Ser Humano y Sociedad Sección 05 Nov Ene 17/Cultura y formas de vida


La Cultura: pensamiento, sentimiento y acción colectivos editar

La cultura es todo complejo que incluye el conocimiento, el arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres y todos los hábitos y habilidades adquiridos por el hombre no solo en la familia, sino también al ser parte de una sociedad como miembro que es y que cumple una función social en la misma.

“Toda cultura tiene un núcleo íntimo de convicciones religiosas y de valores morales, que constituye como su alma”, son las palabras del papa Juan Pablo II referente a lo que debe significar la cultura para una sociedad. La cultura también se define en las ciencias sociales como un conjunto de ideas, comportamientos, símbolos y prácticas sociales, aprendidos de generación en generación a través de la vida en sociedad.

El dramaturgo español Jacinto Benavente tiene una opinión particular de la cultura, la cual resume así: “La Cultura es la buena educación del entendimiento”. La cultura será el patrimonio social de la humanidad o, específicamente, una variante particular del patrimonio social.

Entendemos por cultura a todas aquellas manifestaciones materiales, espirituales e ideológicas que representan a una o varias personas y que las identifican como parte de un conjunto mayor de individuos. La cultura es una creación del ser humano si tenemos en cuenta que los restantes seres vivos subsisten a partir de la utilización del medio pero no de la creación del mismo. Compartimos las funciones orgánicas que nos hacen nacer, crecer, reproducirnos y morir, por lo que la cultura es un bien exclusivo del hombre que iguala a todos los individuos (ya que todos podemos crearla) pero que al mismo tiempo nos hace diferentes entre unos y otros (porque cada uno crea su propia cultura), aumentando la riqueza que el ser humano va construyendo.

La cultura como forma de vida

En general, nuestros patrones de conducta, sistemas de creencias, principios y formas de vida derivan de la cultura, que en pocas palabras es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que con el paso del tiempo han permitido a los seres humanos ser más libres.

Las representaciones culturales como el arte, la literatura, el lenguaje y la religión, junto con los valores y creencias de una comunidad, forman su esencia y se manifiestan a través del estilo de vida de quienes pertenecen a ella. Cada cultura es especial, distinta y es esa diversidad lo que más nos enriquece. La cultura se relaciona con el desarrollo de nuestra actitud pues nuestros valores influyen en la forma en que vivimos. De acuerdo con la definición conductista, ésta es el último sistema de control social donde la gente tiene el dominio de sus propias normas y conductas. Los valores son nuestros principios fundamentales, dan forma a lo que pensamos, a cómo procedemos y a nuestra manera de ser.

Las ideas arraigadas en la mente influyen en la forma en que vemos a las personas y en cómo reaccionamos a determinadas situaciones. Diversos estudios han demostrado que la cultura influye en la forma en la que nuestro cerebro procesa la información y responde a los estímulos. Esta es otra de las razones por las que es tan importante.

La cultura como sentimiento

La cultura nos da una identidad y nos ayuda a forjar el carácter. Los valores compartidos a través de la comunidad o grupo social en el que estamos, nos dan un sentido de pertenencia. La cultura nos une y nos da una sensación de seguridad. El idioma que hablamos, el arte, la literatura y el patrimonio del que estamos orgullosos, la gastronomía, las fiestas, las costumbres y tradiciones, juntos forman nuestra cultura, se convierten en una parte de la vida diaria e influyen en nosotros de muchas maneras. La importancia de la cultura no se puede enfatizar lo suficiente, ya que es algo que está dentro de nosotros, nos rodea, y es una parte integral de nuestro ser. Define la forma en que tratamos a los demás ya nosotros mismos. En casi todas las facetas de la vida es importante reconocer las diferencias culturales. A consecuencia de la migración de las familias de un país a otro, vivimos hoy en una sociedad multicultural. Quienes viven alrededor de nosotros, aquellos con quienes convivimos y trabajamos todos los días, tienen raíces diversas pues provienen de otras partes del mundo, por lo tanto su formación, creencias y valores son distintos de los nuestros. El conocimiento de la cultura propia y de la de los demás, nos ayuda a aceptar estas diferencias; estudiarlas amplía la visión que tenemos del mundo, aprendiendo con ello a apreciar y a respetar a los demás.

La cultura es un fenómeno común a todos los seres humanos ya que todos y cada uno de nosotros, al vivir en sociedad, aprendemos lo que nos transmiten las generaciones anteriores y con ese conocimiento podemos eventualmente contribuir a que la cultura siga creciendo y perviviendo. Sin embargo, la cultura también nos diferencia ya que cada grupo social construye sus propias representaciones culturales de acuerdo a sus preferencias, sus intereses, sus miedos, sus inquietudes, etc. Así, no es lo mismo la cultura de un país occidental que la de un país oriental, como también puede ser diferente la cultura de una región de un país con otra región del mismo país o incluso las culturas que representan a diferentes grupos sociales que conviven juntos en un mismo espacio geográfico.

Cada uno de nosotros se siente representado por un grupo de tradiciones, elementos, formas de pensamiento y formas de actuar que son parte de la sociedad o del grupo social en el cual desarrollamos nuestra vida cotidiana y que nos dan una idea de pertenencia. De este modo, es muy difícil que alguien de nacionalidad alemana se sienta parte de la cultura india porque las representaciones culturales de cada sociedad son muy distintas y tienen que ver con las especificidades del lugar, del ambiente, del momento, del grupo social, etc.

La cultura como pensamiento

La cultura es ese vínculo invisible que nos une entre personas y que expone formas de pensar y de vivir. Esta afecta la percepción y el comportamiento del ser humano.La cultura determina la estructura de nuestro pensamiento, lo que influye en las percepciones. La cultura del pensamiento se sostiene en teorías cognitivas- constructivistas, y entre sus conceptos centrales se halla el de "Educación para la comprensión".En el mundo actual se manifiesta una serie de transformaciones socioculturales, politicas, económicas y tecnológicas que marcan la entrada de un tipo de sociedad y de cultura que deja atras muchos de los supuestos de la modernidad. Testigo del sentimiento y de su filosofía relacionada lo que es cultura en general, algunos pensadores y filósofos han deducido así lo que hoy es un verdad:

"En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad" – Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.), filósofo.
"Sólo el hombre culto es libre" – Epicteto (55-135), filósofo.
"La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad" – Diógenes Laercio historiador.
"El entendimiento natural puede suplir a la cultura, pero ésta nunca puede suplir a aquél" – Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo.

La Construcción de las identidades editar

La identidad se construye en la interacción con otros. La identidad es una definición socialmente construida del ser. El desarrollo de la identidad es un proceso complejo que se realiza en la interacción con otros. Como señala Erik H. Erikson:

“La formación de la identidad emplea un proceso de reflexión y observación simultáneas que tiene lugar en todos los niveles del funcionamiento mental. Según este proceso, el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que percibe como la manera en que los otros lo juzgan a él comparándolo con ellos y en los términos de una tipología significativa para estos últimos, por otra parte, juzga la manera en que los otros lo juzgan a él, a la luz del modo en que se percibe en comparación con los otros y en relación con tipos que han llegado a ser importantes para él. Por suerte este proceso es, en su mayor parte, inconsciente...”

Cada persona es solo relativamente autónoma, ya que depende para su desarrollo de su entorno social y cultural, por lo que la liberación personal solo se consigue auténticamente modificando aquello que lo determina: el conjunto de las instituciones que el ser humano ha creado y que puede constreñir o favorecer su libertad. Estaremos de acuerdo en que no estamos simplemente determinados por nuestra condición biológica, sino que lo que nos define como especie es ser "racionalmente activos", tenemos una disposición a la innovación intelectual y a la capacidad electiva. La actividad del ser humano no solo depende de conductas instintivas, también de su capacidad para ampliar el registro simbólico de posibilidades de acción, lo que conlleva abrir la conducta a lo innovador y lo inédito. Se transgreden así los patrones de conducta establecidos en el pasado, un paso que gran parte de la gente, por mímesis, papanatismo e inhibición de sus capacidades, se muestra incapaz de realizar. Hay que insistir, frente a todo riesgo de dependencia externa, que la moralidad tiene su origen en el cerebro humano, es decir, en nuestra capacidad para conocer, deliberar, evaluar y tomar una decisión. Por otra parte, es la acción lo que nos permite ir creando un mayor horizonte humano y, frente a todo acomodamiento al legado del pasado, hay que esforzarse para ir innovando y refundando la producción cultural. Ese mayor horizonte para el ámbito humano, está determinado por el papel que juegan la libertad y la equidad; tal y como lo definió el anarquista Herbert Read, el progreso se valora por el grado de articulación y diferenciación entre los individuos de una sociedad, lo que permite a la persona desarrollar "una comprensión más amplia y profunda de la existencia humana" y pasar a ser un miembro activo en el proceso.

La identidad es un fenómeno eminentemente subjetivo que contiene un fuerte componente emocional. La formación de la identidad implica un proceso de reconocimiento y valoración de la propia individualidad, por lo que se asocia muy estrechamente a la autoestima.

Dimensión bio-antropológica editar

Una de las  características que distinguen al ser humano es su capacidad no solo de reconocer, sino de reconocerse a sí mismo. Por eso, aunque vive sometido a las leyes de la naturaleza, como todos los seres, es el único que siente la necesidad de conocer las diferencias que separan a los seres vivos de los seres inertes, y, sobre todo, las diferencias que le separan a sí mismo de unos y otros. Es esta “necesidad” la que hace que nuestra identidad biológica aparezca como un “problema”.
  1.1.    El problema del carácter biológico del ser humano.

La pregunta por la identidad humana-¿qué somos?- lleva a plantearse cuestiones como “¿de qué estamos hechos?” o “¿de dónde venimos?”, que hacen referencia a nuestra naturaleza y a nuestro origen. Estas preguntas exigen respuestas, y más si tenemos en cuenta que se han planteado de forma reiterada a lo largo de los últimos ciento cincuenta años sin que hasta hoy se haya obtenido una contestación satisfactoria. La identidad humana y su origen siguen siendo en la actualidad una incógnita. Hasta el siglo XIX, las respuestas habían sido de tipo religioso y científico. Sin embargo, habían permanecido inalterables, ya que estaban asentadas en la tradición y en el dogmatismo. A partir de esta fecha, la solución a estas cuestiones fue asumida por la ciencia moderna y fue entonces cuando se manifestó el carácter de problema que tiene la identidad humana. Hay que decir, sin embargo, que las explicaciones religiosas y científicas tienen su propia validez. Basta con respetar las claves de comprensión en las que han sido escritas. Por ejemplo, es tan disparatado tomar el mito bíblico de la creación como una descripción científica del origen del ser humano, como tomar el hecho de la evolución como una prueba contra el relato bíblico. Sin embargo, este dogmatismo en las opiniones ha sido – y es- demasiado frecuente en nuestra sociedad. Por otra parte, la búsqueda de respuestas científicas al problema de la identidad humana no significa renunciar a la búsqueda de sentido que tiene la naturaleza humana. De las respuestas que demos dependerá nuestra actitud frente a la vida y la forma de relacionarnos con el mundo y con los demás.

  1.2.    La Antropología.

La cuestión de “qué es el ser humano” ha generado, desde el siglo XIX, preguntas de índole muy diversa. En la actualidad numerosas disciplinas tratan de dar respuesta a este problema: la física, la química, la biología, la sociología, la filosofía… Esta diversidad de respuestas comporta el riego de que el ser humano, que es una realidad compleja, pero una sola realidad, quede reducido a la investigación específica de cada ciencia. Por ello, hoy más que nunca, la antropología debe incorporar los conocimientos que las demás ciencias aportan, pero, sobre todo, debe asegurar la unidad del ser humano como objeto de estudio para llegar a comprenderlo de forma integral. La antropología es la ciencia que trata de los aspectos biológicos del ser humano y de su comportamiento como miembro de una sociedad. Su estudio abarca tres dimensiones: la biológica, la sociocultural y la filosófica.

  • La antropología biológica estudia las transformaciones anatómicas y físicas que ha sufrido el ser humano a lo largo de su evolución biológica, su origen y su diferenciación como especie dentro del mundo animal. Su objetivo se centra en reconstruir el proceso de hominización para averiguar el origen del ser humano a partir de las especies animales.
  • LA antropología sociocultural estudia al ser humano como un ser orgánico en relación con otros seres vivos. Su investigación se ocupa del estudio comparativo entre los distintos sistemas sociales y las diferentes formas de conducta grupal. También investiga las técnicas y los recursos que el ser humano ha elaborado para adaptar los medios natural y social a sus necesidades así como los medios empleados para conservar y transmitir dichas técnicas y recursos.
  • La antropología filosófica intenta establecer, en consecuencia con la ciencia, el lugar que ocupa el ser humano en el mundo, su origen y su naturaleza. Su finalidad es comprender el sentido del ser humano como ser que se reconoce y reconoce a sus semejantes como personas, en términos de valores, derechos, igualdad o libertad.

El estudio de la dimensión biológica del ser humano requiere considerar dos aspectos fundamentales: -La evolución en el marco de la ciencia actual, como un hecho que afecta a todo el universo y no solo a los seres vivos; por tanto, necesitamos conocer, al menos en sus generalidades, el desarrollo de la teoría de la evolución. -Los cambios morfológicos que, por evolución, se han ido generando en las distintas especies hasta la aparición del ser humano. Este proceso se denomina hominización.

(Corcho R. y Corcho A. Bachillerato. Filosofía y Ciudadanía. Editorial Bruño. Madrid. 2008)

¿Cuál es el sentido de nuestra existencia? ¿Qué le da sentido? 20 enero 2010 por María Sánchez Roldán Desde tiempos remotos, la humanidad se ha realizado una serie de peguntas a las cuales no se les han encontrado unas respuestas definitivas. Todas estas posibles respuestas, tan sólo son especulaciones que día tras día hacen que las personas se cuestionen el por qué de las cosas… Una de esas preguntas… el sentido de la existencia, de la vida, qué le da sentido a nuestra estancia en la Tierra, si vivimos aquí para algo o tan sólo nuestra vida es algo pasajero que hará que nuestros nombres caigan en el olvido.

¿Cuál es el sentido de la vida, de nuestra existencia? La vida es un largo camino que todos, desde que nacen, comienzan a recorrer y en el que nunca hay ni habrá marcha atrás.

Nos planteamos el sentido de la vida cuando se nos plantean problemas en ella, o mejor dicho, cuando se nos plantean ciertos “sinsentidos” como la muerte, el suicidio o la existencia del mal. También, cuando nos sentimos desorientados, cuando no sabemos a dónde vamos ni sabemos hacia donde se dirigen las tareas que la vida nos impone, entonces la pregunta se convierte en algo vital.

La pregunta por el sentido de la vida es una pregunta filosófica ya que busca una explicación racional a nuestras limitaciones existenciales, pero es también una pregunta vital porque nos afecta en lo más profundo de nuestro ser y no podemos permitir que nos deje indiferentes.

A partir de esta pregunta uno se cuestiona si el final de todo hombre es morir, ya que si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe? Frente a esto, nos volvemos a preguntar si la vida tiene un sentido definitivo, o si simplemente, somos nosotros mismos los que decidimos darle sentido a nuestra propia vida.

¿Qué le puede dar sentido a nuestra existencia?

Sentido trascendente: Muchas personas creen y afirman que el sentido de su vida es Dios, el que afirma que tras la muerte del cuerpo, el alma continua existiendo y vivirá eternamente junto a Él.

Esta afirmación da sentido completo a la pregunta anterior: “Si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe?” Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, morimos… por tanto, nuestra vida tiene un final terrenal, pero no existe el final del alma.

Sentido inmanente: La existencia tiene un sentido terrenal, pero la muerte supone un límite absoluto para la humanidad. Por tanto, existen personas que piensan que el sentido de su vida es aquello que pueda proporcionarle la felicidad en su estancia en la tierra, como ayudar a los demás o realizar aquello que te pueda completar enteramente como persona, pero tras todo esto, en la muerte, no existe ningún sentido.

La vida es un “sinsentido”: Nuestra existencia humana y el mundo son absurdos. Vivimos y seremos personas pasajeras en la historia de la Tierra. Todo lo que hacemos, absolutamente todo, carece de un sentido propio. Los días son exactamente iguales y vives desaprovechando el tiempo, pues un día morirás y no te habrá servido de nada el haber vivido.

El sentido de la existencia es un problema tanto filosófico como vital ya que se encuentra unido al dolor y a la seguridad de que algún día moriremos. El dolor puede ser algo físico y momentáneo, mientras que también puede ser un dolor espiritual, producido por el estado de ánimo de cada persona, que puede originar depresiones e incluso ansiedad. La certeza de que algún día moriremos hace que los seres humanos se planteen que la muerte es algo inexperimentable, ya que todo aquel que la experimenta no puede demostrar la verdad definitiva sobre la existencia porque está muerto.

Para mí, el sentido existencial depende de la visión de cada persona. Uno puede vivir felizmente haciendo cosas que para otros resultan simples y sin sentido. Pienso que todos buscaremos nuestro propio sentido existencial a lo largo de la vida, en la familia, la felicidad, o simplemente, en Dios. Puede que no se sepa claramente el sentido de la vida, pero si se sabe que la vida, desde que nacemos hasta que morimos, es algo maravilloso y donde encontrarás muchas de las respuestas que hoy no sabes. Con respecto al tema del dolor, pienso que no todo en la vida tiene porqué ser doloroso o negativo, ya que a partir de esos momentos aprenderíamos a valorar las pequeñas cosas positivas y buenas que la vida nos ofrece día a día.

La identidad en el ser humano

Siempre ha existido en el ser humano la pregunta ¿quién soy? Esta pregunta está íntimamente relacionada con la necesidad de identificarse con algo o con alguien. Es el saber de donde se proviene y a donde se va.

Siendo ésta la pregunta más importante en la existencia humana, la identidad muchas veces está supeditada a creencias negativas que forman falsas identidades basadas en conductas, enfermedades, pensamientos, características del cuerpo, etc. Ejemplo de una identidad falsa basada en conductas sería “yo soy inquieto”, “yo soy nervioso”, etc. Ejemplo de una identidad basada en enfermedades sería “yo soy diabético”, yo soy enfermizo”, etc. Ejemplo de identidad basada en pensamientos negativos sería “yo soy torpe”, “yo soy incapaz”. Ejemplo de identidad falsa basada en características del cuerpo sería “yo soy chaparro”, “yo soy gordo”.

Cuando nacemos, nuestra esencia es lo único que poseemos, pero en el transcurso del tiempo aprendemos que a la sociedad en que vivimos le encantan las máscaras y así vamos poniéndonos una tras otra para poder sobrevivir “en paz” en este mundo, perdiendo cada vez más la esencia real de lo que realmente es nuestra identidad. Omitimos decir lo que realmente somos, pensamos, etc., y vamos renunciando al valor de la verdad con el propósito de agradar a los demás. Empezamos a vivir para el mundo exterior, fuera de nosotros y olvidamos que lo principal está dentro de nosotros mismos. Ahí se encuentra la materia de lo que estamos hechos, ahí es donde nos podemos encontrar con nosotros mismos. Vamos asimilando la inautenticidad y nos olvidamos de nuestros propios sentimientos, pensamientos y lo que realmente queremos y somos. Ya no podemos pensar por cuenta propia y vamos olvidando y desconociendo nuestra verdadera identidad.

Llegamos a tal punto, que nos podemos identificar con nuestros defectos y nuestras enfermedades, erradicando cualquier posibilidad de cambio y mejora en nosotros. La palabra “soy” es la de mayor impacto en nuestra mente, y recordemos que la mente dirige y el cuerpo la sigue. Si yo doy por hecho que “soy alérgico”, mi inconsciente hará todo lo posible para que esto se lleve a cabo. Si yo digo que “soy depresivo”, sucederá lo mismo, etc.

Las anteriores aseveraciones tienen su origen en base al exterior, “éste es el que tiene la culpa de que yo sea así”. Esto se llama identidad del títere. Mi identidad la iré modificando según me vaya en el mundo. Éste la rige. Nada más falso, yo soy mi esencia, y ésta debe fluir de mí hacia el exterior para poder compartirla con el mundo. Mi identidad y el saber compartirla es lo que me llevará a cumplir mi misión para lo que fui creado. Es esta parte única e irrepetible que poseo. Los defectos, las enfermedades, las conductas y los problemas no son parte de mi identidad, sino parte del mundo exterior que he introyectado y al cual le doy el poder de dirigir mi vida, lo hago propio y por consecuencia es el concepto falso que tengo de mi identidad.

Lo terrible de esto es que no podré estar en control de mis emociones y capacidades ya que he perdido mi verdadera identidad, y esto irá redundando en mi salud. Seré una persona indefensa e inestable. Por ejemplo, si yo sufro una pérdida fuerte, pronto caeré en la depresión, ya que me digo continuamente que “soy débil y no puedo con esta pena”. Pierdo el sentido de mi vida, pues se lo doy al objeto de mi pérdida, el cual ya no está conmigo y por lo tanto estoy desvalido, solo y el mundo se me acaba. Así que disminuyo las capacidades de mi sistema inmunológico y por tanto caigo enfermo. Mi vida ya no tiene sentido y por supuesto corroboro que “soy débil”.

Programación Neurolingüística nos dice que en estos momentos difíciles, debemos de sacudir este tipo de sentimientos e ir imprimiendo frases que nos ayuden y no que nos perjudiquen más de lo necesario. Por ejemplo: “yo soy fuerte y puedo salir de esto a la brevedad”, “poco a poco yo supero esta crisis”, “yo me repongo lo más pronto posible y salgo adelante”, etc. Cuando decimos este tipo de frases, mis sentimientos van cambiando y mis capacidades se van incrementando.

Las máscaras del yo son como las represas que retienen el agua y le impiden su curso. Las falsas identidades sofocan y oprimen al ser humano.

Las personas debemos saber y entender que el yo verdadero al que sí corresponde nuestra identidad se halla por encima de los sucesos y circunstancias de la vida. Ya es hora de buscar lo que sí somos. La identidad existe para nuestro propio bienestar (estar bien). Lo difícil para entender la identidad, es que no es algo tangible y puede perderse en lo irreal.

La palabra “persona ” se refiere a un ser único e irrepetible que a su vez está en relación con todos y con todo ya que es responsable, libre y capaz de amar . La originalidad personal es una aportación única para el bien de todos los hombres, ya que la vida se lleva a cabo a través de la unión de las diversidades. Así que mi originalidad personal es una aportación única para el bien de todos los hombres. Por eso soy valioso y por eso existo.

Como decíamos anteriormente, el ser humano está hecho para el bienestar, y esto sólo se puede lograr a través del amor, el amor a sí mismo y a todo lo que lo rodea. Éste es el sentimiento mater de todos los demás, ya que todos los otros sentimientos se derivan del amor o de la negación de éste

Dimensión espacial socio-cultural editar

La Dimensión espacial estudia el comportamiento humano de acuerdo a sus creencias y la influencia del universo en su vida cotidiana y espiritual. Este tiene muchas variables pero de las más importantes son: Creencias, modelo cultural y religión. También la dimensión espacial puede dividirse en dimensiones: Naturales, económica , social y cultural.

La Dimensión socio-cultural, del desarrollo sustentable consiste en reconocer el derecho a un acceso equitativo a los bienes comunes para todos los seres humanos en términos intergeneracional e intergeneracionales tanto entre géneros como entre culturas esta dimensión no sólo se refiere a la distribución espacial y etaria (por edades) de la población, sino que remite, de manera especial, al conjunto de relaciones sociales y económicas que se establecen en cualquier sociedad y que tienen como base la religión, la ética y la propia cultura. Asimismo, esta dimensión tiene como referente obligatorio a la población y a sus formas de organización y de participación en la toma de decisiones. También se refiere a las interacciones entre la sociedad civil y el sector público.

El ser humano solo puede vivir en sociedad. Es común subrayar la importancia del individuo, su capacidad de elegir y de decidir por sí mismo que clase de vida quiere llevar.

Diversidad socio-cultural editar

En la vida cotidiana cuando hablamos de uniformidad estamos refiriéndonos actualmente a un concepto negativo o peyorativo, el cual anula, por ende, la personalidad y la identidad de quienes “padecen” esta etiqueta, refiriéndose tanto a individuos aislados como a comunidades. Sin embargo, cuando hablamos utilizando el término diversidad nos estamos refiriendo a una forma de enriquecimiento con un fuerte componente positivo por el contrario, lo que viene dado por razón del pensamiento democrático en el que nos encontramos inmersos en la actualidad. Esto es así porque podemos contemplar que existe diversidad de personas en lo que se refiere a las distintas variables que se manejan normalmente en el contexto social, esto es, la raza, el género, la cultura, la edad, etc. Y esto es así también cuando nos referimos a la diversidad teniendo en cuenta los grupos minoritarios de la sociedad, los cuales se diferencian por el mismo tipo de variables, esto es, raza, edad, economía, lengua, etc.

Cuando hablamos de “uniformidad” nos referimos al igualitarismo, la repetición y la falta de identidad propia; aunque cuando hablamos de igualdad estamos hablando a veces de la “igualdad de derechos para todos”, esto es, los derechos de las personas deben ser iguales para todos, sin discriminación de colectivos humanos. Estos derechos deben considerarse iguales en los ámbitos de la educación, la salud y el trabajo. Esto es algo evidente en nuestros días. La “diversidad” alude a la “circunstancia de ser distinto y diferente, pero también a la de ser desigual, lo que no sólo se manifiesta en una forma de ser variada, sino de poder ser, de tener posibilidades de ser y de participar en los bienes sociales, económicos y culturales. Lo diverso lo contraponemos a lo homogéneo, lo desigual lo confrontamos con la nivelación y ésta es una aspiración básica de la educación que es, capacitación para poder ser.

La “búsqueda de la igualdad es la lucha por que algunas de las diferencias entre los seres humanos... no se conviertan en murallas para el imposible ejercicio de la libertad de los menos dotados en esa sociedad democrática”. No se trata, pues, de negar la cultura homogénea para salvar la diversificación cultural, sino de ver las ventajas indiscutibles de uno y otro fenómeno, la necesidad de que ambos convivan pacíficamente, la homogeneización hace posible el diálogo, porque supone el valor básico de la educación, pero es preciso también que no todo sea homogéneo pues, en tal caso, la capacidad de juzgar y discernir carecería de objeto.

Cultura, socialización y personalidad editar

Cultura y socialización editar

El término cultura es muy amplio y por ende hablar de la misma resulta complejo por todas las perspectivas que tiene la sociedad y por la perspectiva teórica por la cual se analice. Existe una gran variedad de definiciones de cultura que van desde aquellas que describen los procesos culturales hasta aquellas que analizan, comprenden y describen el desarrollo del mismo.

La cultura, proviene del latín colere y hace referencia al cultivo de tierra. Esta se puede definir como aquella que acumula los conocimientos adquiridos en el transcurso de las generaciones, es aquella que incluye el conocimiento, las costumbres, el derecho, la moral y cualquier hábito adquirido por el hombre que pertenece a la sociedad. Se puede decir que proporciona esquemas de comportamiento, que se consideran de manera apropiada y aceptada por la sociedad permitiendo una vida armónica.

La cultura abarca diferentes factores, dentro de estos se encuentran: que es una característica específica de los seres humanos, es fundamental en la sociabilidad humana y solo puede desarrollarse en sociedad y hace la mejor adaptación del hombre al medio. Existe una delgada línea ente los conceptos de cultura y sociedad y por ende no se puede entender su sentido si no es mutua su relación. Es muy estrecha la integración que tiene el individuo, la cultura y la sociedad.

El ser humano nace como una criatura sin ningún conocimiento. La naturaleza nos dota a todos con un cerebro el cual nos permite pensar y hablar, pero las capacidades humanas se desarrollan por medio de la cultura la cual nos ayuda a ponerlas en acto. El hombre no deja de absorber lo que es la cultura y los aprendizajes que cambian su forma de entender el mundo y de actuar en el. Hay que tomar en cuenta que solo somos humanos si vivimos en una sociedad que nos entrena para serlo.

El proceso de socialización consiste en desarrollar ciertas capacidades en las neuronas y que nos permiten adaptarnos a la comunidad y así vivir en sociedad. Destacando la importancia del proceso de socialización es esencial profundizar en sus características para comprenderlo en su totalidad. A continuación se desglosan los aspectos más importantes:

Aprendizaje de todos los patrones culturales: algunos de los modelos culturales que el individuo debe aprender para formar parte de la sociedad son los valores y las conductas aceptables en un determinado grupo social.

Interiorización: todos los conocimientos que se han aprendido en la infancia, quedan interiorizados. Se trata de que espontáneamente el niño asuma como deberían ser las cosas, porque es la forma natural de hacerlo ya que todo el mundo lo hace así, no se trata de que repita lo que ve o que lo forcemos de determina manera para que se comporte como queremos.

Estabilidad psicológica: mediante los patrones que nos imponen es que podemos relacionarnos con los demás y entender el mundo. Esto nos proporciona una estabilidad psicológica que es el resultado de la integración en la cultura que nos rodea. Todo este procedimiento se produce mediante la relación con los demás y cambia de modo profundo nuestra forma de pensar. No obstante, es recomendable no olvidar que somos responsables de nuestra identidad, es decir, podemos elegir lo que nos gusta, como queremos ser siguiendo una línea de valores determinados.

Como se ha explicado anteriormente, la socialización es un proceso que dura toda la vida y es determinante en nuestra infancia. Con consiguiente los sociólogos la clasificaron en varias etapas que dependen de la trayectoria de cada individuo, dentro de estas se encuentran:

Socialización primaria: esta cubre los primeros años de nuestras vidas. En esta etapa el ser humano adquiere los aprendizajes más importantes en un contexto familiar. Son muy comunes las demostraciones de cariño y las personas significativas para el niño. Esta fase se destaca porque el niño juega copiando las acciones de los adultos y así se prepara para interpretarlas en el futuro.

La socialización secundaria es aquella que dura el resto de la vida del ser humano. Es un aprendizaje menos firme que el de la socialización primaria, pero se diferencia en que durante esta etapa se pueden cambiar pautas de conductas aprendidas con anterioridad. Incluye todo tipo de aprendizajes ya que a medida que el hombre va creciendo forma parte de nuevos sectores de la sociedad, como la escuela o el trabajo.

La resocialización es aquella la cual consiste en volver a interiorizar otra cultura, es decir, un modo distinto de ver y entender el mundo. Se trata de un aprendizaje donde se reestructura y se modifica todo lo que se ha aprendido antes. De este modo, la persona que pasa por este proceso se olvida o entiende de forma diferente su vida pasada y presente. No se trata de una etapa obligatoria para todas las personas, sino que solo la pasan aquellos que sufren una crisis personal o quienes deben adaptarse a una nueva forma de vida (jubilados, emigrantes, etc.).

La socialización es el proceso mediante el cual los individuos desarrollan una personalidad como resultado de lo aprendido en cierta cultura y por medio del cual la misma es transmitida de una generación a otra. En conclusión se puede decir que la cultura es el rasgo distintivo de lo humano. El hombre hereda unos rasgos biológicos y un importante componente social. Mientras la vida de otros seres vivos está basada en el instinto, la nuestra se basa en el aprendizaje. La socialización es el aprendizaje que capacita a un individuo para que este realice roles sociales y lo que se aprende en la socialización es la cultura.

El proceso de socialización se lleva a cabo en diversos grupos o medios que se denomina “agentes de socialización”, que imponen o permiten diferentes aprendizajes. De este modo, en la familia se aprenden pautas de comportamiento y valores y se estimula la capacidad cognoscitiva y el habla. En un círculo de amistades donde todos sus integrantes están al mismo nivel, se exploran reglas de conducta. La escuela y los medios de comunicación de masas son agentes de socialización que desempeñan un papel crucial en la formación de actitudes y valores.


Cultura y personalidad editar

[1]Los antropólogos han usado la noción de personalidad para referirse a comportamientos característicos y a formas de pensar y de sentir, y han usado la noción de cultura para indicar estilos de vida, ideas y valores que influencian el comportamiento y la vida mental de la gente.

En el pasado, los antropólogos creían que una personalidad típica era lo que prevalecía entre la gente de una sociedad dada, debido a la cultura que compartían, también creían que las diferencias entre las culturas correspondían a diferencias de tipo de personalidades que se presumía eran típicas o prevalecientes en esas culturas. Así, en antropología cultural, las personalidades típicas han sido conceptuadas alternativamente como "personalidad configuracional", "estructuras de caracteres", "personalidad básica o modal" y "el carácter nacional".

En la escuela de Cultura y Personalidad hallamos tres fases:

1. Prefreudiana 2. Freudiana 3. Nuevas tendencias

1. Prefreudiana (años 20 y 30)

El planteamiento antropológico conocido como cultura y personalidad se desarrolló entre las dos guerras mundiales influenciado por el psicoanálisis de Freud y la antropología boasiana. Freud era esencialmente decimonónico. Su teoría era un magno esquema a gran escala, evolucionista, materialista y determinista, todo lo que Boas condenaba, pero Boas llevaba años defendiendo una antropología en busca de la vida mental del hombre. Esto lo supo hacer Freud mejor que nadie. Con el tiempo, ambas escuelas realizaron reajustes –los freudianos renunciaron al evolucionismo y adoptaron el relativismo cultural y los boasianos dejaron su insistencia en la historia y la difusión- y el resultado fue en EE.UU. el movimiento Cultura y Personalidad.

Para esta corriente lo realmente importante era relacionar de una manera funcionalista la personalidad del individuo con las prácticas y tradiciones culturales y viceversa. Para ayudarse animaron la creación de un lenguaje psicológico para integrar estas teorías a un corpus global de carácter mas científico.

El rasgo más importante del movimiento es la inclusión en cualquier monografía etnográfica de numerosos términos y conceptos que expresan la condición mental y emocional de los miembros individuales de una comunidad

2. Freudiana (años 30 y 40)

La cantidad de investigaciones dedicadas a la cultura y la personalidad en EE.UU. prueban la atracción que los temas mentalistas e individualistas tienen sobre la ciencia social americana. La generalización entre los antropólogos del interés por los análisis psicológicos coincide históricamente por el desplazamiento en la atención de los psicólogos hacia la familia y el individuo en detrimento del debido a los condicionamientos tecnológicos, económicos, sociales y políticos que controlan su destino.

Freud El sistema básico en que se basa la escuela de cultura y personalidad procede directa o indirectamente de Freud.

Freud desplazó su interés desde la psique individual a los fenómenos psicoculturales para identificar las causas de la evolución cultural. Ese es el objetivo de Tótem y Tabú 1913, su primera incursión en el mundo de la cultura. Representaba lo que los boasianos consideraban la peor especulación evolucionista:

-desmesura de propósitos -debilidad de las pruebas -generalidad de conclusiones

El enfrentamiento con los boasianos era inevitable. El afán de Boas y sus discípulos era probar que la cultura tenía el poder de hacer a todos los seres humanos diferentes de lo que la naturaleza había decretado, mientras que Freud y los suyos estaban convencidos que las diferencias culturales eran superficiales y que en el sentido psicológico más profundo todos los seres humanos seguían vías de desarrollo similares y condicionadas por caracteres hereditarios.

A diferencia de Boas, Freud calificaba a las diferencias culturales como superficiales, afirmando que en el sentido psicológico más profundo todos los seres humanos seguían vías de desarrollo similares por sus características hereditarias comunes. Todo el esquema de Freud, (desde la morfología del id, el ego y el superego hasta la interpretación de los sueños y el origen de la civilización) dependía de instintos humanos universales buen definidos y de un proceso ontogenético universal a través de estadios de maduración igualmente definidos (oral, anal, genital).

Sistema neofreudiano

En el intervalo entre las dos guerras mundiales las doctrinas de Freud atrajeron a un gran número de intelectuales. Incluso la polémica sobre la universalidad del complejo de Edipo tuvo una acogida favorable. Psicoanalistas y antropólogos eran aliados naturales en contra de las represiones provincianas.

La atracción por las ideas freudianas era tan grande que los antropólogos no estaban dispuestos a abandonar su influencia por discrepancias en torno a la evolución histórica. Lo que necesitaban era un Freud liberado de su evolucionismo, lo que se consiguió con el tiempo. Una vez liberado de su determinismo el movimiento de cultura y personalidad adoptó las tesis freudianas.

El sistema neofreudiano daba especial importancia a las experiencias de la primera infancia en cuestiones como la inculcación de normas de limpieza, pautas de conducta sexual y contacto sexual, rivalidad fraterna, etc. Todo ello contribuía al proceso de enculturación. Y se adoptó una postura ecléctica con respecto a los principios básicos de Freud como la represión, complejos de culpa y ansiedad, relación entre frustación y agresión, sublimación, simbolización, etc. que se utilizaron según hicieran falta para establecer una correspondencia entre las experiencias de la niñez y la personalidad del adulto.


El problema de la evolución sociocultural

El movimiento de cultura y personalidad ignoró la cuestión de la evolución, la posibilidad de transformación de las instituciones primarias y secundarias.

Afirman que existe una retroalimentación entre la personalidad básica y las instituciones básicas, pero ¿es un régimen permanente o existe un momento de ruptura en esa relación? Hay que añadir a esta pregunta que admiten la existencia de individuos que no se ajustan a la personalidad básica, que son personalidades anómalas, desviadas, cuyo número y tipos no sabemos.

Y además hay que preguntarse es si esa retroalimentación puede frenar la evolución y cambiarla de dirección. Es erróneo pensar que todos los tipos de personalidad modal son igualmente vulnerables al cambio. ¿La personalidad básica tiene un efecto paralizador en el cambio? Si diferentes personalidades, ¿diferentes cambios? Porque hay que tener en cuenta que hay cambios iguales generalizados en muchas culturas, hay procesos de convergencia de culturas diferentes hacia formas nuevas similares. Tampoco se explica bien la mutabilidad del carácter nacional según los cambios sociopolíticos (por ejemplo, los autoritarios japoneses se convirtieron en los demócratas de Asia).

En definitiva, no puede afirmarse una cadena causal entre el tipo de personalidad básica y el tipo de institución y cómo los cambios de las personalidad provocan las transformaciones institucionales. Hay una variedad infinita de personalidades humanas y no pude afirmarse que un determinado tipo de personalidad es la condición necesaria para el cultivo de ciertas plantas o el comunismo.

[2]Para finalizar, la cultura es algo que afecta a la totalidad de nuestro ser. Es una estructura en la base de nuestra mente que afecta de un modo enorme al modo de pensar y actuar de la gente. Mucho más de lo que normalmente la gente piensa. Porque hay infinidad de cosas que a la mayoría de gente siempre les parecerán obviedades o de "sentido común" que a fin de cuentas no resultan ser más que interpretaciones o reacciones peculiares de un patrón cultural en concreto y ante la misma situación un individuo con una cultura diferente puede reaccionar de un modo totalmente distinto. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, continuamente sin ser conscientes de ello reaccionamos de modos peculiares debido a nuestro patrón cultural. Lo que es natural y obvio para unos, puede resultar absurdo o estúpido para otros. A pesar de que en el fondo todos somos "humanos", la verdad es que es sorprendente lo diferente que pueden llegar a ser la gente debido a su cultura.

Un mismo ser humano puede convertirse en algo totalmente distinto dependiendo del lugar donde haya sido criado. Independientemente de que tenga un fuerte carácter, una gran inteligencia, sea agresivo o tranquilo, su modo de ser será definido de un modo decisivo por el patrón cultural donde sea criado. No solo a la hora de razonar o de interpretar las cosas, si no también en multitud de reacciones automáticas a las que normalmente no le damos importancia.

Los procesos de aculturación editar

Aculturación es el nombre que recibe un proceso que implica la recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano por parte de otro. De esta forma, un pueblo adquiere una filosofía tradicional diferente a la suya o incorpora determinados aspectos de la cultura descubierta, usualmente en detrimento de las propias bases culturales. La colonización suele ser la causa externa de aculturación más común.

La aculturación fue un proceso de muchos años donde los pueblos indígenas adoptaron una nueva cultura o elementos de ella. Algunas veces se dio de forma violenta, haciendo que los indígenas adoptaran una religión, un idioma, costumbres y formas de gobierno impuestos por el conquistador.

Significó la destrucción de algunas formas de pensar y sentir de los pueblos conquistados, pero esta aculturación se produjo en medio de acciones de resistencia, modificaciones y adaptaciones de las culturas originarias a la del conquistador. Un ejemplo de ello es la religión. Los españoles intentaron evangelizar a los americanos de manera que negaran sus creencias anteriores y asumieran la nueva fe, los pueblos indígenas fueron adaptando las nuevas creencias mezclándolas con sus divinidades anteriores. Otro ejemplo es el arte, donde se mezclaron elementos de ambas culturas enriqueciéndolo.

Estos procesos de aculturación también se manifestaron en una serie de transformaciones en el orden económico, social y político, destacándose:

· La fundación de ciudades como un importante instrumento de aculturación.

· El Régimen Indiano como forma de organización política de las autoridades españolas.

· Las misiones, como sistema de trabajo indígena.

· La explotación de riquezas.

· El monopolio como organización del comercio.

· Los procesos de mestizaje en la sociedad. Los procesos de aculturación poseen distintos grados de supervivencia, dominación, resistencia, destrucción, modificación y adaptación de las culturas nativas una vez producido el acercamiento intercultural. Este procedimiento contempla la interiorización, la valoración y la identificación de los valores culturales. Ademas puede llevarse a cabo por la influencia de una corriente ideológica sistemática, consistente y que se mantiene en el tiempo, aunque en casos más simples termina imponiéndose la cultura por el peso que posee la mayoría respecto a otra filosofía cultural. Hay especialistas que diferencian entre la aculturación de un individuo (denominada como transculturación) y de un grupo humano. El concepto también ha generado debate en las comunidades actuales de perfil multicultural, en la cual los descendientes de inmigrantes son estimulados a adoptar una cultura dominante aunque se los llama además a aprender sobre la cultura familiar.

En este sentido, y partiendo de dicha premisa podemos subrayar como ejemplo el momento histórico del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón. Y es que dicha acción dio lugar a que los indígenas de las mencionadas zonas descubiertas se vieran en la obligación y en la necesidad de llevar a cabo un proceso de aculturación. Así, entre otras cosas, tuvieron que ir asimilando las creencias religiosas cristianas de España. Una nación esta que siglos atrás se encontró en la posición de los citados americanos y es que, cuando se produjo la llegada del Imperio Romano a la Península Ibérica dicha tierra, sus ciudadanos, no tuvo más opción que ir haciendo suyas determinadas tradiciones, formas de funcionamiento de la sociedad o creencias que pertenecían a aquel.

Raza, etnia, religión y género, fuentes de prejuicios editar

Raza editar

Una raza es una subdivisión de una especie de la biología que se forma a partir de ciertas características que diferencian a sus individuos de otros. Dichas particularidades se transmiten mediante los genes que se heredan. Cabe destacar que, en el Congreso Internacional de Botánica que se desarrolló durante 1905, se decretó que el uso del concepto de raza como valor de la taxonomía no es válido. Sin embargo, su utilización aún es muy habitual, especialmente en lo referente a las mascotas. Por ejemplo: “Tengo un perro de raza caniche”. El concepto de raza también suele utilizarse en los seres humanos. Algunos especialistas aseguran, de todas formas, que el término correcto para usar con los homo sapiens es etnia, mientras que otros expertos sostienen que la etnia está vinculada a las propiedades de la cultura. Prejuicios El racismo es, junto con el espejismo y el sexismo, uno de los males más atroces que viven nuestras sociedades. Pese a que al día de hoy existe mucha más información y, supuestamente, mayor libertad, muchas personas son víctimas de este tipo de discriminación cada día. En España y muchos países europeos, donde se supone que existe una mayor tolerancia, el racismo se vuelve xenofobia y, pese a que las leyes suelen proteger a la comunidad inmigrante, en la práctica las mismas no se aplican y muchas personas sufren sus consecuencias. Personas que no pueden acceder a tal o cual servicio tan sólo por el color de su piel, por ejemplo. Una prueba de ello es la medida tomada por el gobierno de Rajoy con los inmigrantes ilegales en España; la misma niega a todos ellos el derecho a la tarjeta sanitaria y, por ende, a la salud pública, obligándoles a pagar por los servicios. Existen otros miles de ejemplos igualmente nefastos.

Etnia editar

Agrupación natural de individuos de igual cultura que admite grupos raciales y organizaciones sociales varias. El término etnia proviene de un vocablo griego que significa pueblo o nación. Se trata de una comunidad humana que comparte una afinidad cultural que permite que sus integrantes puedan sentirse identificados entre sí. Más allá de la historia compartida, los miembros mantienen en el presente prácticas culturales y comportamientos sociales similares. Por lo general, las comunidades que forman una etnia reclaman un territorio propio y una estructura política a fin con sus necesidades sociales. De todas maneras, existen Estados nacionales que son multiétnicos: lo importante es que, en cualquier caso, se respeten los derechos de las minorías. Pese a que la noción de etnia suele ser asociada al concepto de raza, ambas palabras no hacen referencia a lo mismo. La etnia incluye factores culturales, como las tradiciones, la lengua y las creencias religiosas. La raza, en cambio, señala las características morfológicas de un grupo humano (color de piel, rasgos faciales, contextura, etc.). Estos dos conceptos normalmente suelen confundirse o utilizarse sin comprender las diferencias que entre ellos existen. Sin embargo, pese a ser ambos términos que sirven para caracterizar una sociedad, lo hacen desde perspectivas diversas. Mientras que una etnia hace referencia a los aspectos culturales de un pueblo, los cuales se encuentran sumamente ligados a una historia; la raza engloba los rasgos físicos y biológicos que son representativos del mismo. Prejuicios. Hay quienes se oponen a este tipo de clasificaciones de etnia o raza ya que suelen promover las agresiones y la violencia. El hecho de identificarse como parte de un grupo social puede llevar a una persona a una exacerbada defensa de su particularidad y a entrar en conflicto con los integrantes de otros grupos. Esta situación, que incluso puede ser incentivada por la política, termina por atentar con la idea de comunidad internacional. La gente pierde conciencia de su pertenencia a la especie humana y circunscribe su sentido de pertenencia a su etnia.

Religión editar

Conjunto de creencias, mitos o dogmas acerca de la divinidad y de prácticas rituales para darle culto. El concepto de religión tiene su origen en el término latino religĭo y se refiere al credo y a los conocimientos dogmáticos sobre una entidad divina. La religión implica un vínculo entre el hombre y Dios o los dioses; de acuerdo a sus creencias, la persona regirá su comportamiento según una cierta moral e incurrirá en determinados ritos (como el rezo, las procesiones, etc.). Tal es la influencia que la religión, independientemente del tipo que sea, ha ejercido en el ser humano a lo largo de los siglos que ello ha traído consigo un amplio número de situaciones y de opiniones que indudablemente a nadie han logrado dejar indiferente. Así, por ejemplo, han existido figuras históricas de gran relevancia como puede ser el caso del filósofo Karl Marx que no dudó ni un solo instante en criticar a la mencionada doctrina o conjunto de creencias. En su caso más concreto la definió como el opio del pueblo pues consideraba que la citada religión lo que hacía era adormecer la razón de los ciudadanos, era manipularlos para dejar que sus ideas y el raciocinio quedaran aletargados y así no pudieran rebelarse ante las injusticias a las que se veían sometidos o a los opresores que les coartaban en todo momento. De acuerdo a su manera de entender y aceptar a la divinidad, existen distintos tipos de religiones. Las monoteístas son aquellas que se basan en la presencia de un único Dios, creador de todas las cosas (como el cristianismo, el judaísmo y el islamismo). Las politeístas, en cambio, sostienen que existen distintos dioses, los cuales pueden situarse en un cierto orden jerárquico (como el hinduismo o las religiones egipcias y romanas de la Antigüedad). También puede hablarse de las religiones panteístas que afirman que el creador y los objetos creados forman una misma entidad (como el taoísmo) y de las religiones no-teístas que no creen en divinidades de poder ilimitado o universal (como el budismo).

Género editar

Con origen en el latín genus / generis, la noción de género tiene una multiplicidad de usos y aplicaciones según el ámbito en el que sea utilizada dicha palabra. A continuación presentamos algunas de las definiciones que tiene. En el ámbito del comercio, género puede ser sinónimo de mercancía (el producto que se ofrece en venta), tejido o tela. En el plano científico, el género indica una de las formas de agrupación de los seres vivos, según aquellas características que pueden compartir varios de ellos entre sí. Para la biología, por ejemplo, el género es un taxón que permite agrupar a las especies. Así podemos decir que el perro es un animal que pertenece al género Canis, en el que también se pueden incluir a los lobos, los coyotes y otras especies. Mientras que en la sociología y otras ciencias sociales, el género está vinculado a la sexualidad y a los valores y conductas que se atribuyen de acuerdo al sexo. En las artes, el género es una categoría o clasificación que se emplea para organizar las obras según sus características formales o sus contenidos. Géneros literarios, en lo que respecta al mundo literario, el término género sirve para diferenciar entre obras de diferentes características. Es importante antes que nada, destacar que la definición de género literario está relacionado con las características retóricas y semióticas que hace que determinados textos sean ubicados en un mismo conjunto. Género. Es un término técnico específico en ciencias sociales que alude al «conjunto de características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres». Entonces, al hablar de género se está remitiendo a una categoría relacional4 y no a una simple clasificación de los sujetos en grupos identitarios; según la Organización Mundial de la Salud, este se refiere a «los roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres»,5 así, en términos generales guarda relación con las diferencias sociales. Prejuicios Solo porque las mujeres ahora puedan votar no significa que la discriminación por género se haya terminado. En casi todos los aspectos de la vida, tanto los hombres como las mujeres deben tolerar los prejuicios, los abusos y los estereotipos de género. Esto se nota más en la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual (GLBT) en la que los roles tradicionales de género no son tan claros. Ser conscientes de los prejuicios de género existentes nos puede ayudar a luchar contra ellos.

Cultura, Identidad y Globalización editar

La cultura es todo lo que incluye conocimientos, artes, creencias, leyes, pensamientos, costumbres, hábitos y demás que caracterizan y son propios de un pueblo o sociedad y se va transmitiendo a través de los años. Es algo que puede ser modificado o moldeado a través del tiempo, adelantando costumbres extranjeras que se van introduciendo poco a poco.

Esto puede verse claramente en lo que fue (y en algunos casos sigue siendo aun en una mínima parte) la cultura de los indígenas del Caribe. El Caribe es sin duda el resultado del encuentro de dos mundos tan distintos que hasta ese entonces no habían tenido contacto alguno. Esa “conquista “fue un punto de confluencias de las potencias europeas, primero España y luego sus grandes rivales: Francia, Inglaterra, Holanda, las cuales desempeñaron un papel importante en el desarrollo de estos pueblos, determinando e imponiendo sus costumbres, lenguas, religión, estructuras y relaciones sociales.

Esta imposición de cultura creó el descontento de la población indígena, estos fueron despojados de sus estilos de vida de una manera casi completa, y esos tratos abusivos y sin compasión crearon la muerte y extinción de esta sociedad. Sin embargo, aquellos que pudieron sublevarse, escapar y conservar su vida, también garantizaron la supervivencia de gran parte de la esencia de lo que fue su Cultura. Y esto mismo pasó con los esclavos negros traídos desde África.

A pesar de que tras años de explotación se perdieron algunos valores de las tradiciones indígenas y africanas, todavía hoy día, siglos después, existen ciertas costumbres que pasan de generación en generación: músicas, danzas, remanentes lingüísticos, costumbres culinarias, creencias religiosas, entre otros.

Es cierto que esta explotación inhumana de estas personas fue un hecho atroz e imperdonable, pero debido a esta mezcla de culturas hoy día tenemos un mundo conectado a través de costumbres y creencias, avances y herramientas que nos ayudan a darle más calidad a nuestras vidas.

Por otro lado, este término de cultura se relaciona bastante con lo que es la identidad. El concepto de identidad es fundamental para comprender la situación intercultural.

La identidad en si no es más que el conjunto de características a una persona o un grupo de personas e incluye también la percepción que se tiene de uno mismo o de una sociedad.

La construcción de la identidad individual es algo bastante complejo. En los tiempos antiguos los limites o tipos de comportamientos eran menos amplios y las reglas de conductas eran más claras y estrictas. Hoy en día cada persona consta de muchas posibilidades. Por ejemplo, una relación de pareja puede estar institucionalizada por el matrimonio o tomar la forma de una simple vida en común.

Cuando los conceptos de identidad y cultura se relacionan mas, entonces le damos paso a uno nuevo: “identidad cultural”.

La identidad cultural son aquellas características, rasgos y/o atributos que definen a una cultura. Abarcando, como mencione anteriormente, todas las creencias, costumbres y demás propias de una sociedad.

Cada cultura y cada subcultura transportan y transmiten valores e indicadores de acciones, de pensamientos y de sentimientos. A ejemplo de la cultura, la identidad está, a menudo, relacionada con grandes fuentes culturales y también limitada a ellas: la procedencia territorial, el color de la piel, la religión. Por ejemplo, se habla de un turco, de un italiano, de un negro, de un musulmán, y, de este modo, la influencia de la pertenencia a subconjuntos culturales sobre la estructura de la identidad está descartada. Estos subconjuntos pueden ser la clase social, la profesión, el sexo, el origen (urbano/campesino), las diferentes formas que pueden tener una religión, etc.

La identidad es el resultado de lo que cada uno hace de los valores y las formas de comportamientos transmitidos por el medio y las demás personas. Esto se integra según sus características individuales y su propia trayectoria de vida. Por ejemplo, el extranjero integra a su identidad su estatus de inmigrante o de refugiado político y los cambios culturales que él ha vivido durante su estancia en el país de acogida.

La identidad es el centro de dos acciones indispensables para el equilibrio de las personas. La primera consiste en darse una imagen positiva de sí misma; la segunda, adaptarse al entorno donde se vive. En esa imagen que se busca crear de si mismo, pretende ser positiva y dar cierto sentido de vida. Por otro lado, en la parte de adaptación al medio, . el individuo adapta algunos rasgos de su identidad, asegurando una continuidad. Se trata de la capacidad de los seres humanos de tener consigo su identidad y de modificarla, de su capacidad de cambiar sin perder la sensación de seguir siendo ellos mismos, sin perder su esencia.

Una persona o un grupo de personas puede desarrollar varias estrategias identificativas, susceptibles de generar contradicciones, incluso crisis. En efecto, cuando pertenecen a grupos muy diferentes y sin conexión, la identidad de los individuos está en movimiento continuo. Es por esto que debemos de ser concientizados, desde el inicio de nuestras vidas, sobre la importancia y el debido de respeto hacia cada creencia, cada estilo de vida, cada cultura, mientras estas no perjudiquen los derechos de las personas.

También tenemos un concepto que se relaciona bastante con la cultura y la identidad cultural:

La Globalización. Esto es un proceso a nivel mundial en el cual se integran los ámbitos políticos, sociales, culturales, económicos y tecnológicos para crear un mundo más conectado. Ha sido resultado de un sin número de avances tecnológicos a través de los años, necesidad de expansión de los comercios, entre otros.

Hoy dia es posible conectarse con todo el mundo: sólo se necesita un ordenador/computadora, un módem y/o un número de teléfono; existe tanta información hasta el punto de que resulta muy difícil ordenarla y muchas veces, aprovecharla adecuadamente.

Pero, ¿de qué forma esta globalización impacta el ámbito cultural?

La cultura siempre es interculturalidad. Es decir, no existen culturas puras. Pero, el proceso de adaptacion e introduccion de culturas desde los fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI ha causado que el cruzamiento de culturas no sólo sea irreversible, sino más intenso que en todas las épocas pasadas, ya que los espacios de interculturalidad se han ampliado hasta llegar a un carácter planetario, por el mismo concepto de globalizacion.

Se va produciendo una difusión de creencias y formas de vidas de una cultura a otra, modificando un poco la identidad cultural de ciertos paises, lo cual no esta del todo bien.

Sin embargo, todo este intercambio y cruzamiento cultural crear consecuencias negativas si es un intercambio desigual, en el que la cultura dominante impone su estilo cultural. El mestizaje cultural no debe deteriorar la identidad cultural que, en cierto modo, es algo estable configurado de una vez para siempre; la mestización cultural es una realidad que ha acompañado toda la historia de la humanidad y que con el proceso de globalización simplemente se ha acentuado.

De manera mas especifica, se pueden resaltar estas consecuencias de ese proceso llamado globalizacion:

- La interconexión global extiende costumbres y formas de vida en todo el planeta.

- Las lenguas mas habladas toman poder y rango en todo el mundo.

- Circulación de bienes y recursos.

- Perdida en cierto punto de identidades culturales.

La mezcla de razas, los cruzamientos culturales, el reconocimiento de la diversidad cultural y el respeto a la diferencia son la clave para traer paz al mundo. No se trata de construir fronteras, de excluir a los otros, sino todo lo contrario: derribar lo que separa, dialogar, crecer juntos gracias a las diferencias que forman esa hermosa variedad de seres humanos. Se debe tratar de lograr que cada cultura sea respetada y preservada, y que cada persona tenga el derecho y el deber de desarrollar su propia cultura. De este modo podremos disfrutar y valorar la diversidad de recursos, conocimientos y riquezas que cada grupo social o persona tiene para mostrarnos.

Referencias editar

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Escrito por Corcho R. y Corcho A. Bachillerato. Filosofía y Ciudadanía. Editorial Bruño. Madrid. 2008

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20 enero 2010 por María Sánchez Roldán https://mariasanchezr.wordpress.com/2010/01/20/hola-mundo/

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