La especialidad del retrato en Fotografía.

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Retrato de Enrique VIII

Ya desde sus comienzos la fotografía, como medio de reproducción de la realidad, fue utilizada para plasmar de manera fidedigna el semblante de aquellas personas que posaron para los primeros fotográfos. Era una manera de dar inmortalidad a sus rostros, cuerpos y cosas que les rodeaban. Pero este concepto ya venía desde tiempos inmemoriales con la pintura.

Hoy en día tenemos constancia de personas que vivieron hace mucho tiempo gracias al dibujo, la pintura y después a la contribución de la fotografía como medio documental principalmente.

Esa primera utilidad documental tuvo mucha importancia porque hasta ese momento la reproducción fidedigna dependía siempre del punto de vista del artista y su calidad para dar fe de aquello que reproducía. La fotografía trajo la fidelidad total a la hora de documentar cualquier cosa, se plasmaba la realidad y como en el teatro, a las personas se las rodeaba de todo aquello que se consideraba importante para contar acerca de quien estaba posando. De hecho mucha de la personalidad del retratado dependía en gran manera de saber plasmar junto a él todo aquello que le era afín.

La fotografía se nutrió de toda la experiencia adquirida en la pintura, sus normas y formas de retratar durante muchos años se tomaron como básicas en fotografía, era la época del pictorialismo; pero esa corriente no duraría mucho. Como disciplina nueva y rompedora, la fotografía comenzó a arriesgar en sus encuadres y perspectivas. Las normas seguian vigentes, pero ya no eran ley, se tornaron como puntos de partida para la experimentación.

Como en cualquier otra disciplina artistica, para poder romper las normas, primero había que conocerlas perfectamente, y aun así muchas de ellas llegarían hasta la modernidad con toda vigencia estética.