Likutey Moharan/Parte 1/Torá 221

Torá 221:1

1

Al dar un diezmo [a la caridad], una persona se salva de los enemigos. Esto se debe a que el Santo lo cobija con Su mano y lo salva.

2

Porque “Dios se pone del lado de los oprimidos” (Eclesiastés 3:15), incluso si el justo oprime al malvado (Vayikra Rabbah 27:5). Este es el aspecto de “En la sombra de mi mano te cobijo” (Isaías 51:16), que el Santo lo cobija con la sombra de Su mano y lo salva. Así, cuando el oprimido es un tzadik, que está cerca de Dios, entonces Dios lo salva con Su mano, debido a que está cerca.

3

Sin embargo, cuando el oprimido es un individuo malvado, entonces está lejos del Santo, y aun así Dios lo salva, porque “Dios se pone del lado [del oprimido]”. En tal caso, Dios ensancha Su mano, la extiende y lo cubre, por así decirlo, aunque esté lejos de Dios.

4

Es a través del diezmo que se hace el aspecto de la mano grande. Esto se debe a que la mano grande es el aspecto del contentamiento, como está escrito (Números 11:22), “Si las ovejas y las vacas fueran sacrificadas para ellos, ¿les bastaría? Si todos los peces del mar… ¿les bastaría?” que Onkelos traduce como: "¿les contentaría?" Y Dios respondió [Moshé]: "¿Es la mano de Dios demasiado corta?" Así es que el aspecto de la mano grande los puede contentar; en consecuencia, el aspecto del contentamiento es el aspecto de la mano grande.

5

Es a través del diezmo que uno está en el aspecto de contentamiento. Porque una persona muere sin ni siquiera la mitad de sus deseos cumplidos, porque si tiene cien, quiere doscientos… (Kohelet Rabbah 1:34). No importa lo que tenga, no lo contenta. Sin embargo, con respecto al diezmo está escrito (Malaquías 3:10), “Traed todo el diezmo a la tesorería. Por favor, pruébame con esto… [Derramaré bendiciones para ti] hasta BLiY dai (ya no se pueden contener)”. Y nuestros Sabios, de bendita memoria, expusieron: “Hasta que tus labios YiVLu (desgasten) de decir, ‘¡Dai! (¡Suficiente!)’” (Makkot 23b). Así es que por medio del diezmo se hace el aspecto de contentamiento/la mano grande. Y a través de esto Dios extiende Su mano y lo cobija, salvándolo de los enemigos, como se explicó anteriormente.


Torá 221:2

1  “Pongo a Dios leNeGDy (frente a mí), siempre” (Salmos 16:8)—el aspecto de mitNaGeD (un oponente).