Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Introduccion/Ideologia

¿PORQUÉ LA IDEOLOGÍA MARXISTA-LENINISTA? editar

¿Qué es la ideología? «La ideología es una forma de la conciencia social; el conjunto de determinados conceptos, ideas, nociones y representaciones. Formas de la ideología son los conceptos políticos, la filosofía, la moral, el arte, la religión, etcétera. Todas las formas de la ideología son reflejos de la existencia social. En una sociedad dividida en clases, la ideología tiene también carácter clasista, por cuanto expresa y defiende los intereses de las clases en lucha» (Dice. Filosófico Marxista).

Las clases dominantes, desde los esclavistas hasta la burguesía capitalista de nuestros días, siempre han tenido sus ideologías, conforme a sus propios intereses de clases, las que se manifiestan a través de sus concepciones políticas, filosóficas, jurídicas, etcétera. En el régimen capitalista, el Estado se halla al servicio de los intereses de la clase capitalista. En el socialismo, el Estado tiene la misión de servir a la clase trabajadora y construir la sociedad socialista, de obreros, campesinos, intelectuales y de todo el pueblo. La teoría revolucionaria marxista-leninista es la ideología de la clase obrera, porque interpreta cabalmente sus intereses de clase y guía al Partido Comunista en su lucha por la transformación de la sociedad.

Algunos críticos, especialmente voceros de los partidos de la burguesía, sostienen que no se justificaba la existencia de un Partido Comunista en el Paraguay, puesto que el escaso desarrollo de la clase obrera no lo hacía necesario. Esta idea representa, más bien, un intento por impedir que la clase obrera y demás sectores populares cuenten con su propio partido de clase, para la mejor defensa de sus intereses.

Es verdad que en la época de su fundación -y relativamente hasta ahora- el proletariado industrial estaba poco desarrollado. No había grandes concentraciones de obreros fabriles y predominaba la producción artesanal y las organizaciones obreras eran débiles y dispersas, generalmente en forma de sindicatos de oficios varios. Sin haber variado sustancialmente la situación en el presente, sin embargo, hay ya importantes agrupamientos o concentraciones proletarias en industrias corno las hidroeléctricas de Itaipú, Yacyreta, Acaray; la acería de Acepar, la cementera de Vallemí; los frigoríficos y otras; así como numerosas organizaciones obreras y campesinas y también centrales sindicales de obreros y campesinos.

De todas maneras, «la centralidad del proletariado no deriva de la proporción que constituya dentro de las clases populares, sino de su papel en lo que constituye la contradicción fundamental en el capitalismo, es decir, de la relación entre capital y trabajo, relación que supone la explotación de la fuerza de trabajo por el capital» (v. Tomás A. Vasconi, eny Koeyu, Nº 51, pág. 22).

Por otra parte, es una característica de la lucha popular en los países de Latinoamérica, en las últimas décadas, la aparición de potentes movimientos sociales revolucionarios sin determinada bandera política y a veces contra los partidos políticos, lo que significa y plantea a los partidos comunistas un hecho nuevo: ganar el papel dirigente en una competencia abierta, franca y decidida, con el fin de orientar a las masas hacia el cauce de una lucha por la democracia que sea al mismo tiempo por la liberación nacional contra el imperialismo y la clase latifundista; por la reforma agraria integral y el progreso social, apuntando al socialismo.


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