Diferencia entre revisiones de «Grandes biografías/Alejandro III el Magno»

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{{cita|Tuvo que recibir y obsequiar, hallándose ausente Filipo, a unos embajadores que vinieron de parte del rey de Persia, y se les hizo tan amigo con su buen trato, y con no hacerles ninguna pregunta infantil o que pudiera parecer frívola, sino sobre la distancia de unos lugares a otros, sobre el modo de viajar, sobre el rey mismo, y cuál era su disposición para con los enemigos y cuál la fuerza y poder de los Persas, que se quedaron admirados, y no tuvieron en nada la celebrada sagacidad de Filipo, comparada con los conatos y pensamientos elevados del hijo. Cuantas veces venía noticia de que Filipo había tomado alguna ciudad ilustre o había vencido en alguna memorable batalla, no se mostraba alegre al oírla, sino que solía decir a los de su edad: “¿Será posible, amigos, que mi padre se anticipe a tomarlo todo y no nos deje a nosotros nada brillante y glorioso en que podamos acreditarnos?” Pues que no codiciando placeres ni riquezas, sino sólo mérito y gloria, le parecía que cuanto más le dejara ganado el padre menos le quedaría a él que vencer: y creyendo por lo mismo que en cuanto se aumentaba el Estado, en otro tanto decrecían sus futuras hazañas, lo que deseaba era, no riquezas, ni regalos, ni placeres, sino un imperio que le ofreciera combates, guerras y acrecentamientos de gloria.|}}
 
Su oportunidad de ascender al trono y de comenzar el planeamiento de sus campañas militares, se vio en la ocasión de un asesinato instantáneo e inesperado para la mayoría de los presentes en el antiguo teatro de Ergas, antigua capital de Macedonia, anterior a Pella. Sitio histórico, testigo del homicidio de su padre Filipo. Alejandro ascendió al poder, teniendo apenas veinte años de edad.
[[Archivo:Alexander and Aristotle.jpg|thumb|right|474 × 262 píxeles|Alejandro siendo instruido por el sabio Aristóteles, su influencia filosófica.]]