Introducción al análisis económico/Qué es la economía?

El punto de vista ortodoxo

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La Economía estudia la asignación de recursos escasos entre las personas - Examina qué bienes y servicios terminen en manos de que personas. ¿Por qué recursos escasos? En ausencia de escasez, no hay un problema significativo de asignación. Todas los medios prácticos, y muchos impracticos, de asignar recursos escasos son estudiadas por los economistas. Los mercados son un medio importante de asignación de recursos, por lo que los economistas estudian los mercados. Los mercados incluyen los mercados de valores como la Bolsa de Nueva York, los mercados de productos básicos como el de Chicago Mercantile, sino también los mercados del agricultor, mercados de subastas como los Christie's o Sotheby's o eBay, o mercados más efímeros tales como la tienda de CDs de música en su vecindario. Además, los bienes y servicios (que sean recursos escasos) son asignados por los gobiernos, utilizando la fiscalidad como un medio de adquirir los elementos. Los gobiernos pueden ser controlados por un proceso político, así como el estudio de asignación, lo que se conoce como política económico, es una importante rama de la economía. Los bienes son adjudicados por determinados medios, como el robo, considerada ilegal por el gobierno, y tal métodos de adjudicación, sin embargo, caen dentro del dominio del análisis económico; el mercado de la marihuana sigue siendo vibrante, a pesar de la interdicción de los gobiernos de la mayoría de las naciones. Otros métodos de asignación incluyen obsequios y caridad, loterías y juegos de azar, y las sociedades cooperativas y clubes, todos los cuales son estudiadas por los economistas.

El punto de vista clásico y marxista

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La sociedad, en lo que a su actividad económica se refiere, no es otra cosa que una asociación de personas para producir en común, es decir, para ejercer sobre la naturaleza un poder típicamente humano: la transformación consciente y calculada de la naturaleza, de sus frutos, para servir a las necesidades y deseos de los asociados, de la sociedad.
En este sentido, producir incluiría todas las actividades humanas destinadas a poner los objetos producidos -tangibles e intangibles- en condiciones de ser disfrutados por sus destinatarios -productiva o improductivamente.
En la economía que vivimos a comienzos del s.XXI es preponderante el modo de producción capitalista. En él, la organización de las personas con esos fines se realiza fundamentalmente mediante intercambios monetarios, que en esa exacta medida son importantes para el funcionamiento final de la "economía".

Porqué el punto de vista ortodoxo es parcial y por ello mal orientado

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En la historia de la explicación científica del capitalismo, los mercantilistas hicieron el primer intento, pero se basaban en el tráfico de mercancías (y, por lo tanto, de dinero). Es decir, la existencia de las propias mercancías (y del dinero que servía para pagarlas) se daba por supuesto, lo que en cuanto a metodología científica equivale a decir que la producción no existe (o por decirlo técnicamente, no se "considera").
Es fácil comprobar cuánto se parece el "moderno" enfoque ortodoxo, definido en el epígrafe de arriba, al de los mercantilistas tardomedievales.
Esa visión se superó por los fisiócratas, que trataron de encontrar el origen de esa riqueza cuyo tráfico estudiaron los mercantilistas.
No obstante, su enfoque mítico-naturista de que la naturaleza hace llover del cielo la riqueza sobre el género humano se superó bien pronto por lo que, incluso desde el punto de vista de la imaginería burguesa se considera el nacimiento de la moderna ciencia económica: la economía clásica, marcando como hito fundacional la publicación del Estudio sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones de Adam Smith, con un título muy significativo.
La economía clásica tuvo como culminación la obra de Karl Marx, fundamentalmente El Capital, cuyas conclusiones científicas y, más aún, sus consecuencias políticas, aterrorizaron de tal manera a la nueva clase dominante -los capitalistas- a abandonar, a enterrar, la ciencia económica, sustituyéndola por los galimatías insulsos y anticientíficos de los que Marx llamaba "economistas vulgares" y hoy conocemos como economía neoclásica.
Completado el marginalismo neoclásico con la "revolución" keynesiana, hoy asistimos al nuevo imperio del mercantilismo ciego, que no quiere ver la raiz productiva en toda actividad económica, a la que en cambio define con alegorías insulsas como "la asignación de medios escasos a usos alternativos", y ven la ciencia económica como "ciencia de la elección", definiéndonos a todos como "homo economicus".