Historia contemporánea de España/La guerra civil española/La intervención extranjera
Franco contó desde muy pronto con una importante ayuda de Italia y Alemania, mientras que la República sólo la logró de la Unión Soviética, que al igual que aquellas optó por intervenir activamente en el conflicto sin renunciar a la ficción de la no intervención.
El envío clandestino de armamento soviético comenzó en septiembre y fue crucial por su contribución a la defensa de Madrid.
Durante el transcurso de la guerra acudieron a España algo más de 2.000 miembros del Ejército Rojo, la mayoría especialistas (aviadores, tanquistas o consejeros e instructores). Y a la ayuda que la Unión Soviética se sumó la del comunismo internacional, a través de las Brigadas Internacionales. Integraron éstas un conjunto de voluntarios de distinta nacionalidad, cuyo reclutamiento fue organizado por al Internacional Comunista. El momento culminante de la historia de las Brigadas llegó en los primeros meses de 1937. Durante las sucesivas batallas en torno a Madrid sus integrantes fueron empleados en los puntos más críticos del frente y aguantaron a costa de numerosas bajas. Pero el número de voluntarios extranjeros se redujo rápidamente y su importancia declinó.
A su vez Alemania e Italia incrementaron a partir de octubre su ayuda a Franco. Los alemanes enviaron sobre todo a la Legión Cóndor, una unidad aérea de combate, integrada inicialmente por casi 4.000 hombres y un centenar de aviones; mientras los italianos enviaron importantes efectivos de tropa, casi 50.000 hasta febrero de 1937.