Diferencia entre revisiones de «Historia de El Salvador/Época colonial»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Sin resumen de edición
Línea 3:
3.1 ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE EL SALVADOR Y CENTROAMÉRICA DURANTE LA COLONIA
 
Centroamérica prácticamente fue conquistada desde dos direcciones. Por el norte, desde Nueva España (México), Pedro de Alvarado, enviado por Hernán Cortés, efectuó la conquista de Chiapas, SosonuscoSoconusco, Guatemala, El Salvador y Honduras; y desde Panamá, Pedrarias Dávila envió varias expediciones dirigidas por Gil González Dávila y Hernández de Córdoba.
 
Durante la colonia el régimen administrativo sufrió numerosas modificaciones. Muchas veces los cronistas llamaron “provincias “ a las subdivisiones de una “provincia” por lo que el número de ellas varía constantemente.
Pero la que tuvo mayores consecuencias para la región fue la que provenía del norte dirigida por Alvarado. Este mayor desarrollo de la parte norte del istmo le permitió a El Salvador y Guatemala tener el principal protagonismo durante el proceso independentista del siglo XIX.
 
En 1542 se creó la Audiencia de los Confines que incluía a Guatemala y Nicaragua. Antes de esa fecha Guatemala pertenecía a la nueva España. La Audiencia de los Confines tenía las siguientes provincias: Yucatán, Chiapas, Soconusco, Guatemala (a la que pertenecía San Salvador y Sonsonate), Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Se le llamó Capitanía General de Guatemala.
Guatemala y El Salvador fueron el destino principal de aquellos que salían de Nueva España, en cambio, los que salían de Panamá generalmente lo hacían hacia el sur, especialmente hacia el Perú como fue el ejemplo de Francisco de Pizarro.
 
En 1563 Felipe II crea la Audiencia de Panamá a la que pasan Costa Rica y Nicaragua. En 1568 se establece la Audiencia de Guatemala con Chiapas (Soconusco incluida en ella), Verapaz, Suchitepéquez, Escuintla, Chiquimula, Totonicapán, Sololá, Quetzaltenango, Chimaltenango, Sacatepequez, Sonsonate, San Salvador, Comayagua, León y Costa Rica. Yucatán, Tabasco y Cozumel pasaron al Reino de Nueva España.
Esto le dio la oportunidad a estas futuras naciones de mayores niveles de desarrollo y mayor importancia política que el resto de las naciones del istmo.
 
En 1576, el oídor Diego García de Palacios señala 13 provincias principales y otras más pequeñas y de menor importancia. Entre los principales señala San Salvador, Los Izalco y San Miguel. En el siglo XVII Barberena señala que la Audiencia de Guatemala estaba compuesta de 32 provincias, 4 gobiernos, 9 alcaldías mayores, 18 corregimientos y el valle de Guatemala sede la Capitanía General. San Salvador y Sonsonate eran alcaldías mayores y constituían dos provincias de la Capitanía General de Guatemala.
La primera figura jurídica de organización político administrati¬va de Centroamérica fue lo que se conoció como "Audiencia de los Confines" que fue creada por la "Ordenanzas de Barcelona" o "Leyes Nuevas" emitidas por gestión directa del Rey Carlos I, por pedido de Fray Bartolomé de las Casas, con fecha 20 de noviembre de 1542.
 
Estas ordenanzas incluían leyes de protección a los indígenas, prescripciones acerca del régimen y gobierno del Consejo de Indias, la orden de creación de una audiencia y un virreinato en el Perú y de otra audiencia entre las provincias de Guatemala y Nicaragua la cual se denominó "Audiencia de los Confines".
 
La Real Audiencia de los Confines abarcaba prácticamente todo el istmo centroamericano, desde Tehuantepec hasta el Darién en Panamá, totalizando 10 provincias: Tabasco, Chiapas, Sosonusco, Yucatán, Cozumel, Guatemala (que incluía a El Salvador), Hondu¬ras, Nicaragua (que incluía Costa Rica), Veraguas y Darién o Panamá.
 
El Primer presidente de la Audiencia fue el Licenciado don Alonso de Maldonado, quien se encontraba ocupando en forma interina la jefatura de la Gobernación de Guatemala.
 
La primera sede de la Audiencia fue la villa de Gracia en Comaya¬güa, Honduras, donde se instaló en 1544, pero lo lógico era que la sede estuviera en Guatemala, por lo que el Obispo Francisco Marroquín inició las gestiones al respecto junto al sucesor de Maldonado, don Alonso López Serrato.
 
La audiencia fue trasladada a Guatemala en 1549, esto alejó la audiencia de Nicaragua y Panamá; pero siendo objetivos, era en las provincias del norte donde los indígenas ya pacificados y con mayores grados de cultura, constituían el grueso de la fuerza laboral del área, en cambio, sus iguales del sur, muchas veces no pasaban de ser simples tribus semi - nómadas.
 
En 1554 tomó posesión de la Audiencia el Licenciado Juan Nuñez de Landecho quien a causa de su ambición desmedida de poder logró de la Corona Española, el mando de la Gobernación y de la Capitanía General de la Colonia, relegando el papel de la colonia a lo meramente judicial. Landecho se caracterizó por ser un déspota que provocó acciones por parte de España que provocaron su huida y desaparecimiento en alta mar.
 
Luego de estos hechos lamentables, en noviembre de 1564 por Real Cédula, se trasladó la Audiencia hacia Panamá quedando sujetas a esta únicamente las provincias de Nicaragua, Honduras, Veraguas y Panamá; En cambio, el resto de provincias fueron anexadas al Virreinato de Nueva España.
 
Pero los pueblos centroamericanos empezaron a protestar y a realizar peticiones para que esta decisión fuera inhabilitada. Las gestiones fueron continuadas por otras personalidades y en 1568 se creó la Audiencia y Capitanía General de Guatemala con jurisdicción en las Provincias de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
 
La Capitanía General de Guatemala sería el organismo que administría los territorios centroamericanos hasta 1821.
 
En cuánto al territorio salvadoreño en 1576 Diego García de Palacios señala 13 provincias principales y otras más pequeñas y de menor importancia. Entre los principales señala San Salvador, la región de los Izalco y San Miguel.
 
En el siglo XVII Barberena señala que San Salvador y Sonsonate eran alcaldías mayores y constituían dos provincias de la Capitanía General de Guatemala.
 
En 1786 San Salvador fue elevado al rango de Intendencia junto con León, Ciudad Real de Chiapas y Comasagua. La lejana Costa Rica fue organizada como un gobierno dirigido desde la Capitanía General. De todos los que fueron elevados al rango de intendencias sólo San Salvador había pertenecido directamente a la capitanía general de Guatemala, las otras provincias elevadas a intendencias tenían ya un territorio considerable bajo su administración. San Salvador recibe este honor por la importancia que había adquirido como el productor de añil más importante del área.
 
La alcaldía mayor de Sonsonate se había convertido en el puerto más importante del pacífico y la mayoría de los productos que se exportaban desde las provincias de la intendencia de San Salvador, se hacían por él. Es Porpor estas razones y por una larga enemistad con las autoridades y los comerciantes de la capitanía general de Guatemala que después de la Independencia, la alcaldía mayor de Sonsonate toma la decisión de adherirse al Estado de El Salvador. La alcaldía mayor comprendía los actuales departamentos de Sonsonate y Ahuachapán.
 
3.2 EL RÉGIMEN DE LA ENCOMIENDA .
 
El régimen de la encomienda en América, en sus formas primeras, comienza con Colón en las Antillas, y surge de una institución similar, instauradas en Andalucía y Extremadura, en la Península Ibérica, al conformarse el imperio de Castilla. En sus inicios, surge a la par del "repartimiento". La relación entre los dos en esta época es de mutua existencia y justificación. El repartimiento es una distribución de indígenas y sus tierras, y la encomienda era la justificación de la entrega de estas personas a manos de un señor casi feudal denominado "encomendero" para su explotación, aunque bajo la intención de promover su evangelización. Aunque la Corona no autorizaba esta explotación directa de los naturales, se vio forzada en cierta forma a tolerar esta forma de esclavitud, bajo la cual se fundamentó en cierta medida el dominio de España en América.
 
La encomienda era una gratificación que la Corona Española concedía por servicios meritísimos prestados en el establecimiento de las primeras colonias. La encomienda era una concesión del rey a cualquier español que en nombre de la corona hubiese conquistado o colonizado una región de América, pero éstas restricción se rompió después, a mediados del siglo XVI con la llegada desde España de personas con títulos de "encomienda", que sin haber participado jamás en una acción de esta naturaleza, o sin conocer al menos las nuevas tierras, obtenían estos privilegios. La concesión que se hacía era nada más el tributo pagado por un grupo de naturales al encomendero. Este tributo podía ser reclamado en especie o en mano de obra para sostener tierras concedidas al mismo encomendero a pesar de existir restricciones en este sentido, ya que se acumulaba poder en manos de una sola persona, socavando la ya reducida autoridad de la Corona en los nuevos territorios conquistados. De aquí surge la usual asociación que se hace entre encomendero y terrateniente, la cual podía o no existir; así vemos grandes propiedades sin encomienda, y grandes encomiendas sin tierras.
 
La encomienda como institución, a pesar de las diferentes formas y designaciones, representaba no solo la concesión material, sino también la legación de autoridad a estos nuevos cuasi - señores feudales. Esto en un principio, representó un precio alto a pagar por la Corona, para luego sentar bases firmes en las nuevas tierras y posteriormente recuperar esa autoridad con el establecimiento de nuevas instituciones y sus respectivos funcionarios provenientes de España, así como instituciones normativas en España como la Casa de Contratación de Sevilla y el Consejo Supremo de Indias, las cuales regulaban el comercio y la parte gubernativa y judicial de la política de ultramar respectivamente. La mayoría de abusos en los indígenas, incluidos allí la esclavitud virtual y los grandes sometimientos armados, datan de este tiempo cuando la Corona había prácticamente concedido autonomía a estos primeros españoles llegados a América, como forma de incentivar la expansión del imperio español.
 
La encomienda, como unidad de producción, se funda sobre la base de que era deber de los españoles salvar a los indígenas de la "holgazanería". Por lo tanto, se debía poner a trabajar a los indios, aunque sin abusar de ellos como insinuaban las Leyes de Burgos de 1812.
 
Pero con el tiempo, el sistema opresivo de la encomienda provocó la huida de los indígenas a las montañas, con lo cual, la Iglesia inició la constitución de los llamados "Pueblos de Indios", que consistían en una iglesia rodeada de las viviendas de los indígenas, constituyéndose en protectorados donde la Iglesia buscaba que las leyes referentes a la protección de los naturales fueran cumplidas por los hacendados, a quienes se les obligaba a pagar los salarios establecidos por la Corona.
 
Sobretodo en la región centroamericana, en los pueblos de indios se organizó la forma de tenencia de la tierra sobre la base de dos instituciones: las tierras comunales, que buscaban integrar la concepción precolombina del uso y tenencia de la tierra sobre la base de comunidades indígenas; y las tierras ejidales, que eran puestas a disposición de los pobladores urbanos por la comuna del pueblo de acuerdo a ciertos criterios de repartición según las necesidades del grupo familiar de cada individuo. Esta forma de organización prevaleció hasta 1882 en El Salvador, cuando los liberales abolieron las tierras comunales luego de haber abolido un año antes las tierras ejidales, para dar paso a la conformación de latifundios cafetaleros en nuestro país; mientras tanto, la encomienda entró en crisis en el siglo XVII y dio paso al fortaleci¬miento de la hacienda como la principal unidad productiva agrope¬cuaria, la cual ha prevalecido hasta nuestros tiempos.
A medida que los años pasaban, el mestizaje iba en aumento y las poblaciones indígenas iban disminuyendo, esto fue favorecido por la introducción de enfermedades devastadoras como la viruela, el sarampión, la malaria, el tifus, tifoidea y tuberculosis. Durante los primeros 14 años de la colonia, poblaciones de un millón de indios fueron reducidas a 10,000 y Fray Bartolomé de las Casas asegura que medio millón de indios fueron exportados a la fuerza y 400,000 indios murieron por enfermedades o por guerras.
 
El indígena, derrotado en la conquista y destrozado por la enfermedad y la inanición, oponía débil resistencia a los nuevos métodos de cultivo introducidos por los españoles. Su resistencia continuó solo como una fatalista resignación a los cambios efectuados, pero constituyó una inquebrantable negativa contra el abandono de sus antiguas costumbres y creencias .
 
Aunque la prematura disminución de la población estimuló la capacidad de los españoles para hacer cumplir sus normas con respecto a la tenencia y uso de la tierra que ahora controlaban, la continua pérdida de pobladores llegó casi a privarlos de la recompensa de sus labores. La comercialización del cacao fue reprimida y al final casi desapareció por completo, por una parte, debido a la desolación, y por otra, a los estragos de las epidemias en las zonas costeras del país .
 
3.3 CAMBIOS EN LA FORMA DE TENENCIA DE LA TIERRA. LA HACIENDA Y LA GANADERÍA.
 
Poco a poco fue apareciendo una nueva forma de tenencia de la tierra: la Hacienda.
 
Este fenómeno se dio con la introducción de la ganadería por parte de los españoles. Los primeros títulos de propiedad de haciendas ganaderas (sitios de estancia), rara vez mencionan el tamaño de la concesión y los límites aparecían vagamente descri¬tos.
 
La introducción de la ganadería trajo consigo graves daños a la economía indígena, dado que estos animales al criarse en condi¬ciones semi - salvajes destruían los cultivos de cereales y legum¬bres de los asentamientos indígenas, llegando hasta matar a los pobladores que trataban de detenerlos.
 
La ganadería también fue prohibitiva para el indio y no fue hasta 200 años después de la introducción de la ganadería que algunos núcleos indígenas empezaron a criar algunas cabezas de ganado y a consumir el "tasajo", que consistía en tiras de carne seca.
 
Esto trajo consigo algunos levantamientos indígenas como el ocurrido en la provincia de San Miguel entre 1537 y 1539 donde los indios mataron a los hacendados españoles y a su ganado .
 
Las autoridades coloniales comprendieron que los diferentes asentamientos humanos necesitaban de ciertas cantidades de tierra para llenarles sus distintas necesidades y asegurarles a los pobladores una digna subsistencia; estas tierras que se encontra¬ban en los alrededores de los pueblos y que eran asignadas a cada cual según sus necesidades se denominaban "tierras comunales". Estas tierras, por supuesto, eran pagadas por la comuna a la Corona Española con lo que aseguraban su pertenencia.
 
En El Salvador no se aplicó con formalidad la confirmación de tierras sino hasta principios del S XVIII. Hasta entonces, las instituciones conjuntas de encomienda y de concesión de terrenos, de términos poco definidos, para el cultivo del añil o la cría de ganado, fueron la base de la colonización de la tierra después de 1700, a medida que la importancia de la encomienda cedió el paso a la hacienda, trabajada por la mano de obra residente o contra¬tada, se prestó más atención a la adquisición de títulos de propiedad que especificaran y confirmaran la extensión y límites de la propiedad privada.
 
La transición del período sin reglamentación de ocupación e incautación de la tierra a la situación que intentó formalizar y definir los resultados de esta lucha desordenada, es perceptible por la frecuencia declinante de las concesiones de encomiendas de los siglos XVII y XVIII. Hacia fines de este período, aumentó la concesión de títulos que confirmaban los derechos de propiedad individuales de las haciendas.
 
No faltaron los hacendados ambiciosos que aprovechando el poco control por parte de la Corona Española, y utilizando muchas veces la violencia, fueron extendiendo el límite de sus propieda¬des a costa de las tierras comunales y de esta manera los indios veían cada día más reducidas sus posibilidades de una subsisten¬cia digna. Así se fueron conformando las grandes haciendas que se mantuvieron hasta el 6 de marzo de 1980 en manos de unos cuantos terratenientes, y que, como veremos más adelante, fueron la base de una serie de injusticias que fueron polarizando poco a poco a la sociedad salvadoreña.
 
En estos años el cultivo del añil (planta llamada xiquilite), por constituir un excelente producto de exportación hacia los merca¬dos europeos de tintes naturales, ocupaba enormes extensiones de tierra que los indios ya no podían utilizar para sembrar produc¬tos básicos de subsistencia. Esto generó algunas veces negativas de extender tierras comunales a petición de las respectivas comunas debido al constante aumento de poblaciones como ocurrió en 1697 en Nejapa a cuya comuna se le negó el permiso de extender los ejidos a las haciendas Mapilapa y El Ángel por existir en estas grandes plantaciones de añil y 11 molinos de procesamiento de dicho tinte.
 
3.4 LOS ESPAÑOLES.
 
En el siglo XVIII los españoles, según el historiador Gutiérrez y Cortez, era un grupo muy fácil de distinguir, de unas 300 ó 400 familias que vivían en, y alrededor de las cinco ciudades princi¬pales de El Salvador: San Salvador, Santa Ana, San Miguel, San Vicente y Sonsonate, y en poblaciones más pequeñas como las de Metapán, Zacatecoluca, Chalatenango, Cojutepeque y Usulután.
 
Estas familias constituían una oligarquía de terratenientes, con poderoso control sobre la vida económica y política de la colonia, en la que el rango y la posición dependían de la posesión de la tierra. La agricultura, limitada casi exclusivamente al cultivo del añil, maíz, cereales, algo de algodón y cría de ganado, era la única base económica del grupo español, pues hasta el comercio relacionado con la exportación de los productos agrícolas, estaba controlada por los comerciantes de la ciudad de Guatemala.
 
Las ganancias de las ventas del añil y del ganado y las ventas de los agricultores arrendatarios, les permitían al grupo, llevar una vida modestamente próspera, vivir en casas de piedra, argama¬sa y ladrillos, con techos de teja; importar vino, ropa y enseres de metal de España; Y construir y reconstruir sus Iglesias y otros edificios públicos, después de los repetidos desastres sísmicos. La función principal, aún de las ciudades principales, era de centro de esparcimiento para los españoles y de puestos de recolección para los productos de sus tierras. Y aunque las ciudades principales ostentaban Iglesias de piedra y calles empedradas, no eran en efecto, m que pueblos grandes que ofrecían una vida simple, a menudo primitiva y unos pocos atractivos urbanos.
 
La simple posesión de una hacienda constituía por sí misma el derecho a pertenecer a una minoría selecta y como tal era reconocidas por los ladinos y por los indios aunque, según crónicas, algunas de estas personas no sabían ni siquiera firmar.
 
3.2 LA TENENCIA DE LA TIERRA
Durante los tres siglos de gobierno colonial, a los indios no les fue tan bien; sobrevivieron restos de la sociedad indígena que eran étnica y culturalmente distintos, aunque a finales del siglo XVIII los efectos acumulativos de 300 años de explotación económica y quebrantamiento social se habían hecho manifiestos.
Durante la colonia la tenencia de la Tierra se distribuyó en:
 
* Realengas: Por el hecho del descubrimiento y la conquista del Nuevo Mundo toda la tierra bajo el dominio español pasó a ser propiedad del Rey de España y se denominaron Realengas.
3.5 LOS INDÍGENAS.
* Propiedad privada: El primer acto de desprendimiento de los Reyes de Castilla fue el de concederle a los conquistadores, tierras en compensación de los méritos alcanzados, recordemos que todas las empresas de conquista y colonización eran sufragadas por personas particulares y no por la corona. Posteriormente se otorgaron tierras a otros colonizadores y otras se vendieron en pública subasta. En estas tierras surgieron las grandes haciendas ganaderas en los lugares donde había mucha población indígena como fue el caso de San Salvador o las pequeñas propiedades trabajadas por los propios españoles como fue el caso de Costa Rica.
* Comunales: En un segundo momento la Corona española devolvió a los indios sus tierras comunales.
* Ejidos: Finalmente alrededor de cada alcaldía se les concedió tierras a éstas en calidad de ejidos.
 
3.3. ESTRATIFICACIÓN SOCIAL DURANTE LA COLONIA
La cultura española predominaba sobre la indígena, aunque el Nahuatl, Quiché y Pokoman eran el lenguaje de una importante minoría de la población, el español era el idioma de la administración y era comprendido en todo el país. El gobierno local era de estructura española, con una administración municipal en los pueblos encabezada por un alcalde; la clasificación jerárquica de la colonización en ciudades, villas y pueblos, había reemplazado a las estructuras triviales más informales. Para muchos, la actividad agrícola del ciclo anual estaba ahora engranada tanto a las demandas de los cultivos comerciales como a las necesidades de los productos básicos de subsistencia.
* Los españoles originarios de Castilla. Ocupaban la posición privilegiada, tanto los que se habían establecido en el Nuevo Mundo, como los que eran enviados por la Corona para desempeñar puestos importantes en la administración pública como virreyes, capitanes generales, oidores de las reales audiencias, etc. Por supuesto, dentro de los mismos españoles había diferenciaciones y estratificaciones debido a las posiciones que desempeñaban, a su riqueza, etc.
* Los criollos. Eran los hijos de españoles nacidos en el Nuevo Mundo, que cada día aumentaban en número y que manejaban las haciendas heredadas de sus padres, el comercio y los obrajes de añil entre otros menesteres, pero que no podían acceder a los puestos de la administración pública.
* El clero. Algunos llegaron a adquirir muchas tierras y riquezas, aunque la mayoría trabajaba con mucho celo y pasión para la conversión de los naturales al cristianismo. Algunos como Fray Bartolomé de las Casas se convirtieron en defensores de los indios. Bajo la autoridad de la Iglesia estaban los monasterios, cementerios, nacimientos, casamientos, etc.
* Los indígenas. En el territorio salvadoreño se dedicaron a trabajar las haciendas y los obrajes de añil a través de las encomiendas. La esclavitud de la población indígena prácticamente no ocurrió en El Salvador ya que la colonización coincidió con la prohibición de la esclavitud para los indígenas dada en las Leyes de Indias.
* Los mestizos. A los hijos de españoles e indios se les llamó mestizos o ladinos y al no ser criollos o españoles y no estar protegidos por las Leyes de Indias pasaron por grandes dificultades para sobrevivir, tenían que ingeniárselas, estafaban o engañaban a los indios, colaboraron con los comerciantes, y trabajaban en el servicio doméstico, entre otras cosas.
* Los negros. Al no existir minas importantes en el territorio salvadoreño, muy pocos esclavos negros fueron importados. Se tiene noticia de algunos capataces negros en las haciendas y de otros que trabajan como domésticos.
 
3.4. EL RÉGIMEN DE LA ENCOMIENDA
Los efectos de esta paulatina revolución cultural no fueron uniformes en toda la zona: el grupo de indios de Izalco al S/O., las comunidades de indígenas de los alrededores de San Salvador y las tribus Nonualcas localizadas en las faldas del volcán Chinchontepec, entre los actuales departamentos de La Paz, San Vicente y Cuzcatlán, pueden considerarse como núcleos de resistencia indígena en los campos cultural, social, económico y político como lo prueban los conflictos que se desarrollaron en nuestro país durante los dos últimos siglos. Pero es evidente, que en su mayor parte, las sociedades indígenas habían abandonado sus identidades étnicas, culturales y económicas. En respuesta a la usurpación y al abuso continuos, habían perdido la estructura y la cohesión de comunidad y se habían convertido en unos cuantos grupos débilmente integrados.
La encomienda es una institución similar a las que se instauraron en Andalucía y Extremadura en España, luego de la reconquista de esos territorios por Castilla. Era un repartimiento de islámicos en la Península Ibérica o de indios en el Nuevo Mundo a manos de un señor, casi feudal denominado “encomendero” para promover la evangelización de estas personas.
La encomienda en el Nuevo Mundo era una concesión librada por el rey a favor de un español. Un mérito de conquista y colonización, que consistía en percibir tributos de un conglomerado indígena. Este privilegio se extendió en el siglo XVI a otras personas que no habían participado ni en la conquista, ni en la colonización. El tributo podía ser pagado en especie o en mano de obra. La mayoría de las haciendas ganaderas eran trabajadas por indígenas dados en encomienda.
El encomendadero tenía la obligación de cristianizarlos y protegerlos. Aunque las leyes dadas por la corona prohibían la explotación de los indios, Castilla se encontraba demasiado lejos de los indios y los abusos por parte de los encomenderos se cometieron por doquier. La encomienda se convirtió en una institución que explotaba a los naturales de estas tierras.
 
3.5. LA FINANCIACIÓN DEL ESTADO COLONIAL
Los escritores de la época se inclinan a atribuir la miserable condición de los indios, a la inherente debilidad en su forma de vida.
Debido a la escasez de fondos de la Corona de Castilla los puestos en la administración pública eran muchas veces vendidos por la Corona. Los altos funcionarios vendían a su vez los puestos a los recaudadores de impuestos para que estos se resarcieran en los tributos que cobraban, o percibían un porcentaje del oro y la plata que se enviaba a Castilla.
 
Las Colonias no podían comerciar entre ellas sino que todo el comercio debía hacerse a través de la Casa de Contratación de Sevilla, en España. Por otra parte la corona estancó la pólvora, el tabaco, el alcohol y los naipes. Las autoridades españolas podían concesionar a comerciantes particulares la venta de estos productos.
El historiador Gutiérrez y Ulloa describen al indio de la siguiente manera: "La embriaguez, improbidad, ocio, desidia, flojedad e incontinencia son vicios típicos de esta especie. No conocen otras diversiones que dormir y tal cual baile sin ninguna gracia ni variedad... son muy humildes con los españoles... a quienes dirigen siempre sus súplicas o contestaciones precedidas de reverencias y servilismos... su alojamiento se reduce a chozas mal cuidadas, de caña y barro, cubiertas de hojas, yerbas y juncos; su vestido por lo común muy escaso, es de toscos tejidos de algodón... sus comidas comunes son el maíz, frijoles, plátanos y raíces, y no tienen empacho en variar esta dieta, consumiendo todo género de animales inmundos y frutos o semillas silvestres".
El historiador Cortéz y Larraz tenía una opinión más comprensiva: "...supongo que estos infelices son los más dignos de compasión entre cuantas criaturas racionales he visto... algunos los compa¬decen por ser el oprobio de todos, otros porque siendo los que más trabajan, nunca salen de la indigencia y de la miseria, desnudos, mal comidos, durmiendo en el suelo, cargados por los caminos, sin ser dueños de cosa alguna, flagelados frecuentemente en las picotas. Otros los compadecen por su extrema sumisión, postrados de rodillas en tierra retorciendo sus manos nudosas delante de sus dioses antiguos o presentando sus memoriales a sus superiores... Es cierto que son el oprobio de todos, pero me parece que también todos son el oprobio de ellos, tienen a los españoles y ladinos por forasteros y usurpadores de sus dominios y por eso los miran con odio implacable. No quieren cosa alguna de los españoles, ni su religión ni sus costumbres".
 
3.6 DESAPARICIÓN DE LA POBLACIÓN INDÍGENA
Los indígenas, entre las herencias que la colonia dejó, está el reconocimiento legal del derecho de reivindicación de las tierras con fundamento en su ocupación y uso, la creación y estructuras de tierras comunales; el ejido y la tierra comunal junto con la propiedad particular de la hacienda y los intentos de asegurar que cada comunidad rural, fuera cual fuera su origen, poseyera suficiente tierra para su uso, una vez alcanzado determinado tamaño y posición.
La relación histórica anterior debe entenderse en el contexto del descubrimiento y conquista de América. Los conquistadores deseaban descubrir y dominar las tierras descubiertas para enriquecer y engrandecer la Corona Española y a la par enriquecerse ellos mismos. Tenían además algunas obligaciones como la de evangelizar a los indios, que ellos mismos no comprendían a cabalidad, por lo que en esta etapa de la vida de El Salvador deben tenerse en cuenta algunas actuaciones, características y circunstancias que brevemente se exponen a continuación:
 
* Mano de obra indígena. Los conquistadores españoles no encontraron en Centroamérica y por lo mismo en El Salvador, el oro y la plata que esperaban encontrar, sobre todo con las noticias de otros lugares como México y Perú, pero pronto constataron que en su lugar existía una población indígena que sabía trabajar la agricultura, que sabía mediante su trabajo extraerle buenas y abundantes cosechas a un número significativo de especies. Los españoles igualmente pronto concluyeron en que el método para enriquecerse era el de lograr que los indios trabajaran para ellos, dando paso a innumerables formas de abuso y explotación en las encomiendas y haciendas.
Pero el período colonial tenía que llegar a su fin, durante los siglos XVIII y XIX, el mundo entero se debatía en medio de una serie de tormentas políticas y banderas de libertad enarboladas por los pueblos que deseaban vivir en la autodeterminación y la soberanía.
* Enfermedades. La población indígena disminuyó enormemente durante la colonia debido a enfermedades, traídas por los conquistadores, como la Viruela y el Sarampión, y también por la explotación a que fueron sometidos en las haciendas, en las pocas minas existentes y en los obrajes de añil.
* El mestizaje. En El Salvador se dio un proceso acelerado de mestizaje debido principalmente a dos razones: 1) Los españoles, con el objeto de supervisar mejor sus cultivos se fueron a vivir en los asentamientos campesinos próximos a sus encomiendas y haciendas, lo que determinó la inexistencia de zonas de cultivo y vivienda exclusiva para españoles e indios como pasó en Guatemala, sino que se dio una mayor convivencia que permitió el contacto de españoles e indios; 2) Al hecho que a las mujeres españolas sólo les fue permitido venir a América entre 60 y 70 años después de realizado el descubrimiento, dándose mucho contacto sexual entre conquistadores y mujeres indias.
Evangelización. En lo que se refiere a la evangelización se dieron grandes irregularidades por la falta de sacerdotes, ya que el primer seminario se fundó 200 años después de la conquista. Entre tanto, los pocos curas españoles, los encomenderos y los soldados enseñaban el evangelio, cada uno a su modo. Es curioso que para evangelizar estas tierras, a los soldados que eran dados de baja, se les contrataba pagándoles un sueldo para que fueran a enseñar un evangelio que muy poco conocían.
* La economía. La producción de cacao había disminuido casi totalmente, debido a la desmotivación del indio experimentada con la destrucción de sus dioses e ídolos y su sustitución por cruces e imágenes por parte de las autoridades e Iglesia en su afán de cristianizarlos. Habiendo perdido el cacao su importancia, la producción de añil se convirtió en el factor económico más importante. El tabaco en la zona de San Vicente, único lugar autorizado para su cultivo, constituyó otro factor positivo en la economía de la Intendencia. Por supuesto que los cultivos precolombinos se mantuvieron a través de toda la colonización como el maíz y otros y también la caza y la pesca.
Levantamientos indígenas. Como dato curioso podemos señalar que durante la colonia no se registraron levantamientos indígenas de consideración, los que sí ocurrieron en la época independiente, como en 1833, el del indio Anastasio Aquino en los nonualcos. Es de observar que muchos indios se alejaron de las ciudades y vivieron solos con sus familias, subsistiendo con lo que producían de la tierra y también de la caza y la pesca.