En la práctica, es muy difícil que nos encontremos con ecuaciones diferenciales separables. Sin embargo, hay ocasiones en las que algún tipo de sustitución transforma la ecuación diferencial no separable en una ecuación que sí es separable. Un ejemplo de este tipo de ecuaciones son las ecuaciones diferenciales homogéneas. Una ecuación diferencial se llama homogénea si puede escribirse de la forma
Vemos entonces que en este tipo de ecuaciones, queda aislada en un lado de la ecuación, mientras que en el otro lado tenemos una expresión en la que e aparecen siempre en la forma . Ejemplos de ecuaciones diferenciales homogéneas son
Veremos ahora que la sustitución transforma una ecuación diferencial homogénea en una ecuación diferencial separable. En efecto, pues si , entonces
Solución: Haciendo tenemos que la ecuación diferencial anterior se convierte en
Integrando ambos lados de la ecuación obtenemos
Puesto que , tenemos que
que define de manera explícita la solución general de la ecuación diferencial.
Hay ocasiones en que una ecuación diferencial es lo suficientemente parecida a una ecuación diferencial homogénea que un sencillo cambio de variables la transforma en una ecuación diferencial homogénea. Consideremos, por ejemplo, ecuaciones diferenciales de la forma
es homogénea si . Si este no es el caso, entonces podemos intentar un cambio de variable del tipo
donde intentaremos escoger y de manera que éstos anulen las constantes y . Para esto, vemos que el tipo de sustitución indicado arriba nos deja con la ecuación diferencial de la forma