Historia de Colombia/P5/Despertar
Historia de Colombia
La esquina de Sudamérica desde la prehistoria hasta nuestros días
| ||
Despertar del siglo XX | ||
← La Regeneración | La Hegemonía Conservadora → |
Este capítulo trata de la Guerra de los Mil Días, la separación de Panamá y la presidencia de Rafael Reyes, entre otros sucesos que tuvieron lugar entre 1899 y 1910.
Introducción
editarLa Guerra de los Mil Días
editar1899-1902
Causas de la guerra
editar- Diferencias entre conservadores y liberales
- Durante los últimos fallos de la década del noventa, el partido liberal y los conservadores históricos intentaron acabar con la hegemonía de los conservadores nacionalistas y cambiar de esta manera la política de la Regeneración.
- Las principales reformas que pedía la oposición bipartidista se centraron en los campos político y económico. En el primero de ellos los críticos de gobierno pretendían, entre otras cosas, la libertad absoluta de prensa, la abolición de la pena de muerte y la derogación de los poderes extraordinarios otorgados al poder ejecutivo por la "ley de los caballos", según la cual el Presidente podría enviar a prisión, deportar o privar de los derechos políticos, a aquellas personas que en sus críticas al Estado "afectaran el orden público".
- En el campo económico, la oposición deseaba quitarle el privilegio de emisión al Gobierno. Para ello, pedía la prohibición absoluta de nuevas emisiones de papel moneda, la amortización de los billetes fiduciarios, el restablecimiento de la circulación metálica y la libre estipulación, o sea, la posibilidad de hacer transacciones y compromisos comerciales en una moneda diferente al papel inconvertible.
- Sin embargo, ante la convicción de que serí'a imposible hacer las reformas por medios legislativos y electorales, el partido liberal consideró necesario tomar las armas para conseguir sus objetivos. En esta forma, en octubre de 1899 se inició la Guerra civil de los Mil Días, que trajo consigo la mayor tasa de devaluación e inflación en la historia de Colombia.
- La literatura sobre historia económica colombiana aún no ha hecho un análisis detallado de las consecuencias monetarias de la guerra civil de comienzos de siglo y del posterior proceso de estabilización de precios en el período de posguerra. Por esta razón, generalmente se han exagerado los niveles de la inflación y de la tasa de cambio alcanzados en los primeros años de este siglo y no hay claridad sobre el origen y la ejecución de la política de estabilización de los precios.
- Lo cierto es que una vez finalizada la Guerra de los Mil Días, las principales reformas económicas que pedían los críticos de la Regeneración, se cristalizaron gracias a la expedición de la Ley 33 de octubre de 1903. Se prohibieron las nuevas emisiones de papel moneda, se permitió estipular en oro los contratos se dieron los primeros pasos para introducir el patrón oro y se creó la Junta de Amortización. En esta forma, como veremos a lo largo de este capítulo, empieza para el país un período de transición monetaria que se caracterizó por los infructuosos intentos de establecer un patrón metálico. Mientras tanto, el sector real de la economía entró en franca recuperación, gracias a los esfuerzos de la administración del General Reyes por proteger la industria nacional y ampliar el sistema de comunicaciones y especialmente, debido a la expansión cafetera que se produjo desde 1910. Por otro lado, el país encontró la estabilidad política, debido al apoyo que desde 1905 recibieron los gobiernos conservadores, por parte del partido liberal.
- Si bien, la literatura sobre historia económica colombiana le ha dedicado muchas páginas al sector real de la economía en los primeros veinte años de este siglo, la política monetaria del período comprendido entre la iniciación de la Guerra de los Mil Días, en 1899, y la fundación del Banco de la República en 1923, ha inquietado muy poco a los investigadores. Tal como lo anota Marco Palacios, la historia monetaria de esa época sigue siendo muy oscura 2. Por ello, se intenta aclarar algunos de sus aspectos principales en este capítulo que se va a centrar en tres temas. El primero de ellos estudiará las consecuencias monetarias de la Guerra de los Mil Días y el proceso de estabilización de los precios que se dio una vez terminado el conflicto bélico de principios de siglo. Con ello, se podrá establecer que fueron, tanto la finalización de la guerra, como las medidas tomadas por la administración Marroquín, las causas de la disminución de las tasas de inflación y devaluación. El segundo propósito de este capítulo es analizar las diferentes instituciones que se crearon para retornar al patrón oro. Por último, se estudiarán el comportamiento y los determinantes de la oferta de dinero entre 1903 y 1923. De esta manera se podrá evaluar hasta qué punto los críticos de la Regeneración lograron los cambios deseados en la política monetaria que había prevalecido desde 1886.
De una típica guerra civil del siglo XIX a la guerra total
editarEl fin de la guerra
editarLa Separación de Panamá
editarAntecedentes de la separación
editarPanamá era un departamento de Colombia considerado como la más importante riqueza natural de la república. Desde la época de la conquista y la colonia fue reconocida esta región como la vía de unión mas fácil entre el Atlántico y el Pacífico.
Durante trescientos años el río chagres que recorre el río fue ruta obligfada para las embarcaciones.
Los sucesos de 1903
editarRafael Reyes
editarRafael Reyes 1904-1909 (Fragmento del libro Historia de Colombia: CUNDAY Y VILLARRICA Tolima 1537-1918, una historia ) «El progreso es evolución lenta, acompasada, con sus etapas y jalones. No es justo olvidar a los precursores y rendir exclusivamente tributo a los que tuvieron la envidiable fortuna de coronar las alturas.» Tomado del libro Historia de mi vida de Julio H. Palacio. Librería colombiana Camacho Roldán &Cía., Ltda., Bogotá 1942, Editorial Antena S. A. En 1904 asume la presidencia Don Rafael Reyes, un boyacense práctico y buen administrador, amigo de las clases adineradas- resolviendo el divorcio existente entre el partido dominante, el conservatismo nacional y las clases poseedoras-, empeñado en reforzar el proceso de centralización política y fiscal. Algunos líderes conservadores como Pedro Nel Ospina, criticarían fuertemente sus excesos. Don Ramón González Valencia era su Vicepresidente hasta 1905, año en que renunció (al parecer, dicha renuncia no tenía validez legal, por ser hecha ante «quien no correspondía aceptarla»).[1] Empezó su gobierno pluralista, con una orquestada campaña de desarme en todos los niveles de la población, minimizando la posibilidad inmediata de otra revuelta, dándole una participación simbólica al liberalismo en el gobierno (dos de los seis ministerios existentes)-y al mismo conservatismo histórico-. Uno de sus objetivos urgentes era el de arremeter contra los intereses regionalistas (gamonales), arraigados profundamente, reorganizando políticamente el país para reducir su poder, subdividiendo los Departamentos, a sabiendas que reduciría el área de control sobre el cual los caudillos tendrían autoridad e imperio, además que nuevas divisiones despertaban lealtades y un nueva burocracia que entraría a competir con la anterior. El clero reiteraba sus condenas al liberalismo y a las nuevas relaciones partidistas en la manejo de la nación, alimentando la inquina y la división. Es, cronológicamente, a partir de su gobierno, que el liberalismo experimenta un rompimiento con el radicalismo ideológico e incorpora la idea de Rafael Uribe de un Socialismo del Estado, donde el papel estatal sería la de estimular el desarrollo económico, equilibrar las antagónicas aspiraciones de clases, así como regular las condiciones de trabajo, el establecimiento del descanso dominical y la asistencia social. Valga la pena aclarar que oficialmente el liberalismo, solo hasta 1922 adoptó estos postulados y los incorporó a su programa oficial. El gobierno Reyes implantó una reforma militar y policiva, iniciando la creación de una clase profesional de oficiales capaz de ejercer constitucionalismo y fomentar la paz. Así mismo integró el ejército a un proceso de servicio social de la nación, sin precedente alguno en nuestra crónica. Así mismo, durante este mandato, ingresaron al escenario social los mal llamados grupos de presión. Como en todo proceso de ajuste hubo sectores afectados y descontentos, tal cual era el caso de los agiotistas, especuladores y rematadores de rentas, como Pepe Sierra, que debido a la estabilidad de la tasa de cambios, a la aplicación de algunos programas de crédito para la producción industrial y agrícola, a la natural reducción de las tasas de interés, vieron mermadas sus posibilidades aceleradas de enriquecimiento. El gobierno llamó a la creación, no solo de un banco que regulase la política monetaria, sino, que administrara las recién nacionalizadas rentas de licores, tabaco y degüello; se vincularon 18 accionistas. Durante su gobierno el Estado asumió el rol protagónico, siendo intervencionista por principio, coyuntural y no permanente porque el estado era un pésimo administrador según la idea del General Reyes. Los señores José María Sierra, Nemesio Camacho, Federico Montoya y varios más, constituyeron la sociedad anónima que organizó el Banco Central de Colombia. El capital social debía ser de $8.000.000, dividido en 80.000 acciones de $100 cada una. Las acciones eran al portador y daban derecho a un voto en la Asamblea General de Accionistas. A este proceso reformista y de ajustes, hubo oposición bipartidista y fue esta oposición la que obligó al retiro anticipado de su mandato. A través de la Asamblea Nacional Constituyente (convocada por la abulia del Congreso para expedir la Ley de Presupuestos de Rentas y Gastos, la desarmonía entre esta rama del poder público y el ejecutivo, el sondeo popular que condenaba el entorpecimiento de la labor presidencial por parte de dicho organismo), entre 1905 y 1908, se logró por fin desintegrar a las unidades territoriales mayores, proverbiales émulas y rivales del Estado central (Ejemplo claro, el Gran Cauca).