Elfos y dragones en la literatura

Los elfos editar

Un elfo es una criatura antropomórfica legendaria cuya apariencia, función y simbolismo pueden ser muy diversos. Originalmente, eran seres de la mitología nórdica, cuyo recuerdo aún perdura en el folclore escandinavo. Los elfos eran originalmente deidades menores de la naturaleza y la fertilidad. Los encontramos en la mitología celta, ya que algunos textos irlandeses y escoceses los evocan. Su figura se retoma posteriormente en la literatura, como un maravilloso elemento de cuento de hadas y fantasía. El éxito de los cuentos de JRR Tolkien, en los que los personajes hermosos, nobles y sabios se denominan elfos, los convierte en un arquetipo del personaje de fantasía y rol. La aparición del elfo en la percepción de los conocedores de la fantasía ha cambiado debido a su éxito literario. Se convierten en seres de apariencia joven y gran belleza, que viven con mayor frecuencia en los bosques, considerados inmortales y dotados de poderes mágicos, y que se distinguen físicamente de los humanos por sus orejas puntiagudas y una apariencia más delgada.

Los dragones editar

El dragón es una criatura legendaria representada como una especie de reptil gigantesco, con las alas extendidas y las patas armadas con garras. En muchas mitologías de todo el mundo, encontramos criaturas reptiles con características más o menos similares, denominadas dragones. La literatura fantástica a menudo da una parte importante a los dragones. Muy a menudo, la imagen que emerge está en línea con la que dan los mitos y el folclore europeo. En este sentido, las historias modernas lo representan como extremadamente inteligente, dotado de habla y, en ocasiones, asociado a la magia. La sangre del dragón también tiene propiedades mágicas, ya que en la ópera Siegfried, se vuelve capaz de entender a los pájaros del bosque. Suele ser el guardián de un tesoro escondido en una ciudadela o una cueva (incluso de una princesa en los cuentos de hadas).