Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Poststronismo/Heroes del PCP

EL PARTIDO COMUNISTA PARAGUAYO SE LEVANTA DE SUS CENIZAS

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Ninguna otra organización política ha pagado un tributo de vida de sus militantes a la causa de la libertad tan elevado como el Partido Comunista Paraguayo. Desde 1947, no menos de 200 comunistas han caído víctimas de la represión político-policial-militar. Tres secretarios generales: Alberto Candía (1948), Miguel Ángel Soler (1975) y Antonio Maidana (1980) han sido asesinados o desaparecidos. Diecisiete miembros del Comité Central han corrido la misma suerte.

Es probable que nunca pueda llegar a conocerse dónde han ido a parar los cuerpos mutilados de centenares de patriotas comunistas -y no comunistas- como consecuencia de las represalias masivas ordenadas por el ministro del Interior de Stroessner, Edgar L. Insfrán (hasta 1967). Los generales Patricio Colmán y Marcial Alborno, que «trabajaban» directamente con Insfrán, en el periodo de la guerrilla, fueron los encargados de ejecutar, de la manera más increíble, a los prisioneros tomados en combate, o a simples presos de conciencia, remitidos desde la capital para su liquidación, después de los «interrogatorios». Muchos fueron arrojados, desde los aviones en vuelo, sobre las selvas de Caaguazú, Caazapá o Alto Paraná; mal sepultados en tumbas colectivas o simplemente abandonados después de muertos, «para que coman los chanchos», según expresó Colman, en los casos de las guerrilleras ultrajadas y asesinadas Juana Peralta, Antonia Perruchino y Julia Solalindo.

Sólo después del derrocamiento de la sanguinaria dictadura stronista y la apertura política subsiguiente, bajo la intensa presión de las masas, de la prensa y de todos los medios de comunicación, ha sido posible conocer parcialmente el destino final de muchos luchadores por la libertad, las tumbas NN y el nombre y apellido de algunos asesinos como el ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro (reemplazante de Insfrán), Pastor Coronel, los comisarios Ignacio Irrazábal y A. Helman, Alberto Cantero, Lucilo Benítez (cururú-piré), Juan Martínez, el abogado comisario Torres y otros.

Entonces el Partido Comunista Paraguayo, como el «Ave Fénix» de la leyenda, debe resurgir, y está resurgiendo, de sus propias cenizas. Nunca como en la era stronista vio desaparecer a tantos miembros de su dirección política: Comité Central, Comisión Política y de las organizaciones intermedias, a causa del exterminio físico practicado como método de segregación y erradicación político-ideológica. Los dirigentes nacionales en su gran mayoría terminaron sus días arrojados en tumbas anónimas, a continuación de la masacre en Investigaciones, como Miguel Ángel Soler, Derlis Villagra, Rubén González, Juan Mora... o acribillados en los asaltos domiciliarios como Juan Ojeda, Juan Carlos Rivas, Alberto Miers, Wilfrido Álvarez Jara... o secuestrados y desaparecidos como Antonio Maidana, Emilio Roa o reducidos a largas prisiones de décadas como Alfredo Alcorta y Julio Rojas, de donde saldrían enfermos y morían poco después (1).


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