Diferencia entre revisiones de «Orígenes del Neolítico en Andalucía»

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La hipótesis de partida del modelo dual, creada a partir de J. Fortea (1973), sobre los grupos epipaleolíticos de la fachada mediterránea peninsular, siendo tal vez la interpretación que más éxito ha tenido hasta el momento, en la cual se admite la presencia en el registro arqueológico de dos tradiciones culturales distintas en el momento de introducción de la economía de producción. De un lado unos yacimientos que comparten una tradición enraizada en el epipaleolítico geométrico de base económia caza-recoletora. De otro aquellos que, ligados a una economía con domesticación, aportan junto a las novedades económicas , una cultura material que incluye la cerámica, la piedra pulida, y una industria lítica y ósea con importantes elementos de contraste respecto a los conjuntos geométricos. Si la cultura material ofrece suficientes puntos divergentes, la base subsistencial agrícola-ganadera sólo puede explicarse mediante el recurso a una introducción foránea, dada la ausencia en la península de los agriotipos domesticables (El proceso de neolitización en la fachada mediterránea en la península Ibérica, Oreto García Puchel, página 4, 2005. En el modelo dual, se pone de manifiesto el papel jugado por los cazadores-recolectores epipaleolíticos en la neolitización, si bien será éste un papel pasivo, fundamentalmente receptivo, además la industria lítica ha constituido la base fundamental del modelo y para ciertos investigadores (Rubio, 1989, 25 y 33 y 1993, 32-33) no se perciben diferencias tan nítidas entre los rasgos de los grupos indígenas y los de las gentes foráneas (Isabel Rubio de Miguel, 1997).
Durante la década de los 90 se continuaría defendiendo el modelo dual, ya que para Bernabéu, Aura y Badal, 1993, 245-256, creen que el modelo dual puede ser una respuesta adecuada a determinadas cuestiones que se derivan de la aceptación del modelo mixto de “frente de avance”.
Es por ello que la teoría que mayor fuerza ha cobrado recientemente es el modelo percolativo o capilar, desarrollado en los años 90 por J. Vincent, según el cual habría un desplazamiento que en este caso estaría protagonizado más que por grupos que se desplazan con técnicas y caracteres neolíticos, por ideas que difunden estos conocimientos y que se extienden a partir de las redes de intercambio ya presentes en fases paleolíticas para la obtención de productos como obsidiana. Esta teoría se apoya en la forma de organización de los grupos humanos de entonces, en pequeñas bandas unidas por relaciones de reciprocidad que favorecería no solo el intercambio de técnicas e ideas, sino las especies domesticables.
Creemos importante recordar algunos puntos que se plantean para el modelo percolativo, así podemos observar que los autores del mismo parten del modelo de Ammerman y Cavalli-Sforza, además parte de la inexistencia de los anecestros salvajes de las especies domésticas en la Europa preneolítica, además de habla de sociedades de cazadores-recolectores estáticas. (Rodríguez Alcalde, A; La difusión occidental de las especies domésticas: una alternativa a la <<ola de avance>>.) En el "modelo percolativo o capilar" se concede protagonimso total a los grupos epipaleolíticos en el proceso de transformaciones que llamamos neolitización, siendo un modelo en el cual los autores también promueven que la estructura social de los grupos de cazadores-recolectores pospaleolíticos no sobrepasaría el nivel de banda, por lo que las relaciones de reciprocidad entre grupos locales debieron tener especial importancia. En consecuencia podría asumirse el establecimiento de redes supralocales en todo el Mediterráneo -a través de relaciones exogámicas-, que habrían servido de soporte a flujos materiales de distintinto tipo, como por ejemplo el de las especies domésticas o la cerámica. Los defensores del modelo percolativo proponen entender bajo la lógica de su modelo la pauta de aparición de la cerámica cardial, sobre la que existe un consenso generalizado en el sentido de que debió de tener un carácter no funcional, habida cuenta del alto grado de elaboración que implica. Si a ello unimos el reciente descubrimiento de motivos cardiales en el arte rupestre macro-esquemático. (Almudena Hernando, Los primeros Agricultores de la Península Ibérica, 1999, Editorial Síntesis).