Historia de la filosofía/Filosofía Clásica/Filosofía helena
La muerte de Alejandro Magno (323 a. de C.), punto de partida de lo que los historiadores denominan época helesnística. Seguida poco después de la muerte, en 322, del último filósofo clásico de Grecia, Aristóteles, ella coincide con una ruptura clara en la historia de la filosofia. La pérdida de la independencia de las ciudades helenas tiene como resultado inmediato disociar la unidad el hombre y del ciudadano, del filósofo y del político, de la interioridad y de la exterioridad, de la teoria y de la práctica, en suma, es "bella totalidad consigo misma" que caracteriza la edad clásica de Grecia -según Hegel-. Las decisiones ya no están sujetas a la crítica ni a la deliberación de sus súbditos, la política cesa de depender del filósofo para depender de un amo extranjero. Es el momento en que la libertad del hombre libre, quien hasta entonces se confundia con el ejercicio de los derechos cívicos, se transmuta, a falta de algo mejor, en libertad interior. En que la especulación sobre la naturaleza tiende a no ser más que la auxiliar de una moral preocupada ante todo por procurar a cada uno la salvación interna. Esta época será testigo del nacimiento del cosmopolitismo. Las filosofias de la época helenística, cuidadosas por dar una respuesta inmediata a los problemas de adaptación planteados al individuo por las transformaciones sociales, tendrán un carácter y una función "ideologicos". Las tres grandes corrientes helenísticas son el estoicismo, epìcureísmo y el escepticismo. Se trata de tres artes de vivir. En la época helenística surge el derecho a todos de vivir feliz incluso en las circunstancias adversas.
Pensamos que el fin de esta manifestación del pensamiento filosófico es, la búsqueda permanente de la felicidad. El escepticismo tiene la mirada que sólo se llega a la felicidad evitándola. De ahí el concepto escéptico en uso hoy día. Se renuncia al propósito antes de intentarlo. Hay como una tendencia a pensar que desde el despojo y la carencia, se llega a la felicidad. No hay nada que discutir, nada que defender.