Artes culinarias/Ingredientes/Pisco chileno
Las primeras vides habrían sido introducidas en el Reyno de Chile entre 1541 y 1554. De acuerdo al científico francés Claudio Gay, las primeras plantaciones se realizaron en la ciudad de La Serena en 1548, siendo cosechadas las primeras uvas durante el año 1551.
Las características del suelo, la temperatura y las aguas provenientes del río Elqui facilitaron el desarrollo de la industria de la vid y el vino en la zona. Tales condiciones ambientales produjeron uvas con mucha azúcar que pemitieron “elaborar excelentes aguardientes”.
La Serena se habría hecho fuerte en la elaboración de vinos y fabricación de aguardientes desde tempranos tiempos. Estas bebidas alcóholicas, que eran consumidos por las élites y el pueblo llano, se distribuían a través de las denominadas “pulperías”. Hacia 1678, La Serena poseía 1.000 habitantes y tenía cuatro pulperías. De acuerdo a Pablo Lacoste, el precio reflejaba la cantidad de producción, “en 1681 el Cabildo fijó el precio del cuartillo de aguardiente en 4 Reales .
Según Hernán Cortés Olivares, a partir de 1732 se habría comenzado a denominar el aguardiente producido en Coquimbo con el término Pisco. Desde esa época, en testamentos registrados en el valle de Elqui, “el o la occisa reparte bienes tales “como seis botijas de pisco llenas”, se sobreentiende que se refiere a botijas de aguardiente”. El 5 de diciembre de 1748, las hijas de Gregorio de Aquis, cacique del pueblo elquino de “El Tambo” dictaron un testamento, registrado en el protocolo notarial de La Serena, en el cual señalaron como sus bienes “tres botijas de pisco… una tinajilla de vino que tendrá seis o siete arrobas de vino al parecer” .
La palabra pisco, durante el siglo XVIII y XIX, pasaría a ser utilizada en la sociedad colonial chilena para designar un “aguardiente cuyas características organolépticas, graduación alcohólica y técnicas de producción para procesar requiere de cepas especiales”, diverso de los destilados que se producían de Aconcagua al sur.
El origen de la palabra se remonta a la producción del aguardiente de uva, que al menos desde 1613 se producía en el Valle de Ica y que se exportaba por el puerto de Pisco, y que por extensión pasó a denominar en toda el área a los licores de similar naturaleza.
A principios del siglo XX así lo consideran tres investigadores chilenos. Manuel Antonio Román señalaba en su Diccionario de Chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas (1901) que el pisco era “un aguardiente muy estimado que se fabrica en el Perú […] y conocido ya en el mundo. Principió sin duda, en el puerto de Pisco y por eso tomó ese nombre” .
Rodolfo Lenz explica, a su vez, en el “”Diccionario etimológico de voces chilenas” (1905), que éste era un “buen aguardiente de uva. […] El actual Pisco antes se llamaba “Aguardiente de Pisco” porque de allí y de Ica venían”. Finalmente, José Toribio Medina, en su obra Chilenismos. Apuntes lexicográficos (1928), indica que era un “Aguardiente de uva moscatel de esa procedencia [Del pueblo de Pisco, en el Perú] y con cuyo nombre se fabrica también en Chile” y que pisco era, además, la “botija misma en que se envasa” .
Es necesario mencionar que hasta 1798, el Valle del Elqui era una zona dentro del Reyno de Chile, que dependía del Virreinato del Perú. Hasta 1810 y 1821, los Valle de Elqui e Ica, respectivamente, eran posesiones dentro del Imperio español, gobernadas por autoridades coloniales.
Por otro lado, la escritora chilena Isabel Allende, en su novela “Mi país inventado” de 2003, un texto híbrido, a medio camino entre la autobiografía y el ensayo, expresa que en Elqui “se hace nuestro pisco, un licor de uva de moscatel, translúcido, virtuoso y sereno como la fuerza angélica que emana de esa tierra […] El nombre de este licor se lo usurpamos sin contemplaciones a la ciudad de Pisco, en Perú. Si cualquier vino con burbujas suele llamarse champaña, aunque el auténtico sólo sea de Champagne, en Francia, supongo que también nuestro pisco puede apropiarse de un nombre ajeno”