Diferencia entre revisiones de «Grandes biografías/Alejandro III el Magno»

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20 de julio de 356 a.C., Macedonia: Nace en la capital del reino, Pella, el futuro comquistador del Imperio Persa, responsable de la expansión del helenismo y fuente de inspiración a envidiosos sucesores en el arte de la guerra: Alejandro III, llamado ''El Grande'' por sus contemporáneos, el genio militar por excelencia del mundo conocido.
 
El hijo de '''Filipo II''' es descrito físicamente; por el ensayista, biógrafo e historiador griego, '''Plutarco''':
 
{{cita|Las estatuas que con más exactitud representan la imagen de su cuerpo son las de Lisipo, que era el único por quien quería ser retratado; porque este artista figuró con la mayor viveza aquella ligera inclinación del cuello al lado izquierdo y aquella flexibilidad de ojos que con tanto cuidado procuraron imitar después muchos de sus sucesores y de sus amigos. Apeles, al pintarle con el rayo, no imitó bien el color, porque lo hizo más moreno y encendido, siendo blanco, según dicen, con una blancura sonrosada, principalmente en el pecho y en el rostro. Su cutis espiraba fragancia, y su boca y su carne toda despedían el mejor olor, el que penetraba su ropa, si hemos de creer lo que leemos en los Comentarios de Aristóxeno. La causa podía ser la complexión de su cuerpo, que era ardiente y fogosa, porque el buen olor nace de la cocción de los humores por medio del calor según opinión de Teofrasto; por lo cual los lugares secos y ardientes de la tierra son los que producen en mayor cantidad los más suaves aromas; y es que el sol disipa la humedad de la superficie de los cuerpos, que es la materia de toda corrupción; y a Alejandro, lo ardiente de su complexión le hizo, según parece bebedor y de grandes alientos.|Vidas paralelas:Alejandro|Plutarco.}}
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Aristóteles, se encontró, en una ocasión, preguntándole a su más influenciado díscipulo, con respecto a sus planes en su sucesión en el trono, luego de la muerte de su padre Filipo; el príncipe de Macedonia afirmó responder a la interrogante, cuando fuera el momento, ya que el hombre no puede estar seguro del futuro. Al ver, el afamado hombre enciclópedico, la prudencia del joven Alejandro, profetizó la grandeza de su reinado.
 
La razón de la expansionista cultura griega, se debió precisamente a las historias que le fueron contadas por el primer naturalista, acerca del fin de Tierra. Fue así como Alejandro soñó en alcanzar los confines del planeta, tratándose de un intento de autoglorificación. Aun en su más tierna juventud, el gran general demostró tratarse de un caballero orgulloso y ambicioso, valiente e inteligente. Plutarco nuevamente nos informa de su personalidad:
 
[[Archivo:Alexander and Aristotle.jpg|thumb|right|474 × 262 píxeles|Alejandro siendo instruido por el sabio Aristóteles, su influencia filosófica.]]
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[[Archivo:Akhilleus Patroklos Antikensammlung Berlin F2278.jpg|thumb|right|607 × 599 píxeles|Aquiles representado junto a su amigo Patroclo, este último mirando hacia la izquierda para evitar la observación de su sangre corriendo por la piel de su brazo, como también la exposición de sus expresiones faciales al primero, manifestaciones de dolor.]]
 
== ElFilipo nuevomuerto Aquilesy superado ==
 
Año 337 a.C., Macedonia: Filipo II, se divorcia de '''Olimpia de Epiro''', siendo esta última madre de Alejandro, con el objetivo de reconciliarse con '''Eurídice''', su primera esposa, hija del general griego '''Átalo'''.
 
{{cita|Tuvo que recibir y obsequiar, hallándose ausente Filipo, a unos embajadores que vinieron de parte del rey de Persia, y se les hizo tan amigo con su buen trato, y con no hacerles ninguna pregunta infantil o que pudiera parecer frívola, sino sobre la distancia de unos lugares a otros, sobre el modo de viajar, sobre el rey mismo, y cuál era su disposición para con los enemigos y cuál la fuerza y poder de los Persas, que se quedaron admirados, y no tuvieron en nada la celebrada sagacidad de Filipo, comparada con los conatos y pensamientos elevados del hijo. Cuantas veces venía noticia de que Filipo había tomado alguna ciudad ilustre o había vencido en alguna memorable batalla, no se mostraba alegre al oírla, sino que solía decir a los de su edad: “¿Será posible, amigos, que mi padre se anticipe a tomarlo todo y no nos deje a nosotros nada brillante y glorioso en que podamos acreditarnos?” Pues que no codiciando placeres ni riquezas, sino sólo mérito y gloria, le parecía que cuanto más le dejara ganado el padre menos le quedaría a él que vencer: y creyendo por lo mismo que en cuanto se aumentaba el Estado, en otro tanto decrecían sus futuras hazañas, lo que deseaba era, no riquezas, ni regalos, ni placeres, sino un imperio que le ofreciera combates, guerras y acrecentamientos de gloria.|}}
 
[[Archivo:Statere philippe.jpg|thumb|right|450 × 471 píxeles|Filipo II.]]