Introducción:

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Las plantas como todos los seres vivos tienen un desarrollo en el cual nace, crecen, se desarrollan y reproducen, sin embargo a diferencia de los animales o insectos. Las plantas son organismos sésiles que dependen de nutrientes para su crecimiento. De manera natural las plantas producen fitohormonas de las cuales dependen para muchos procesos en su crecimiento y maduración, las fitohormonas permiten la expresión de genes en los cuales se involucra la germinación, crecimiento, floración y maduración (Gómez & García, 2006).[1]

Angiosperma

Los grupos de fitohormonas más conocidas y de las cuales se conocen ampliamente sus efectos son las Auxinas, las citoquininas, el ácido abscísico y las giberelinas, cada una de ellas tiene diferentes efectos y aparecen en distintas etapas del crecimiento de la planta por lo que han sido ampliamente estudiadas debido a que sus efectos son de importancia económica (Jordan, 2006).[2]

Giberelinas:

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Las giberelinas clasificadas como fitorreguladores, son hormonas que regulan el crecimiento vegetal en diversos procesos metabólicos (Rivera, 2010). Estos procesos son principalmente la germinación, aumentan el crecimiento por elongación e inducen a la floración.

Las giberelinas fueron descubiertas en 1926 en Japón los agricultores tenían problemas con sus cultivos de arroz en el cual muchas plantas crecían elongadamente y eso las hacía muy frágiles. E. kurosawa identifico el agente que causaba tal enfermedad y resulto ser el hongo Giberella fujikuroi que es parásito del arroz; la sustancia activa fue nombrada Giberelina (Arrondo, 1987).[3]

GA3

Actualmente se han identificado más de 100 variedades de giberelinas a partir de tejidos vegetales y desde hace tiempo se han usado en cultivos ya que no causan efectos secundarios si son usadas correctamente, aun así este uso es limitado por la falta de información (Jordán, 2006).[2]

Las giberelinas en forma natural se clasifican como AG1, AG7, etc. comercialmente son usadas en forma de ácido giberélico (AG3) que se obtiene precisamente del hongo giberella fujikorio principalmente, sin embargo se estudian otros métodos que resulten menos costosos o más rápidos como el uso de lodos residuales. El ácido giberélico (AG3) es un compuesto muy seguro en su manejo y aunque produce algunos efectos en uso o contacto excesivo por lo general es inocuo (Cuali-Álvarez 2010).[4]

Uso doméstico:

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México como muchos países tienen amplia tradición en poseer jardines en los hogares, sin embargo muchos de estos jardines no logran el éxito debido a que las plantas no crecen con la velocidad requerida o bien son eliminados debido a que ornamentalmente no florecen. El ácido giberélico (AG3) se encuentra disponible comercialmente pero es casi inexistente en productos para uso doméstico o en pequeñas huertas, esto se puede explicar porque si son usadas de manera inadecuada puede causar irritación u otros efectos, sin embargo usando las cantidades adecuadas se pueden obtener resultados satisfactorios.

Es importante mencionar que las giberelinas afectaran a todas las plantas donde sean usadas algunas en mayor o menor medida por lo que se debe aplicar en cantidades moderadas y de acuerdo a indicaciones (Raven, 1992).[5]

Algo que hay que tomar en cuenta es que la respuesta fisiológica de los vegetales tratados dependerá del estado de desarrollo en que se encuentran. Así que para evitar efectos contrarios como fragilidad por exceso de elongación debemos estar atentos al desarrollo de la planta (Raven, 1992).[5]

Uso y aplicación:

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El Activol 40% GS es una sustancia oficialmente registrado como regulador de crecimiento vegetal a base de Ácido Giberélico (GA3) que es un compuesto natural producido por por Valent BioSciences empresa especializada en fitoreguladores, el uso de acuerdo a su ficha técnica es sencillo ya que requiere únicamente diluirlo en dosis de 5 a 15 gramos de producto por hectárea, esta información se puede extrapolar en huertos pero nos damos cuenta que la cantidad tiene que ser mucho menor por lo que se requiere cierta destreza para el manejo de la misma, existen tablas de uso del producto de acuerdo a la especie que cultivemos por lo que para aplicaciones en jardines es recomendable recurrir a la empresa (Valent. Sf).[6]

Conclusión:

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El uso del ácido giberelico a gran escala requiere de dosis pequeñas para áreas grandes de cultivo o en viveros por lo que el compuesto se comercializa junto con fertilizantes y otros reguladores de crecimiento, es importante destacar que no se ha reportado envenenamiento o efectos secundarios por su uso.

Debido a que las cantidades son muy pequeñas su uso doméstico no está difundido por lo que solo unos cuantos productos aparecen en el mercado y con nombres comerciales para su uso en hogares se debe pensar en concentraciones menores y como ofrecerlas para que puedan ser utilizadas con seguridad.

Si consideramos los beneficios que ofrece el ácido giberélico (AG3) y que ha sido comprobado en cultivos de gran extensión, es factible mediante experiencia y pruebas que se puedan lograr productos para pequeñas huertas que puedan involucrar vegetales y frutos para el consumo familiar.

Referencias

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Hunkelo

  1. Gomez, Aurelio (2006). Universitat Jaume. España, ed. Fitohormonas: Metabolismo y Forma de Acción. España: Universitat Jaume. España. p. 15-17. ISBN 9788480215619.
  2. 2,0 2,1 Jordan, Miguel (2006). «Hormonas y Reguladores del Crecimiento: Auxinas, Giberelinas y Citocininas». Fisiologia Vegetal/Ediciones Universidad de La Serena. Consultado el 25 de mayo de 2016.
  3. Arrondo Odriozola, Ernesto (Noviembre 1987). «GIBERELINA». Butll. Soc. Catalana Mic. Consultado el 28-may-2016.
  4. Cuali-álvarez, Irene (04-03-2011). «Producción de ácido giberélico a partir de Gibberella fujikuroi utilizando lodo residual municipal como sustrato». Universidad Autónoma del Estado de México. Consultado el 28-mayo-2016.
  5. 5,0 5,1 Raven, Peter H. (1992). Reverté, ed. Biología de las Plantas. Barcelona, España: Reverté. p. 475-491. ISBN 8429118438.
  6. Valent de México. «Activol. Ficha técnica». http://www.valent.mx/descargas/tecnicas/TDS_Activol.pdf. Consultado el 30 de mayo de 2016.