Manutención y reparación de puentes de madera/Capítulo 3 - Puentes de Madera

Introducción

La madera en la construcción ha estado presente desde los inicios del universo; cuando el hombre comienza a fabricar sus primeras moradas, armas, utensilios y cuando, con las primeras manifestaciones de su desplazamiento, fue precisa la construcción de puentes.

Los puentes en madera tienen un significado fundamental en la evolución humana. El hombre al disponer un tronco sobre el río, probablemente imitando la propia naturaleza, logró inicialmente salvar distancias importantes pero no mayores que la propia longitud del tronco; surgió entonces la necesidad de vencer luces mayores, de hallar nuevas soluciones para atravesar no sólo ríos, sino crear pasos peatonales, y establecer vínculos culturales al mismo tiempo que desarrollaba tecnologías constructivas con la madera.

Así pues, desde principios de las civilizaciones son los países nórdicos y europeos como Suiza, Holanda, Noruega, Suecia, Alemania o Francia, los que han exhibido una notable riqueza maderera, sabiamente aprovechada en la construcción con el desarrollo progresivo de sistemas estandarizados y una variada tecnología para dar solución a problemas que requieren propuestas estructurales, no sólo eficientes, si no estéticas y amables con el entorno urbano.

Particularmente, el uso tradicional y permanente de la madera en estos países ha resurgido durante las últimas décadas despertando un enorme interés en países occidentales como Estados Unidos y Canadá, esto, gracias a que ya son reconocidas mundialmente las claras ventajas de la madera frente a la contaminación por explotación, al bajo consumo comparativo de la energía en su habilitación, a su fácil utilización Industrial, su condición de material degradable, no contaminante, y ante todo, a su carácter de recurso renovable.

De hecho, estas claras ventajas, auspiciadas por el Estado en los países citados, son las que han promovido el desarrollo de tecnologías que constituyen excelentes alternativas constructivas y estructurales frente a materiales como el acero y el concreto, aplicadas en diversos propósitos.

La posibilidad de erigir grandes estructuras de coliseos o estadios en madera, así como de construir puentes vehiculares y peatonales con acertados y muy variados diseños, es hoy una realidad versátil e ilimitada, pues el material ofrece además de su función estructural, un innegable aporte estético en la medida que se integra como ningún otro material constructivo al entorno, lo que además constituye, en la mayoría de los casos, un valor agregado.

Cómo se afirmó en un comienzo, el desarrollo en el campo de los puentes en madera se inicia en los llamados países avanzados, en el siglo XIII, con la aparición y uso de la energía hidráulica para aserrar madera, hecho que da un gran impulso a la construcción de estructuras de gran envergadura.


Reseña Histórica

Ya a nivel de desarrollo tecnológico, éstos se manifiestan en el siglo XVI, con aportes tan significativos como los inicios de la madera laminada gestados por el arquitecto francés Philibert Delome, quien realizó interesantes ensambles de madera. Simultáneamente en Norte América surgen sistemas constructivos más sofisticados como los entramados en madera, que evolucionarían, siglos más tarde, al sistema conocido como cercha.

Pero fue en el siglo XVII cuando las obras públicas en Europa alcanzaron su punto de avance más importante, destacándose entre las más significativas la construcción de puentes, hecho que coincidió con el periodo en que la ingeniería civil comenzó a ser también reconocida como profesión.

De hecho, producto de estas positivas situaciones sobresalieron los puentes cubiertos construidos por los hermanos Grubenmann en Suiza, siendo el más notable de ellos el Schaffhausen, erigido sobre el río Rhin en 1758 y destruido por los franceses en 1799.

Así pues, importantes puentes fueron construidos en Europa en un proceso que se mantuvo activo durante el siglo XVIII aunque, los progresos más significativos a finales del siglo se extendieron y registraron en Estados Unidos y Rusia.

Con la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII, el acero hace su incursión en el campo de la construcción y a partir de entonces empieza a hacer parte esencial del puente, originando la combinación de la madera y el metal en su estructura. Durante este periodo los entramados y arcos comienzan a predominar en los diseños de puentes de madera, incentivando vigorosamente el desarrollo de nuevos diseños y sistemas constructivos.

Ya para principios del siglo XIX, en Europa y Estados Unidos, la presencia de la madera en puentes resulta común pero se reconoce la necesidad de, mejorar su diseño, y de cubrirlos.

Es así como en 1820 el arquitecto Ithiel Town patentó el diseño del puente de doble pared enrejada, una solución fácil de fabricar, con la cual se llegó a cubrir luces de 66 metros y que representó el primer diseño hacia la cercha así como se conoce actualmente. Con el antecedente, este sistema se convirtió rápidamente en la forma de construcción más común para los puentes cubiertos americanos, construidos para tráfico vehicular y ferroviario.

Pero tal como se registraban constantes mejoras a nivel estructural, también se desarrollaba productos, sustancias e insumos para proteger las novedosas iniciativas. Justamente, a finales del siglo XIX, el desarrollo de tratamientos preservativos a presión significó el progreso más importante para mejorar el desempeño y asegurar la durabilidad de los puentes en madera, lo que repercutió en el perfeccionamiento los diseños y tecnologías constructivas de los puentes existentes. De igual forma, en Francia, para el mismo periodo, el coronel Emy imaginó un sistema de “vigas laminadas” unidas con pernos y correas metálicas, pero sólo hasta el año 1900 se reporta en Suiza el nacimiento de vigas laminadas curvas, cuando el suizo Otto Hetzer reemplaza los pernos metálicos por adhesivos naturales, probablemente caseína.

Con el tiempo otros importantes desarrollos hicieron su aparición, y entre los más valiosos registrados durante el siglo XX, esta la Madera Laminada Pegada Estructural LPE, consistente en la unión de tablas (láminas o llamadas también lamelas) por sus extremos que se empalman por medio de la tecnología del dentado tipo “finger joint”,y unidas también por sus caras, mediante pegantes, que restituye la continuidad de las fibras para lograr elementos de gran longitud, a partir de vigas, arcos y marcos, conformando unidades estructurales de largos ilimitados con secciones de geometrías muy variadas.

Dicho perfeccionamiento incentivó de forma clave la expansión del uso de la madera en puentes en forma de vigas y cerchas de gran tamaño, especialmente en la década de 1930, época en la que se levantaron imponentes obras como el puente de Sioux Narrows en Kenora, Notario (Canadá), construido en 1936, con una luz principal de 64 metros y que aún hoy está en servicio.

En la década de los años 40, se introduce el LPE como material para la construcción de puentes y a partir de 1960, se convierte en el material por excelencia para este fin. Un ejemplo representativo de la tecnología de LPE, es el puente vehicular Keystone Wye, construido en 1968 en el sur de Dakota, utilizando la tecnología del laminado pegado para la estructura de la viga y arco principales.


Puentes Tensados de Madera

Los puentes tensados de madera consisten en tablones dispuestos de canto en la dirección longitudinal del puente, los que en conjunto son tensados en la dirección transversal por medio de barras de acero de alta resistencia.

Las barras típicamente utilizadas son de acero ASTM A722 que poseen hilo en toda su longitud.

El tensado transversal confiere características de placa al conjunto de tablones, donde la transferencia de carga entre las laminaciones se desarrolla por compresión y fricción entre ellas. Para introducir el tensado es necesario la utilización de un sistema de anclaje en los bordes laterales del tablero. Un sistema común de anclaje es el uso de placas rectangulares de acero, que distribuyen hacia el interior del tablero la fuerza generada al tensar las barras, fuerza mantenida debido al anclaje proporcionado por tuercas enroscadas en ambos extremos de la barra. El funcionamiento estructural del tablero de madera tensado consiste en transferir parte de las cargas de las ruedas de los vehículos hacia los tablones vecinos, los que no se encuentran directamente cargados; de esta forma colaboran a resistir las cargas. La placa sólida de madera cumple además la función de transmitir las cargas al sistema estructural principal y de diafragma estabilizador con capacidad de tomar cargas horizontales. Dada la amplia superficie formada por el tablero, éste fácilmente se transforma en un receptor para la colocación de una carpeta de rodado, de modo que la carpeta de rodado podrá proteger a la estructura de la humedad y solicitación mecánica debida al tráfico. En vista de que la transferencia de carga entre los tablones se desarrolla por compresión y fricción, producto del tensado transversal, no es necesario que los tablones de madera sean continuos (de una sola pieza) sobre la longitud del puente, permitiéndose uniones de tope con ciertas limitaciones.

Las piezas de madera están impregnadas generalmente con creosota, otorgándole a la madera estabilidad dimensional frente a las variaciones de humedad y mayor durabilidad, generando protección a la madera frente ataques de organismos xilófagos y a agentes de la pudrición.

Cuando en condiciones de servicio existan altos contenidos de humedad, se deberá proteger contra la corrosión a las barras de tensado; éstas además de estar galvanizadas, deberán ser embutidas en tubos o vainas de plástico y luego ser rellenadas con grasa, otorgándole de esta forma una protección adicional.


Orígenes

La idea del tensado de madera surgió en Ontario, Canadá, a fines de los años 70, como una manera de rehabilitar puentes de madera que utilizaban tableros clavados. Estos tableros estaban formados por tablones, posicionados en el sentido longitudinal del tráfico, que eran clavados unos a otros y cuyas láminas se separaban debido a las variaciones en el contenido de humedad y a la solicitación de las cargas repetitivas del paso del transporte pesado. Aunque las condiciones y resistencia estática de los tablones eran adecuadas, la capacidad de distribución de carga entre las laminaciones fue severamente reducida. Además la delaminación causó que la carpeta de rodado asfáltica se fracturara y separara del tablero. Esto originó que ingenieros canadienses decidieran restablecer la integridad estructural y continuidad de los tableros, mediante el uso de técnicas de postensado, creando condiciones de precarga, pudiendo así recomprimir las laminaciones de madera. Aunque las primeras aplicaciones de este sistema involucraban la rehabilitación de un puente, el método ofrecía una gama de posibilidades para la construcción de nuevos tipos de puentes, utilizando el concepto de madera tensada. Esta innovación fue introducida con gran éxito en EE.UU. a comienzos de 1980, iniciándose investigaciones a fin de desarrollar procedimientos de diseño aplicables a nuevos sistemas de madera tensada para puentes, conocidos como “stresslaminated timber bridges”. En 1988 se inició un programa a escala nacional de monitoreo de puentes construidos con esta técnica, para recabar mayor información del comportamiento real de los tableros, cuya aplicación se centra fundamentalmente, en la construcción de puentes vehiculares en caminos secundarios y rurales.

Finalmente, en 1991 fue publicada por la American Association of State Highway and Transportation Officials (AASHTO) una guía de especificaciones para el diseño de estos tableros. También países europeos como Noruega, Finlandia. Suecia, Suiza y Alemania han adaptado esta tecnología, adecuándola a las especies madereras disponibles.


Ventajas

Las ventajas de los puentes de madera tensada no sólo son económicas, dado su menor costo frente a materiales tradicionales para infraestructura de puentes como lo son el hormigón y el acero, también está en la facilidad de construcción y montaje, ya que es posible ensamblarlos en el lugar de emplazamiento por una cuadrilla de trabajadores en un día o menos. El puente de madera tensada también puede ser construido íntegramente en una fábrica, dependiendo de la configuración geométrica del puente y de las facilidades de transporte; puede ser montado en su totalidad o utilizar 2 o más paneles prefabricados que completen el ancho del tablero y de esta forma ser transportado hasta el lugar donde finalmente prestará servicio.

Lo anterior hace particularmente atractiva su construcción en caminos rurales y secundarios de nuestro país, donde se conjugan bajos volúmenes de tránsito y luces relativamente cortas, principalmente en regiones apartadas del territorio nacional, donde la madera es un recurso que está en gran disponibilidad.


Proceso de Tensado

El tensado en los tableros de madera se ejecuta con un cilindro hidráulico hueco, que aplica tensión a la barra jalándola desde su extremo. Entre el cilindro hidráulico y la placa de apoyo existe una silla metálica soldada, la que permite el paso de una llave inglesa por entre las patas de la silla; así la tuerca de anclaje puede ser apretada a medida que la tensión es aplicada y la fuerza en la barra se mantiene cuando la presión del cilindro hidráulico es liberada. Para que el puente de madera tensada funcione correctamente, todas las barras deben ser tensadas uniformemente a la fuerza de diseño.

Cuando las barras son tensadas, las laminaciones se comprimen y el puente se hace más angosto.

Al usar un solo cilindro hidráulico, la tensión aplicada en una barra comprime al tablero y hace que la fuerza en las barras adyacentes disminuya. Este efecto es más pronunciado cuando se tensa por primera vez y disminuye cuando la fuerza es uniforme en todas las barras. Para compensar este efecto las barras deben ser tensadas en secuencia varias veces hasta uniformizar la fuerza. Esto generalmente se logra tensando la primera barra en un extremo del puente y subsecuentemente todas las barras hacia lo largo. Este proceso se repetirá varias veces hasta que todas las barras estén completamente tensadas al nivel de diseño.


Aplicaciones en Chile

Con el propósito de transferir la tecnología de puentes tensados de madera a Chile, se ejecuta actualmente en la Universidad de Concepción el proyecto “Puentes de Madera Tensada”, patrocinado por el Ministerio de Obras Públicas de Chile y financiado por su Fondo de Innovación Tecnológica. A la fecha, el desarrollo del proyecto permite contar con:

1) Una metodología de diseño adaptada de la norma AASHTO para la realidad nacional. El proceso de diseño consiste en representar el comportamiento del tablero a través de una porción de él, de modo de obtener un ancho característico que es analizado como una viga simplemente apoyada, de esta forma -según las propiedades de la madera utilizada- se obtiene el espesor requerido del tablero. Una vez finalizado este proceso se continúa con el diseño del sistema de anclaje, necesario para mantener la integridad del puente.

2) Un programa computacional basado en el método de elementos finitos, desarrollado específicamente para el análisis de estas placas ortotrópicas, bajo variadas condiciones de carga. El programa entrega los esfuerzos generados en las direcciones principales del tablero y los máximos desplazamientos esperados, según las condiciones de la carga aplicada.

3) Propiedades mecánicas de las placas ortotrópicas, determinadas por medio de investigaciones experimentales, para la especie maderera Pino Radiata.

4) Planificación de la construcción de un puente prototipo para fines de 2003, con el fin de realizar un seguimiento de este en terreno y recalibrar los métodos de diseño.

5) Detección de problemas tales como la pérdida de tensado que ocurre frente a variaciones de la temperatura y del contenido de humedad de la madera: Se sabe que la madera sometida bajo un estado de compresión permanente variable en el tiempo, muestra deformaciones importantes, debido al fenómeno del creep y relajación en la madera. Se están realizando ensayos para determinar la pérdida de tensado en el tiempo y la influencia del contenido de humedad y variaciones de temperatura en el creep de la madera.

Al término de este proyecto se contará con una metodología confiable para diseñar y construir tableros de puentes en madera tensada que podrán ir reemplazando los antiguos puentes de madera tradicional.

Estos nuevos puentes tendrán un mejor estándar de diseño y su durabilidad será casi comparable con los tableros de hormigón armado, permitiendo obtener puentes más confiables y a menor costo e incorporando un material renovable de gran disponibilidad en el país.


Puentes de Madera... Tipos y materiales usados

Los puentes pueden clasificarse en tres tipos fundamentales, de vigas rectas, de arco o colgantes, si se atiende exclusivamente a la acción que ejercen sobre el terreno en que se apoyan, que es consecuencia de la forma de trabajo de las estructuras que lo componen.

En el primer caso, puentes de vigas rectas, los elementos estructurales resistentes, las vigas, transmiten su carga a los apoyos ejerciendo acciones verticales, normalmente descendentes. El ejemplo natural es el tronco de árbol o la losa de piedra tendidos a través de un arroyo apoyados en ambas orillas. A partir de este ejemplo, los progresos en la técnica de los materiales y su conocimiento han ido dando lugar a otras formas más complejas, pero que responden a una misma idea: los tramos en voladizo, los puentes basculantes, los levadizos o los tendidos sobre apoyos flotantes.

El puente de arco tuvo posiblemente su origen en la observación del cierre de una garganta natural por desprendimiento de grandes masas de piedras sueltas que, apoyándose unas en otras y sobre las paredes del barranco, dejaban un hueco entre ellas para el paso inferior. La mejora del apoyo entre esas piedras dio origen a las dovelas y al nacimiento del arco de elementos independientes. Su característica más importante es el empuje horizontal que ejerce sobre los apoyos. En estos puentes, el arco es el elemento que sustenta la vía de paso, o tablero, Se han construido puentes con el tablero en posición superior, inferior o intermedia con respecto al arco, peso siempre se ha de disponer de estribos capaces de absorber los empujes creados por los arcos.

En cuanto al tercer grupo, los puentes colgantes, se origina a partir de las marañas naturales de lianas y enredaderas que cierran espacios entre árboles o barrancos. Una liana entre dos troncos es un modelo para tender una cuerda entre dos orillas y luego otras más que sirve de apoyo a manos y pies, facilitando así el paso. El rasgo que diferencia este puente de los anteriores es la reacción del elemento resistente, el cable, que tira de los puntos de anclaje y ejerce una tracción casi horizontal.

El conocimiento de materiales de mayor resistencia a la tracción que las tradicionales cuerdas de fibra vegetal ha permitido cubrir vanos cada vez mayores, hasta llegar a ser hoy el tipo de puente que ostenta el récord de luz cubierta.

Los materiales empleados en la construcción de puentes han sido sucesivamente la madera, las piedras y las fibras vegetales naturales, que fueron dando paso a los ladrillos, al hormigón, al hierro, al acero, al hormigón armado y, finalmente, al hormigón pretensado, en la actualidad el que más se emplea, atendiendo a la suma de longitudes de tramos cubiertos.

Cada uno de estos materiales tiene características que aconsejan su uso especifico. Así, los puentes de vigas rectas, en sus diversas variantes, han pasado de la madera al hierro, al acero, al hormigón armado y recientemente al pretensado, teniendo siempre en cuenta la necesidad de soportar los esfuerzos de flexión y, por tanto, de tracción y compresión que se originan en este tipo de vigas.

Los puentes de arco se desplazaron de la cal y canto y los sillares o mampuestos al hierro, al acero y al hormigón (en mesa o armado), pasando por los entramados de celosía de madera. El puente colgante ha sido más parco en el empleo de materiales: de las primeras floras vegetales ha pasado a las cadenas de hierro y a los cables de acero, únicos materiales capaces de resistir los esfuerzos de tracción que se originan en los elementos principales de suspensión. En la formación del tablero de los puentes colgantes se han empleado la madera, el hierro, el acero y el hormigón en mesa y armado, en una gran variedad de formas constructivas.


Puentes de vigas rectas

Este tipo de puente es probablemente el más primitivo realizado por el hombre, en su versión de una losa o un tronco tendido a través de un arroyo.

Entre los primeros medios para aumentar el vano cubierto por un puente figura el tramo compuesto de voladizos que se extienden desde los apoyos y que soportan una viga suspendida entre ellos, formado el conocido puente en voladizo (cantiléver). Los ejemplos más primitivos pueden contemplarse en el Tibet o en Cachemira, construidos en madera. Dos pilares, cimentados en el lecho del río y próximos a las villas, están formados por un apilamiento de troncos desbastados, cruzados unos sobre otros en un a disposición de base cuadrada.

A medida que aumenta la altura, va creciendo la longitud de los troncos colocados transversalmente al río, lo que da origen a unos voladizos que avanzan desde los pilares hacia las villas y hacia el centro del cauce. Los primeros han de estar anclados sobre el terreno, a fin de resistir los esfuerzos de elevación que actúan sobre ellos, pero los voladizos que avanzan hacia el centro del cauce pueden prolongarse hasta que se encuentren, o bien se cierra el espacio entre ellos colocando, de un voladizo a otro, troncos que forman el tramo suspendido característico de los puentes cantiléver.

A partir de los diseños de Andrea Palladio, arquitecto italiano del siglo XVI, se comienza a utilizar en la construcción de puentes estructuras de vigas de celosía de madera.

De tales diseños nacen los puentes cubiertos de los siglos XVIII y XIX, a los cuales ya se aplican los descubrimientos de otros grandes científicos como Galileo y Nooke.

El siguiente paso fue el empleo de materiales de fundición en los puentes de celosía, para las barras que componen las celdas. Estas piezas de fundición eran remachadas entre sí pare componer la estructura resistente. El primer puente cantiléver, de tramos continuos y cantiléver alternados, fue construido en Hassfurt, Alemania, sobre el río Main en el año 1867.

El hierro forjado supuso un notable progreso, pues permitía formar estructuras de mayor envergadura debido a sus mejores características, principalmente la de que sus parámetros resistentes eran más constantes, no obstante el elevado coste de ese material limitaba sus posibilidades de aplicación. El procedimiento Bessemer de fabricación de acero, conseguido en el año 1856, permitió producir este material en cantidades masivas. El acero tiene las grandes ventajas de que su calidad es uniforme y que se puede prever cuales serán sus propiedades en función de esta calidad. La laminación de perfiles de grandes secciones constantes hizo avanzar la tecnología de las complejas estructuras de celosía, empalmando los entramados mediante roblones o tornillos.

El tipo de puente más empleado es, sin duda alguna, el de vigas rectas. La acción de las cargas es soportada por las tensiones internas provocadas por la flexión en el material. En el caso de una viga simplemente apoyada, que descansa sobre dos apoyos (en sus extremos), cualquier carga de acción vertical descendente hace trabajar a tracción la parte inferior de la viga, y a compresión la parte superior, y estas tensiones dan origen a un momento suficiente para contrarrestar el momento flector y soportar la carga.


Puentes de arco

Estos puentes alcanzan gran esplendor en tiempos de los romanos. Sus arcos de medio punto de sillería han llegado hasta nuestros días en gran número de ejemplares, entre los cuales cabe destacar el de Alcántara, sobre el Tajo, en España, con arcos de 30 m de luz. La precisión en el labrado de las piedras y dovelas hizo innecesario emplear mortero en los asientos y las juntas.

Los romanos aportaron el uso de un cemento hidráulico natural, llamado puzolana por su inicial procedencia de Pozzuoli, cerca de Nápoles, que les permitió preparar morteros u hormigones adecuados para las cimentaciones sumergidas.

Siguiendo el ejemplo de los romanos, durante la Edad Media y hasta el Renacimiento continuó la construcción de puentes de arco de sillería o de mampostería, que frecuentemente estaban fortificados e incluían capillas, tiendas o garitas de portazgo. El arco de medio punto pasó a ser apuntado o elíptico. Ejemplo de estos es el puente Viejo de Londres, terminado en el año 1209, con 19 arcos de 7 m de luz que se mantuvieron en pie durante más de 600 anos, y el de Avignon, construido sobre el Ródano, en el año 1187, con 20 vanos de 30 m de luz. Los puentes de celosía de madera proyectados por Palladio condujeron a la construcción, en 1779, del primer arco de celosía totalmente metálico: el arco de medio punto de 30 m de luz en Coalbrookdale, Inglaterra.

A mediados del siglo pasado comenzó la construcción de grandes arcos de acero para cubrir vanos cada vez mayores. El primero de ellos fue el puente Eads, sobre el Mississippi, en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos.

El siglo pasado vio también el nacimiento de los grandes arcos de hormigón armado, el primero de los cuales, inaugurado en el año 1898 en Chatellerault, Francia, tiene un vano de 52 m, resuelto con tres articulaciones.

Como el arco es una estructura que trabaja intrínsicamente a compresión, ello ha motivado que se construyan pocos arcos de hormigón pretensado. En el año 1959 sé inauguró el puente Luzhniki, en la URSS, de tres arcos atirantados de 45, 108 y 45 m de luz, respectivamente, que puede considerarse dentro de este grupo.


Puentes colgantes

El hecho de trabajar a tracción todos los componentes principales del puente colgante ha sido causa del escaso desarrollo que ha tenido este tipo de puente hasta el pasado siglo; así, ha permanecido en el estado primitivo que aun se encuentra en las zonas montañosas de Asia y América del Sur (simples pasarelas formadas por trenzados de fibras vegetales) hasta que se dispuso de materiales de suficiente resistencia y fiabilidad para sustituirlas.

Entre el año 1820 y 1826, Telford construyó un puente colgante sobre el Menai, en Inglaterra, salvando un vano de 177 m y utilizando como elementos de suspensión dos cadenas de eslabones de hierro forjado; cada uno de ellos fue probado antes de montarlo y fueron tendidas de una vez ambas cadenas, de las cuales se colgó el tablero. La falta de arriostramiento hizo que todo el puente debiera ser montado por dos veces antes de su total reconstrucción en el año 1940, pero de todos los primeros puentes colgantes del mundo es el que más años ha sobrevivido.

Las cadenas fueron sustituidas por cables por primera vez en un puente francés. La dificultad pare conseguir cables de suficiente grosor y longitud que resistieran los enormes esfuerzos de tracción originados por las cargas en los grandes vanos fue resuelta por John Roebling, americano de origen alemán, quien inventó, en el año 1841, un procedimiento para formar in situ, a partir de la reunión de alambres paralelos, de hierros forjados, los cables que habían de soportar el puente del Grand Trunk, de 250 m de vano, aguas abajo de las cataratas de Niágara. Así se abrió el camino pare la construcción de puentes colgantes cada vez más largos, el cual culminó en el de Verrazzano Narrows, a la entrada del puerto de Nueva York, sobre un vano de 1.298 m, el más largo de América, y el de Humber, Inglaterra, con un vano de 1.410 m de luz, el más largo de Europa.

El puente colgante es, de por sí, una estructura de poca rigidez que precisa de medidas especiales encaminadas a proporcionarle la resistencia conveniente a los tipos de cargas que más le afectan: el viento transversal y el ferrocarril, con sus pesadas cargas móviles concentradas. Para conseguir esta rigidez, el tablero ha de ser reforzado con grandes riostras en celosía, o estar formado por vigas cajón aerodinámicas, y mediante tableros de planchas soldadas a unas vigas cajón, combinación que proporciona la máxima rigidez con mínimo peso.

Un puente es una estructura destinada a salvar obstáculos naturales, como ríos, valles, lagos o brazos de mar; y obstáculos artificiales, como vías férreas o carreteras, con el fin de unir caminos de viajeros, animales y mercancías.

Para designar su función se dirá: puente para carretera, puente para ferrocarril, puente móvil. La palabra viaducto se reserva para los puentes largos, con frecuencia de luces prolongadas, y altura constante.