos realizado una breve reflexión al respecto.

Finalmente, hemos considerado oportuno dar nuestra propia versión del tema aportando los argumentos necesarios para defender nuestra propia postura.

Sin más dilaciones, vamos a adentrarnos primeramente en el desarrollo del tema.

Sobre la guerrilla de la comunicación

El surgimiento de nuevos movimientos sociales en las últimas décadas se ha visto acompañado de nuevas formas de ocupación del espacio público y de nuevas maneras de entender la acción política. La guerrilla de la comunicación nace precisamente en este mar de movimientos que colocan el deseo de otra política en el centro de sus iniciativas y surfean la ola de los propios movimientos señalando creativamente la relevancia de la comunicación en nuestros días. La concepción de la guerrilla de la comunicación forma parte de un proceso donde se critican las relaciones sociales de dominio como, por ejemplo, el nuevo y el viejo nacionalismo, el sexismo/patriarcado, el racismo y las formas de producción capitalista vinculadas con estos; se analiza la normalización de tales relaciones de dominio a nivel de los discursos sociales y de las formas de gramática cultural y se formulan presupuestos de como cuestionarlas. La guerrilla de la comunicación quiere socavar la normalidad y la pretendida naturalidad del orden imperante. Su proyecto es la crítica de la no cuestionabilidad de los existentes.

Las autoras se han decidido por el concepto de la guerrilla de comunicación porque todos los conceptos y todas las formas de acción que resumen se refieren de comunicación social, a la comunicación entre los medios y los consumidores de los media, a la comunicación en el espacio público o social, así como la comunicación entre instituciones sociales e individuales. Al menos igual de importante que los medios técnicos de comunicación son las formas cotidianas de comunicación “cara a cara” y las estructuras sociales de comunicación en las cuales se producen y reproducen continuamente las relaciones de poder. Ejemplo: En reuniones de asociaciones el presidente está autorizado y obligado a dirigir el orden del día, lo que pone de manifiesto su posición destacada frente a los demás. De esta manera se hacen aceptables unas estructuras jerárquicas, puesto que esta es una manera normal de organizarse.

Gramática cultural y subversión

A continuación abordaremos una cuestión muy simple; ¿ cómo es posible que la gente de nuestra sociedad acepte con tanta naturalidad las múltiples relaciones de poder y de dominio? ¿ por qué razón estas relaciones son consideradas algo normal y generalmente no son cuestionadas? ¿ de qué manera pueden introducirse interferencias y confusiones en este consenso social que existe respecto al ejercicio del poder?

Las más diversas instituciones sociales se encargan de que aprendamos ya desde pequeños como integrarnos y someternos a las relaciones de poder y de dominio. En la escuela- uno de los lugares más importantes de socialización- , por ejemplo, muchos conceptos de la ideología dominante ya están incorporados en las materias a tratar; por ejemplo, la teoría dominante referente a la historia, los conocimientos generales necesarios, el sistema social de valores y normas. Se enseñan en un sentido mucho más amplio a los alumnos como integrarse en la normalidad de relaciones de poder y dominio.


Ejemplo: Un orden de comunicación frontal y unilateral determina quien decide sobre la manera de aprender- es decir, la profesora- y quién tiene que adaptarse –es decir, los alumnos- . La secuencia exacta de las horas lectivas se hace obligatoria a través de señales acústicas. A eso hay que añadir la configuración arquitectónica del edificio y de su entorno con sus aulas, salas de especialidades, salas de profesores prohibidas para los alumnos así como la división de los alumnos divididos por categoría de edad y conocimientos mediante exámenes y notas. En este marco es absolutamente normal que el profesor se plante delante de los alumnos les de la palabra a la hora de hablar y sobre el tema que él determine, pues parece ser que solo este procedimiento posibilita un transcurso regular de la enseñanza. De este modo, no solo se reestablece cada vez la autoridad del que manda, sino también el mantenimiento del sistema de autoridad y subordinación como único camino posible para organizar las relaciones sociales.


En el marco de las regla y de las conversaciones escritas y no escritas de la escuela, los que aprenden y los que enseñan practican diariamente unos comportamientos que sirven también en otros ámbitos sociales para mantener un orden basado en relaciones de poder. La totalidad de tales reglas la denominamos “gramática cultural”. Mediante unos pocos ejemplos se puede ilustrar como este sistema de reglas de la gramática cultural produce y reproduce al poder y el dominio y como normaliza normas de comunicación jerárquicas. Y lo hace no solamente bajo presión externa, como en la escuela, sino también en gran medida en contextos determinados por una misma: la gramática cultural no se respeta exclusivamente por obligación, sino también conscientemente y por interés propio.

A pesar de esta flexibilidad de la gramática en el sentido lingüístico y cultural, su sistema de reglas, sin embargo, no es en absoluto neutral, ni transformable, ni utilizable, ni fácil de aprender o accesible para todo el mundo. La gramática cultural por el contrario es expresión de relaciones sociales de poder y dominio, y sus reglas juegan un papel fundamental en su producción y reproducción.

Breve digresión sobre el poder, el dominio y la hegemonía

Partimos de la premisa de que conceptos como “dominar” y “ser dominada” siguen teniendo validez, sabiendo que las relaciones sociales no pueden explicarse simplemente según un esquema: “arriba-abajo” y que aún resulta menos posible personalizarlas de esta forma. En una sociedad capitalista compleja coexisten relaciones manifiestas de dominio y formas cotidianas de ejercer el “poder en lo pequeño” que se dan a todos lo niveles de la sociedad. Ambas se condicionan y se estabilizan naturalmente. El poder no sólo funciona por la aplicación de la fuerza, sino también mediante ofertas de identificación en una cultura de dominio donde los conflictos sociales se regulan sobre todo a través de jerarquizaciones y donde por consiguiente, parece que no haya otra manera de solucionarlos, (casi) todas las personas contribuyen a mantener esta situación al intentar mejorar su posición respecto a aquellas que se encuentran en una posición peor. No sólo las contradicciones de clase, sino también las jerarquizaciones étnicas y las relaciones de género funcionan por medio de la opresión y del autoposicionamiento dentro del estrecho marco social.

La manera en que se ejerce y se mantiene el poder en las sociedades burguesas desarrolladas, sin que por ello se tenga que recurrir a la fuerza directa puede caracterizarse por el concepto de “hegemonía” elaborado por Antonio Gramsci.

La hegemonía se produce no solo en el nivel verbal-discursivo, sino también a través de la manera en que las normas sociales (burguesas) determinan la vida cotidiana de la gente: se desarrolla a partir de la imposición y puesta en práctica de reglas y formas de interrelacionarse, de símbolos y modos de comunicación, es decir, que se desarrolla en el nivel de la gramática cultural. Las formas culturales constituyen, por tanto, unos elementos esenciales de la reproducción de las relaciones sociales imperantes y para su mantenimiento son igual de importantes que las instituciones del aparato de poder del Estado.

Para poder criticar o atacar las dimensiones políticas de la gramática cultural de los dominantes, primero hace falta descifrarlas. Así mismo, las acciones de la guerrilla de la comunicación solo funcionan si vienen precedidas por la compresión de las estructuras del poder.

Estrategia y táctica

Hay que preguntarse que posibilidades de actuar existen dentro de un sistema tal de normalizaciones y que se puede hacer para no verse completamente determinado por las normas fijadas. Para animar a acciones encaminadas a cambiar la sociedad no es suficiente con llamar a las estructuras de poder social por su nombre y denunciarlas. De lo que se trata es de comprender como traducir esta en actuaciones prácticas. Los puntos de partida de tal acción política hay que buscarlos en la parte cotidiana de la gente. A parte de reflexionar acerca de las normas de instituciones sociales, deberíamos preguntarnos por tanto, como los sujetos en cuanto individuos manejan estas normas sociales. En su análisis de las relaciones sociales de poder, el filosofo francés Michel Cearteau ha pensado esta relación entre sociedad e individuo con los conceptos de “estrategia” y “táctica”.

“Estrategia del poder” significa poder dirigir las relaciones de fuerza y determinar y ocupar los espacios sociales. Eso presupone un lugar social, una institución provista de poder. Este “lugar propio” forma la base desde la cual la acción estratégica organiza y garantiza sus relaciones sociales. Ejemplo: ayuntamientos

Bajo “táctica”, sin embargo, hemos de entender un cálculo que no parte de una base fija, de ningún lugar propio, sino que solo dispone del terreno del otro para actuar. La táctico tiene que arreglárselas con el terreno que una fuerza ajena le cede y buscar “oportunidades”. Esta tergiversación de los presupuestos estratégicos mediante tácticas cotidianas es un principio fundamental de la guerrilla de la comunicación.

Lugares y espacios

Lugares para la guerrilla de la comunicación pueden encontrarse, en principio, en todos los espacios sociales. Los edificios representativos constituyen una ocupación simbólica del espacio publico, y que también se perciben como tales, se demuestra, por ejemplo, por la reiteración insistente con la cual algunas manos dejan sus huellas en los escaparates de los grandes bancos: estos edificios, con su carga simbólica de ser los representantes del poder económico y político son el blanco predilecto de los adoquines. La guerrilla de la comunicación pretende romper la estatización de los lugares públicos y repolitizar los espacios sociales y culturales, haciendo visible y atacando esta estatización al nivel de la forma exterior. La estrategia de poder cuida de estatizar lo político con el fin de naturalizar y de esconder las relaciones de poder. La guerrilla de la comunicación quiere contribuir a ser visible y convertir en objeto de reflexión estas estrategias de conservación del poder.

Ejemplo:

Esta es la perspectiva, por ejemplo, desde la que se deberían consideran los graffitis. Lo político de estos actos perseguidos como daños en el mobiliario urbano estaría en destrucción del efecto intimidatorio de la arquitectura. Marcar un muro o una pared con un nombre, un tag o un cuadro constituye una apropiación de esta superficie mediante la cual se ignora o se cuestiona la exigencia del poder de controlar y determinar el espacio también ópticamente, y al mismo tiempo se formulan las propias exigencias de poder.



¿TODOS O NADIE? Nombres múltiples, persones imaginarias, mitos colectivos.

Un nombre múltiple es “un nombre que cualquiera puede utilizar . Aquellos que lo han inventado rechazan expresamente tanto el monopolio par su uso como el copyright. Existe la posibilidad de que se convierta en un significante como fuerza siempre y cuando se vincule con una práctica determinada, reconocible y limitable. Entonces no solo significa dicha práctica sino que se asocia también con el cuerpo de una persona imaginaria. En cuanto la practica se hace reconocible y se llena con vida, esta persona va tomando vida, su cuerpo gana en contorno, adquiere una historia, un mito. La gente que entra en esta historia y que participa en las practicas vinculadas con el nombre múltiple acaba realmente formando parte de esta persona imaginaria y colectiva; la practica de los individuos singulares cobra fuerza a través del mito colectivo y al mismo tiempo lo reproduce. El nombre múltiple supera la separación entre individuo y colectivo.

Ejemplo:

Se dio en las insurrecciones campesinas en 1514, los campesinos del sur de Alemania se lanzaron al campo de batalla bajo el nombre de “der arme konrad” (el pobre Conrado). Pero no había ningún líder en el cual se encarnara la masa sublevada: cada uno de ellos era el pobre Conrado que se sublevaba contra su opresión.

Principios y métodos

El concepto de guerrilla de la comunicación no tiene por finalidad «empaquetar» mejor los mensajes que se pretende hacer llegar a las personas, en el sentido de una estrategia de publicidad, para así ser escuchados de una vez. A lo que se pretende llegar es a que, por principio, haya muchas posibilidades de interpretación a disposición de todos los sujetos. Las interpretaciones críticas y disidentes de acontecimientos y hechos surgen del «entendimiento cotidiano» (Gramsci) y no necesitan ser enseñadas. En muchas situaciones (por un interés propio bien entendido, para evitarse jaleos o por lo que sea), sin embargo, sólo se emplean aquellos modelos de interpretación «normales», casi naturalizados. Estos modelos de interpretación «normales» son aquellos que reproducen y afirman las estructuras de poder y, por lo tanto, de dominio. Una posible estrategia de comunicación podría consistir en crear situaciones localmente limitadas que ayudasen a activar perspectivas discrepantes. En este sentido, ya resulta subversivo perturbar los modelos de interpretación «normales». Para ello no se necesita ninguna teoría abstracta de lo que sucede en una situación de comunicación. Es suficiente con una «teoría ordinaria» es decir, conocimientos sobre lo que es «normal» y lo que no. Y esto está a disposición de todo el mundo. Hay dos propósitos de la política emancipatoria que continúan siendo preponderantes: la deconstrucción de los códigos dominantes y la difusión de códigos alternativos o emancipatorios propios. Para lo primero, lo que hacen es apropiarse de los códigos de la «gramática cultural» hegemónica, con el propósito de perturbarla, confundirla y desplazarla. Lo que está claro, naturalmente, es que este tipo de «perturbaciones» no pueden actuar en el sentido de una estrategia manipuladora, sino que sólo crean situaciones abiertas. Lo que resultará de éstas, lo que hagan los participantes con esta situación no puede ser predeterminado con precisión.

El «mensaje», el contenido comunicado por semejantes acciones subversivas, consiste en el propio ataque a las formas estético-culturales aparentemente evidentes. Transportan una crítica a las evidencias y, como mínimo, ayudan a agudizar la vista para reconocer que un evento aparentemente objetivo, puramente verbal y, a veces, presentado apolíticamente, siempre representa también un acontecimiento político. Y un ataque así no debe ser menos valorado que la intervención mediante un discurso de contenido clarificador.

Aun cuando resulta más fácil identificar claramente el mensaje de una crítica argumentativa -puesto que da la seguridad a quienes lo pronuncian de exponer sus posiciones de manera clara e inconfundible-, dado que esta forma de crítica se fundamenta en modos de comunicación socialmente hegemónicos, de esta manera reconoce, indirectamente, la legitimidad de los discursos hegemónicos y contribuye también a una estabilización de la situación dominante.

Con lo explicado hasta ahora, esperamos haber dado al lector una visión clara y completa del concepto de “guerrilla de la comunicación” sus principios y métodos. Para ayudar a ello mostramos algunos ejemplos relacionados con este movimiento.




Tomando en cuenta las contribuciones realizadas por algunos de nuestros compañeros hemos decidido destacar algunas de ellas. Nos ha parecido especialmente interesante la aportación referente al grupo llamado “Fiambrera” que realiza diferentes tipos de “intervenciones” para cambiar y reivindicar ciertas situaciones que se dan en nuestra sociedad.

Las acciones suelen darse en un espacio social en el que hay una situación insostenible, y en el que se intenta criticar la situación, buscar lo absurdo o ridiculizarla. En este caso nos hablan de la acción que llevaron en diferentes ciudades para reivindicar la dignidad y situación del parado. Se crítica una situación que se esta dando en diferentes zonas como es el desempleo. La mejor forma que se les ocurre es recurrir a las estatuas que encontramos en la ciudad e identificarlas con letreros, así se utilizan los códigos y signos establecidos en un espacio físico como son las calles  pero los transigieren. Se hace un símil entre la estatua de piedra y el parado. A cada estatua se  le coloca un letrero reivindicativo, donde se puede leer: PARADO Nº 55.

Se juega con la idea de que las estatuas, son figuras paradas, de piedra, inmóviles, que decoran nuestras calles. Estos son los verdaderos parados que podemos encontrar en nuestra sociedad, buscan romper con los estereotipos que tenemos hoy en día de los parados. De esta forma se intenta concienciar a la gente de la situación y buscan que las autoridades sena conscientes de la situación, también se busca que todos los parados reivindiquen por sus derechos. La opción escogida para actuar, es una forma de llamar la atención a un gobierno algo “parado” y nunca mejor dicho para mejorar la situación de los parados.


Por otro lado, nos ha parecido importante dar cuenta de la contribución realizada por una de nuestras compañeras y que nos ha llevado a reflexionar acerca de ello. Tal y como indicaba la guerrilla lo que pretende es romper con la estatización de los lugares públicos y repolitizar los espacios sociales y culturales para convertirlos en objetos de reflexión de las estrategias de conservación del poder. Ella se si este planteamiento es aplicable a espacios y contextos más pobres. ¿Realmente se consigue el mismo objetivo? ¿Podemos afirmar que estos cambios de significados sirven para repolitizar los espacios? La autora de esta aportación había encontrado unos ejemplos donde ciertos lugares, en principio destinados a otros usos, toman un significado diferente según la funcionalidad que tienen.


Parece una fabela brasileña pero esta casa está asentada en Vigo. Forma parte de un barrio de chabolas gitano creado hace 40 años. En él viven 47 familias. Algo parecido sucede en el Poble Nou.

De todo esto ella opinaba que los espacios cambian dependiendo de las necesidades sociales. El uso que se les da es lo que acaba otorgándoles un significado determinado. Y no al revés como afirma la guerrilla de comunicación.

Nuestra aportación del tema también tiene en cuenta el planteamiento realizado por esta alumna tal y como detallaremos más adelante.

La lectura del manual así como las contribuciones realizadas por nuestros compañeros nos han llevado a la reflexión y a que tengamos una visión propia de esta temática. Hemos decidido exponer nuestra propia postura destacando los aspectos más relevantes de ésta:

Tal y como hemos entendido el concepto de “estrategia” y de “táctica” según el análisis de las relaciones de poder de Michel Certau; la guerrilla de la comunicación no funciona como “estrategia” sino solo como “táctica”, dado que no parte de una base fija, de ningún lugar propio, sino que solo dispone del terreno del otro para actuar. La táctico tiene que arreglárselas con el terreno que una fuerza ajena le cede y buscar “oportunidades”.

La efectividad de la guerrilla la comunicación, además de por las condiciones locales, también se ve influenciada por el clima político respectivo y por las circunstancias sociales globales. Éstas determinan las condiciones generales de comunicación, bajo las cuales desarrolla su efecto y es recibida una acción concreta. A las autoras este concepto no les parece transferible. Aun cuando se hayan dejado inspirar por ejemplos de países muy diferentes y por sistemas sociales distintos, las reflexiones presentadas en este libro se fundamentan, sobre todo, en experiencias propias en las metrópolis de los países del capitalismo tardío. Aquí la cuestión de la represión tiene unas connotaciones muy diferentes que en dictaduras fascistas, sociedades de tipo soviético o Estados de la Periferia. Durante el nazi-fascismo, el distanciamiento o modificación de mensajes, el comportamiento insubordinado en lugares públicos o la guarnición de monumentos no fue, desde luego, un simple juego con símbolos y significados. Los nazis ejecutaron abiertamente su cosmovisión racista y antisemita. No intentaron disimular el poder y la jerarquía, sino que los impusieron con violencia y terror. Incluso las pequeñas desviaciones respecto al lenguaje oficial podían ser valorados y castigados como una agresión directa contra el sistema. Cuando, por ejemplo, una pintada de las SA como «Los judíos son nuestra desgracia», se convertía al sobrepintarla en «Los judíos son nuestra gracia», esto no era visto sólo como la expresión de una opinión discrepante, sino que podía ser perseguido como un claro acto de resistencia. En vista de la rotundidad del domino impuesto mediante el terror, hasta la más mínima manifestación de vida disidente, subcultural o independiente significaba una crítica al orden establecido y significaba, por lo tanto, un acto de resistencia (no siempre intencionado).

Por otro lado, muy diferente es la situación bajo el dominio de regímenes autoritarios y represivos en las sociedades de la Periferia con sus inmensas desigualdades sociales. Como demuestra el «teatro de los oprimidos» de Augusto Boal, aun cuando los métodos de la guerrilla de la comunicación pueden ser aquí una parte fundamental de la práctica política, los objetivos y puntos de partida de estas acciones serán diferentes que en las metrópolis imperialistas. Así, por ejemplo, determinadas formas de crítica del consumo no tienen sentido o resultarían incluso cínicas, cuando una parte mayoritaria de la sociedad se ve obligada a vivir por debajo del mínimo de existencia.

El sistema de sociedad del capitalismo tardío, siempre modernizándose permanentemente a sí mismo, no necesita por lo general de la coacción directa o terrorista para mantener su dominio. El análisis crítico de las sociedades del capitalismo tardío realizado por Herbert Marcuse (La tolerancia represiva, 1977) subraya que entre los fundamentos de las democracias burguesas representativas figura el de saber aguantar y re-integrar las opiniones discrepantes y las desviaciones culturales hasta un cierto grado de radicalidad. La crítica radical puede contribuir, bajo unas condiciones semejantes, a mantener una ficción liberal de diversidad plural, que no deja ver las estructuras institucionales jerárquicas y económicas desiguales. La guerrilla de la comunicación reacciona ante este peligro mediante un movimiento de esquivamiento. No formula posiciones propias, sino que critica las reglas de juego aparentemente evidentes, normales y naturales, que determinan sin una represión abierta lo que está permitido y lo que no. Identifica estas reglas al nivel de la gramática cultural, de las convenciones y de las normas convertidas en vinculantes de manera no verbal, y las ataca mediante intervenciones momentáneas, inesperadas y, en consecuencia, difícilmente reintegrables. En lo que a esto se refiere, hay un concepto político básico en la actuación de la guerrilla de la comunicación que podría ser definido como «sobreafirmación» (o sobreidentificación) de la ideología reinante. Toma más en serio que el propio sistema la idea de un ciudadano que piensa con independencia. Las acciones de la guerrilla de la comunicación persiguen, por lo tanto, la deslegitimación de las normalidades aparentes. Allá donde las convenciones habituales aparecen como naturales y definitivas, nos remiten a su construcción social y nos muestran así también su carácter modificable. El mercado aparentemente libre de las opiniones funciona, entre otras cosas, porque apenas si se cuestionan las normas y reglas que lo fundamentan. Atacarlas y formular reglas de juego propias significa acercar la chispa a la mecha de la subversión. La sociedad capitalista sabía y sabe cómo absorber desarrollos contrarios. En la actualidad su fuerza se basa más en la integración de desarrollos subculturales o disidentes que en su opresión. Esta capacidad de adaptación, sin embargo, también significa que la guerrilla de la comunicación sólo puede funcionar si se cuestiona continuamente y analiza las condiciones sociales de cada momento para encontrar siempre nuevas posibilidades de intervención.

Por otro lado, nos hemos realizado otra pregunta que creemos que merece la pena destacar: ¿el sujeto hace posible la crítica?. Hay una tesis en este contexto que viene a decir que las formas sociales dominantes se han diferenciado de tal manera que ya no se puede distinguir una gramática cultural de contornos definidos. Las situaciones sociales, según esta tesis, ya sólo son percibidas como una rápida relación de imágenes, conforme a una estética televisiva, y ya no son clasificadas atendiendo a puntos de vista y modelos de interpretación trascendentales. Una premisa de la guerrilla de la comunicación es que la confusión que introduce en la normalidad de una situación concreta conduzca más allá de ésta y pueda articular una crítica fundamental. Ésta resultaría inútil si las situaciones e imágenes permanecieran juntas sin relación alguna y sin ningún vínculo pensable. En todo caso, ésta es una visión futurista apocalíptica más que la realidad de la sociedad de las metrópolis.

A modo de conclusión queremos indicar que desde nuestro punto de vista, la guerrilla de la comunicación puede hacer tambalearse, atacar y deslegitimar la naturalidad de las pretensiones de dominio y el supuesto orden natural del poder en la actual fase de restauración social. Puede contribuir a abrir de nuevo el espacio en el que se articulen ideas discrepantes sobre las relaciones sociales e intervenir en procesos de discusión relevantes. No es, sin embargo, un remedio seguro contra la incapacidad de hegemonía de la izquierda. Esto se debe a los contenidos, es un problema doméstico no superable de manera tecnicista.


Bibliografia


• “Manual de la Guerrilla de la Comunicación”. Grupo autónomo A.F.R.I.K.A. Virus editorial 2000

• BOLETÍN ELECTRÓNICO ANTIMILITARISTA Nºs 25 y 26 / DICIEMBRE 2002 y ENERO 2003 MOVIMENT D'OBJECCIÓ DE CONSCIÈNCIA (MOC València)

http://www.piqueteway.tk/


http://www.sindominio.net/fiambrera/



Para la exposición de este tema utilizamos como material didáctico uno de los cortos de "¡Hay motivo!" . Es una película de largometraje hecha de pequeñas piezas, de alrededor de tres minutos de duración. Cada una de estas piezas está dirigida por un autor diferente y tiene por objeto denunciar algún aspecto de la realidad política y social española que se deterioró especialmente durante la última legislatura. A los autores les animaba el derecho legítimo a la libre expresión. Querían abrir los ojos de los ciudadanos y mostrar algunos problemas que el Gobierno de los últimos años había desatendido, manipulado, obviado o directamente escamoteado a la opinión pública. Nos hemos centrado en una de estas piezas, concretamente en “libre” para tal de inducir a la reflexión acerca de la manipulación de los medios de comunicación y la influencia que ejerce el poder y el Estado en nuestra sociedad.

Aquí adjuntamos el enlace para que podais visualizarlo:

http://www.haymotivo.com/es/cortos.html