Patología de la edificación/Estructuras de hormigón/Lesiones/Depósitos de polvo
El viento deposita polvo sobre las superficies del hormigón. En zonas de escasa lluvia, como ciudades al borde de zonas desérticas, llega en algunos casos a ‘colorear’ el hormigón. En general, es el polvo muy fino (d ≤ 0,01 mm) el que se adhiere más firmemente a la superficie rugosa del hormigón. En este problema es fundamental la capacidad de lavado de las superficies por el agua de lluvia, tanto por los rehundidos, resaltos, etc., que crean zonas de muy difícil o imposible limpieza, como por la influencia de la inclinación de la superficie.