Diferencia entre revisiones de «Psicología Social de la Comunicación/D6bN6a»

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== 10.ESCENARIO DE DOMINACIÓN SIMBÓLICA ==
 
Para continuar con los análisis focaultianos en la actualidad, es interesante recurrir a la figura de Bourdieu. Siguiendo con el par entre agencia y estructura, Bourdieu pretende mostrar la relación entre las estructuras objetivas y las construcciones subjetivas, por lo que se centrará en aquello que permite realizar la acción, por ejemplo, podemos pensar que es lo que permite las prácticas de subjetivación. Por ello, subraya aquellos factores que determinan la construcción de la realidad social por parte de los agentes sociales.
“Así, Bourdieu (1987) señala en primer lugar que la construcción no opera en un vacío social, sino que está sometida a coacciones estructurales; en segundo lugar, que las estructuras cognitivas están ellas mismas socialmente estructuradas porque tienen una génesis social; en tercer lugar, que la construcción de la realidad social no es solamente una empresa individual, sino que puede también volverse una empresa colectiva.” (Gómez, 2003)
 
En relación con el tema que nos ocupa, la subjetividad, para “Bourdieu analizar cualquier proceso identitario, analizar el orden de lo que somos, requiere el análisis del orden de las instituciones o de la estructura social y, junto a ello, la labor que resulta necesaria para producir un ajuste entre ambos órdenes”. (Gómez, 2003)
 
Ese ajuste entre la estructura social y la persona, en el proceso de construcción de la realidad tiene que ver con al noción de habitus que nos propone.
El habitus es una capacidad cognitiva socialmente constituida e ininteligible sin atender las condiciones de existencia a las que está ligada. Es la forma en que las estructuras sociales se graban en nuestra mente y nuestro cuerpo, las estructuras sociales de nuestra subjetividad. El habitus, con la apariencia propia de lo innato, es fruto de la incorporación de una estructura social en forma de esquemas de percepción y valoración (disposiciones) que toman la apariencia de lo natural.
El habitus construye una imagen del agente social inseparable de la estructura incorporada.
 
La noción de habitus como ajuste entre las estructuras sociales establecidas y las estructuras mentales, es posible gracias a la acción de los sistemas simbólicos: los esquemas de percepción y evaluación, de conocimiento y reconocimiento presentes en una sociedad dada, que integran y reproducen el orden social establecido.
 
El orden simbólico, es decir, el orden que determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar, determina, por tanto, lo visible y lo pensable. Por tanto, los sistemas simbólicos en tanto instrumentos de dominación contribuyen a efectuar dos operaciones sociales básicas íntimamente relacionadas.
 
(1) Por un lado, contribuir a imponer un orden social arbitrario con sus correspondientes esquemas y categorías de percepción y valoración que favorece a unas posiciones, a unos grupos frente a otros.
(2) Por otro, contribuir a que esta imposición, a pesar de ser decisiva para la conservación de las divisiones desiguales del orden establecido, se presente con todas las apariencias de lo natural y necesario, con la apariencia de la necesidad objetiva. Permitiendo, así, que el orden social, sin necesidad de justificación o de discursos legitimadores, se reproduzca porque se presenta bajo las apariencias de la universalidad.
 
(1) Por ejemplo, podemos pensar en la imposición de la norma sexual dominante como es la heterosexualidad. Ésta es el orden establecido, haciendo que las demás formas, queden infravaloradas y sean percibidas como no normales. Se podría decir que en la homosexualidad, por ejemplo, no se ajusta el carácter identitario propio con el de la estructura social, en cambio, para lo heterosexual, ese ajuste es necesario e incuestionable, ya que en parte, la mantiene en superioridad. De esta forma, se sostienen las relaciones de poder por parte del grupo dominante, que define el mundo en sus propios términos y en base a sus propios intereses.
 
(2) Esta imposición aparece como algo natural y de necesaria objetividad para poder mantener el orden establecido. Este hecho guarda relación directa con el concepto de violencia simbólica.
 
“Las relaciones objetivas de poder tienden, por tanto, a reproducirse en las relaciones de poder simbólico. Como señala Sampson (1993) los grupos dominantes afirman sus miedos, deseos e intereses particulares insistiendo en que sus posicionamientos no representan ningún punto de vista particular, como una descripción neutral de cómo es el mundo.
Por ejemplo, la heterosexualidad para juzgar la homosexualidad o la sociedad occidental para juzgar a los no occidentales” (Gómez, 2003).
 
== 11.VIOLENCIA SIMBÓLICA ==