Orígenes del Neolítico en Andalucía/Economía
En el extenso devenir de la historia humana, ningún acontecimiento ha tenido mayores consecuencias que el de la introducción de la agricultura. Con ella se crearon las bases económicas y las situaciones sociales propicias para el surgimiento de las sociedades estatales. Durante el 99 por 100 de la existencia humana, la caza y la recolección han constituido los principales tipos de subsistencia. Los seres humanos se desenvolvían con astucia y éxito en su ecosistema natural. La capacidad de producir alimentos les permitio aumentar su control sobre la naturaleza y multiplicarse rápidamente. Además de incrementarl la población y las provisiones. (Charles Redman; Los orígenes de la civilización: desde los primeros agricultores hasta la sociedad urbana en el Próximo Oriente). Para Veren Gordon Childe la primera revolución que transformo la economía humana dio al hombre el control sobre su propio abastecimiento de alimentos. El hombre comenzó a sembrar, a cultivar y a mejorar por selección algunas yerbas, raíces y arbustos comestibles. Y también, logró domesticar y unir firmemente a su persona a ciertas especies de animales en correspondencia a los forrajes que les había podido ofrecer, a la protección que estaba en condiciones de depararles y a la providencia que representaba para ello (Vere Gordon Childe, EL origen de la Civilización).
En páginas web como antropología online, nos encontramos con la siguiente información para la economía del Neolítico en Andalucía: En los análisis de fauna y restos vegetales aparece tanto doméstica: bóvidos, óvidos, cápridos, cánidos, como fauna salvaje y malacofauna. Sorprende la presencia de cerdos y conejos domésticos en el horizonte de transición al Neolítico en la cueva de Nerja. Se observa un predominio de especies salvajes (que perdura hasta el Neo. Final) en lugares como la cueva de la Dehesilla y la cueva del Parralejo (ambas en Cádiz). No obstante, en la zona or., se documenta almacenaje de grano en cavidades naturales. Entre los restos vegetales aparecen cereales: cebada y trigo y, ocasionalmente restos de bellotas, piñones y aceitunas, que reflejan una interesante actividad recolectora.
La domesticación de las plantas es una respuesta genéticas a nivel de una población provocada por una selección, resultante ella misma de una manipulación por otra especie. La simbiosis entre dos especies favorece su multiplicación. La agricultura implica obligatoriamente la siembra. La agricultura predoméstica concierne a las plantas que presentan un estado morfológicamente silvestre, es decir, no doméstico. La condición previa para la domesticación vegetal sería la preadaptación de los atributos biológicos favorables a una coevolución entre el ser humano y ciertas plantas. (Ramón Buxó., Arqueología de las plantas, Crítica: 87). Uno de los aspectos que definen el complejo proceso de neolitización consite en la intensificación en el aprovechamiento de los recursos vegetales. El paso fundamental, pero no único, en este camino se dio con el inicio de la agricultura. Además, las nuevas necesidades de almacenamiento y transporte de alimentos y de construcción de viviendas estables, consecuencias de la sedentarización, también se satisficieron recurriendo al mundo vegetal. Prueba de ello son los restos de cestería, cordelería, tejidos, entramados constructivos, etc. que acompañan a los niveles de periodos neolíticos desde sus épocas más tempranas (Jesús Emilio González Urquijo, Juan José Ibáñez Estévez, Leonor Peña Chocarro, Beatriz Gavilán Ceballos, Juan Carlos Vera Rodríguez., 2000, El aprovechamieno de recursos vegetales en los niveles neolíticos del yacimiento de los murciélagos (Zuheros, Córdoba, Complutum, 11: 172).
En la Península Ibérica, las plantas cultivadas están presentes desde principios del Neolítico en las regiones de levante y noroeste, y posteriormente en el sureste. El trigo desnudo, la cebada desnuda y la cebada vestida son los cereales más importantes; los trigos vestidos están asimismo representados, pero en una posición secundaria en relación con otros cereales. Las leguminosas cultivadas también existen desde este período, siendo la guija, la lenteja, el guisante y el haba las especies representativas. (Ramón Buxó., 1997, Arqueología de las plantas, Crítica). En la Cueva de Nerja (Nerja, Málaga), a pocos metros de la actual línea de costa y a 158 m sobre el nivel del mar, el cambio climático del Holoceno apunta hacia un aumento mayor de las temperaturas que de las precipitaciones. Los análisis antracológicos señalan el dominio de las leguminosas junto con especies cálidas y secas como el acebuche, que es la dominante durante el Neolítico Antiguo, así como el lentisco, los romeros y los cistos. En la la Cueva de los Murciélagos de Zuheros, como ya hemos manifestado, ubicada en la zona meridional de la Península Ibérica, se han obtenido prubas de cultivo desde los comienzos del Neolítico (como ya dieran a conocer Vicent y Muñoz en sus excavaciones en ese lugar), así para los inicios del Neolítico se detecta (mediados del V milenio) la presencia de trigos desnudos (Triticum aestivum/durum) y cebada (Hordeum vulgare) cultivados.
Posteriormente, durante el IV milenio, junto a las especies anteriores se han identificado también trigos vestidos (T. monococcum/dicoccum y T. dicoccum) tanto cariópsides como fragmentos de la paja (raquis). Existen diversos estudios como el elaborado por Pilar Acosta Martínez (1995), en el cual se ha tomado en cuenta el interés por estudios acerca de la flora y la fauna, así vemos como se manifiesta que la domesticación animal precede a la agricultura, exponiéndose el caso de la Cueva de Nerja (Málaga) en la cual se encontro cerdo en un contexto epipaleolítico, continuando en su articulo que de momento no existía constancia de agricultura en Andalucía hasta momentos avanzados, con diversas especies cultivadas. En la Cueva del Parralejo o de Dos Hermanas, (Arcos de la Frontera, Cádiz), se documenta la presencia de fauna doméstica desde el neolítico inicial con restos de buey, oveja, cabra, cerdo, perro y conejo y como problema el caballo. (Manuel Pellicer Catalán, El Neolítico Antiguo en Andalucía Occidental, 1982).
Es también en para los comienzos del Neolítico donde se obseva la presencia de agricultura en lugares como la Cueva del Toro (Antequera, Málaga), con evidencias de caprinos, frente a un número menor de suidos, asimismo se detecta una presencia mayor de ovejas sobre cabras en unos primeros momentos, mientras que el cerdo continuaría en importancia, también practicaban la caza de animales como la liebre o conejos. En una Fase Final observamos la presencia de ganadería en lugares como Nerja y Carihuela, apereciendo los cereales durante esa Fase Final. (Beatriz Gavilán Ceballos, Reflexiones sobre el Neolítico Andaluz, SPAL). Así pues se habla en la actualidad de que la cría de animales precedió a la agricultura, siendo especies como los ovicápridos, suidos y bóvidos los que más abundan en el registro arqueológico, alcanzando un punto de mayor importancia la ganaderia en la Fase Media, pero especialmente en la Fase Final. En el caso de la Cueva del Toro durante el Neolítico Pleno, fundamenta su subsitencia en una economía mixta, pero donde la ganadería adquiere un papel predominante frente a la agricultura.
Los resultados faunísticos demuestran que los ovicrapinos constituyen casi el 70% del total del conjunto, con un predominio absoluto de las ovejas sobre las cabras, pero también se documenta la presencia de cerdo con un 20%, y la representación de bóvidos con un 4%, siendo la industria lítica un buen indicador que viene a confirmar ese carácter eminentemente ganadero para esa fase del Neolítico Pleno. En el área de la Cueva del Toro será durante el Neolítico Reciente cuandose produce una mejora de las estructuras económicas respecto a la etapa anterior. Desde el punto de vista de la cabaña ganadera de ovicápridos no se conocen agriotopos, sin embargo existe la posibilidad de que se hayan domesticado perros, vacas y cerdos, ya que si existían el lobo, el uro y el jabalí. Con el trigo y la cebada sucede lo mismo que con los ovicápridos, siendo su origen próximo oriental. Se han encontrado evidencias de leguminosas, sin embargo, la información que tenemos de la flora autóctona no es la misma que para los animales, teniendo muy pocas evidencias. (Isabel Rubio de Miguel, 1989)