Diferencia entre revisiones de «Ser Humano y Sociedad Sección 05 Nov Ene 17/Cultura y formas de vida»

Contenido eliminado Contenido añadido
M.garcia (discusión | contribs.)
Línea 52:
 
=== Dimensión bio-antropológica ===
Una de las características que distinguen al ser humano es su capacidad no solo de reconocer, sino de reconocerse a sí mismo. Por eso, aunque vive sometido a las leyes de la naturaleza, como todos los seres, es el único que siente la necesidad de conocer las diferencias que separan a los seres vivos de los seres inertes, y, sobre todo, las diferencias que le separan a sí mismo de unos y otros. Es esta “necesidad” la que hace que nuestra identidad biológica aparezca como un “problema”.
1.1. El problema del carácter biológico del ser humano.
La pregunta por la identidad humana-¿qué somos?- lleva a plantearse cuestiones como “¿de qué estamos hechos?” o “¿de dónde venimos?”, que hacen referencia a nuestra naturaleza y a nuestro origen. Estas preguntas exigen respuestas, y más si tenemos en cuenta que se han planteado de forma reiterada a lo largo de los últimos ciento cincuenta años sin que hasta hoy se haya obtenido una contestación satisfactoria. La identidad humana y su origen siguen siendo en la actualidad una incógnita.
Hasta el siglo XIX, las respuestas habían sido de tipo religioso y científico. Sin embargo, habían permanecido inalterables, ya que estaban asentadas en la tradición y en el dogmatismo. A partir de esta fecha, la solución a estas cuestiones fue asumida por la ciencia moderna y fue entonces cuando se manifestó el carácter de problema que tiene la identidad humana.
Hay que decir, sin embargo, que las explicaciones religiosas y científicas tienen su propia validez. Basta con respetar las claves de comprensión en las que han sido escritas. Por ejemplo, es tan disparatado tomar el mito bíblico de la creación como una descripción científica del origen del ser humano, como tomar el hecho de la evolución como una prueba contra el relato bíblico. Sin embargo, este dogmatismo en las opiniones ha sido – y es- demasiado frecuente en nuestra sociedad.
Por otra parte, la búsqueda de respuestas científicas al problema de la identidad humana no significa renunciar a la búsqueda de sentido que tiene la naturaleza humana. De las respuestas que demos dependerá nuestra actitud frente a la vida y la forma de relacionarnos con el mundo y con los demás.
1.2. La Antropología.
La cuestión de “qué es el ser humano” ha generado, desde el siglo XIX, preguntas de índole muy diversa. En la actualidad numerosas disciplinas tratan de dar respuesta a este problema: la física, la química, la biología, la sociología, la filosofía…
Esta diversidad de respuestas comporta el riego de que el ser humano, que es una realidad compleja, pero una sola realidad, quede reducido a la investigación específica de cada ciencia. Por ello, hoy más que nunca, la antropología debe incorporar los conocimientos que las demás ciencias aportan, pero, sobre todo, debe asegurar la unidad del ser humano como objeto de estudio para llegar a comprenderlo de forma integral.
La antropología es la ciencia que trata de los aspectos biológicos del ser humano y de su comportamiento como miembro de una sociedad. Su estudio abarca tres dimensiones: la biológica, la sociocultural y la filosófica.
*La antropología biológica estudia las transformaciones anatómicas y físicas que ha sufrido el ser humano a lo largo de su evolución biológica, su origen y su diferenciación como especie dentro del mundo animal. Su objetivo se centra en reconstruir el proceso de hominización para averiguar el origen del ser humano a partir de las especies animales.
*LA antropología sociocultural estudia al ser humano como un ser orgánico en relación con otros seres vivos. Su investigación se ocupa del estudio comparativo entre los distintos sistemas sociales y las diferentes formas de conducta grupal. También investiga las técnicas y los recursos que el ser humano ha elaborado para adaptar los medios natural y social a sus necesidades así como los medios empleados para conservar y transmitir dichas técnicas y recursos.
*La antropología filosófica intenta establecer, en consecuencia con la ciencia, el lugar que ocupa el ser humano en el mundo, su origen y su naturaleza. Su finalidad es comprender el sentido del ser humano como ser que se reconoce y reconoce a sus semejantes como personas, en términos de valores, derechos, igualdad o libertad.
El estudio de la dimensión biológica del ser humano requiere considerar dos aspectos fundamentales:
-La evolución en el marco de la ciencia actual, como un hecho que afecta a todo el universo y no solo a los seres vivos; por tanto, necesitamos conocer, al menos en sus generalidades, el desarrollo de la teoría de la evolución.
-Los cambios morfológicos que, por evolución, se han ido generando en las distintas especies hasta la aparición del ser humano. Este proceso se denomina hominización.
 
(Corcho R. y Corcho A. Bachillerato. Filosofía y Ciudadanía. Editorial Bruño. Madrid. 2008)
 
¿Cuál es el sentido de nuestra existencia? ¿Qué le da sentido?
20 enero 2010 por María Sánchez Roldán
Desde tiempos remotos, la humanidad se ha realizado una serie de peguntas a las cuales no se les han encontrado unas respuestas definitivas. Todas estas posibles respuestas, tan sólo son especulaciones que día tras día hacen que las personas se cuestionen el por qué de las cosas… Una de esas preguntas… el sentido de la existencia, de la vida, qué le da sentido a nuestra estancia en la Tierra, si vivimos aquí para algo o tan sólo nuestra vida es algo pasajero que hará que nuestros nombres caigan en el olvido.
 
¿Cuál es el sentido de la vida, de nuestra existencia? La vida es un largo camino que todos, desde que nacen, comienzan a recorrer y en el que nunca hay ni habrá marcha atrás.
 
Nos planteamos el sentido de la vida cuando se nos plantean problemas en ella, o mejor dicho, cuando se nos plantean ciertos “sinsentidos” como la muerte, el suicidio o la existencia del mal. También, cuando nos sentimos desorientados, cuando no sabemos a dónde vamos ni sabemos hacia donde se dirigen las tareas que la vida nos impone, entonces la pregunta se convierte en algo vital.
 
La pregunta por el sentido de la vida es una pregunta filosófica ya que busca una explicación racional a nuestras limitaciones existenciales, pero es también una pregunta vital porque nos afecta en lo más profundo de nuestro ser y no podemos permitir que nos deje indiferentes.
 
A partir de esta pregunta uno se cuestiona si el final de todo hombre es morir, ya que si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe? Frente a esto, nos volvemos a preguntar si la vida tiene un sentido definitivo, o si simplemente, somos nosotros mismos los que decidimos darle sentido a nuestra propia vida.
 
¿Qué le puede dar sentido a nuestra existencia?
 
Sentido trascendente:
Muchas personas creen y afirman que el sentido de su vida es Dios, el que afirma que tras la muerte del cuerpo, el alma continua existiendo y vivirá eternamente junto a Él.
 
Esta afirmación da sentido completo a la pregunta anterior: “Si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe?” Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, morimos… por tanto, nuestra vida tiene un final terrenal, pero no existe el final del alma.
 
Sentido inmanente:
La existencia tiene un sentido terrenal, pero la muerte supone un límite absoluto para la humanidad. Por tanto, existen personas que piensan que el sentido de su vida es aquello que pueda proporcionarle la felicidad en su estancia en la tierra, como ayudar a los demás o realizar aquello que te pueda completar enteramente como persona, pero tras todo esto, en la muerte, no existe ningún sentido.
 
La vida es un “sinsentido”:
Nuestra existencia humana y el mundo son absurdos. Vivimos y seremos personas pasajeras en la historia de la Tierra. Todo lo que hacemos, absolutamente todo, carece de un sentido propio. Los días son exactamente iguales y vives desaprovechando el tiempo, pues un día morirás y no te habrá servido de nada el haber vivido.
 
El sentido de la existencia es un problema tanto filosófico como vital ya que se encuentra unido al dolor y a la seguridad de que algún día moriremos. El dolor puede ser algo físico y momentáneo, mientras que también puede ser un dolor espiritual, producido por el estado de ánimo de cada persona, que puede originar depresiones e incluso ansiedad. La certeza de que algún día moriremos hace que los seres humanos se planteen que la muerte es algo inexperimentable, ya que todo aquel que la experimenta no puede demostrar la verdad definitiva sobre la existencia porque está muerto.
 
Para mí, el sentido existencial depende de la visión de cada persona. Uno puede vivir felizmente haciendo cosas que para otros resultan simples y sin sentido. Pienso que todos buscaremos nuestro propio sentido existencial a lo largo de la vida, en la familia, la felicidad, o simplemente, en Dios. Puede que no se sepa claramente el sentido de la vida, pero si se sabe que la vida, desde que nacemos hasta que morimos, es algo maravilloso y donde encontrarás muchas de las respuestas que hoy no sabes. Con respecto al tema del dolor, pienso que no todo en la vida tiene porqué ser doloroso o negativo, ya que a partir de esos momentos aprenderíamos a valorar las pequeñas cosas positivas y buenas que la vida nos ofrece día a día.
 
La identidad en el ser humano
 
Siempre ha existido en el ser humano la pregunta ¿quién soy? Esta pregunta está íntimamente relacionada con la necesidad de identificarse con algo o con alguien. Es el saber de donde se proviene y a donde se va.
 
Siendo ésta la pregunta más importante en la existencia humana, la identidad muchas veces está supeditada a creencias negativas que forman falsas identidades basadas en conductas, enfermedades, pensamientos, características del cuerpo, etc. Ejemplo de una identidad falsa basada en conductas sería “yo soy inquieto”, “yo soy nervioso”, etc. Ejemplo de una identidad basada en enfermedades sería “yo soy diabético”, yo soy enfermizo”, etc. Ejemplo de identidad basada en pensamientos negativos sería “yo soy torpe”, “yo soy incapaz”. Ejemplo de identidad falsa basada en características del cuerpo sería “yo soy chaparro”, “yo soy gordo”.
 
Cuando nacemos, nuestra esencia es lo único que poseemos, pero en el transcurso del tiempo aprendemos que a la sociedad en que vivimos le encantan las máscaras y así vamos poniéndonos una tras otra para poder sobrevivir “en paz” en este mundo, perdiendo cada vez más la esencia real de lo que realmente es nuestra identidad. Omitimos decir lo que realmente somos, pensamos, etc., y vamos renunciando al valor de la verdad con el propósito de agradar a los demás. Empezamos a vivir para el mundo exterior, fuera de nosotros y olvidamos que lo principal está dentro de nosotros mismos. Ahí se encuentra la materia de lo que estamos hechos, ahí es donde nos podemos encontrar con nosotros mismos. Vamos asimilando la inautenticidad y nos olvidamos de nuestros propios sentimientos, pensamientos y lo que realmente queremos y somos. Ya no podemos pensar por cuenta propia y vamos olvidando y desconociendo nuestra verdadera identidad.
 
Llegamos a tal punto, que nos podemos identificar con nuestros defectos y nuestras enfermedades, erradicando cualquier posibilidad de cambio y mejora en nosotros. La palabra “soy” es la de mayor impacto en nuestra mente, y recordemos que la mente dirige y el cuerpo la sigue. Si yo doy por hecho que “soy alérgico”, mi inconsciente hará todo lo posible para que esto se lleve a cabo. Si yo digo que “soy depresivo”, sucederá lo mismo, etc.
 
Las anteriores aseveraciones tienen su origen en base al exterior, “éste es el que tiene la culpa de que yo sea así”. Esto se llama identidad del títere. Mi identidad la iré modificando según me vaya en el mundo. Éste la rige. Nada más falso, yo soy mi esencia, y ésta debe fluir de mí hacia el exterior para poder compartirla con el mundo. Mi identidad y el saber compartirla es lo que me llevará a cumplir mi misión para lo que fui creado. Es esta parte única e irrepetible que poseo. Los defectos, las enfermedades, las conductas y los problemas no son parte de mi identidad, sino parte del mundo exterior que he introyectado y al cual le doy el poder de dirigir mi vida, lo hago propio y por consecuencia es el concepto falso que tengo de mi identidad.
 
Lo terrible de esto es que no podré estar en control de mis emociones y capacidades ya que he perdido mi verdadera identidad, y esto irá redundando en mi salud. Seré una persona indefensa e inestable. Por ejemplo, si yo sufro una pérdida fuerte, pronto caeré en la depresión, ya que me digo continuamente que “soy débil y no puedo con esta pena”. Pierdo el sentido de mi vida, pues se lo doy al objeto de mi pérdida, el cual ya no está conmigo y por lo tanto estoy desvalido, solo y el mundo se me acaba. Así que disminuyo las capacidades de mi sistema inmunológico y por tanto caigo enfermo. Mi vida ya no tiene sentido y por supuesto corroboro que “soy débil”.
 
Programación Neurolingüística nos dice que en estos momentos difíciles, debemos de sacudir este tipo de sentimientos e ir imprimiendo frases que nos ayuden y no que nos perjudiquen más de lo necesario. Por ejemplo: “yo soy fuerte y puedo salir de esto a la brevedad”, “poco a poco yo supero esta crisis”, “yo me repongo lo más pronto posible y salgo adelante”, etc. Cuando decimos este tipo de frases, mis sentimientos van cambiando y mis capacidades se van incrementando.
 
Las máscaras del yo son como las represas que retienen el agua y le impiden su curso. Las falsas identidades sofocan y oprimen al ser humano.
 
Las personas debemos saber y entender que el yo verdadero al que sí corresponde nuestra identidad se halla por encima de los sucesos y circunstancias de la vida. Ya es hora de buscar lo que sí somos. La identidad existe para nuestro propio bienestar (estar bien). Lo difícil para entender la identidad, es que no es algo tangible y puede perderse en lo irreal.
 
La palabra “persona ” se refiere a un ser único e irrepetible que a su vez está en relación con todos y con todo ya que es responsable, libre y capaz de amar . La originalidad personal es una aportación única para el bien de todos los hombres, ya que la vida se lleva a cabo a través de la unión de las diversidades. Así que mi originalidad personal es una aportación única para el bien de todos los hombres. Por eso soy valioso y por eso existo.
 
Como decíamos anteriormente, el ser humano está hecho para el bienestar, y esto sólo se puede lograr a través del amor, el amor a sí mismo y a todo lo que lo rodea. Éste es el sentimiento mater de todos los demás, ya que todos los otros sentimientos se derivan del amor o de la negación de éste
 
=== Dimensión espacial socio-cultural ===